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Arte e Ideas

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El conflicto entre evolucionistas y revolucionarios

Breve repaso de las ideas científicas y filosóficas que condujeron al conflicto armado.

Se tiende a pensar que entre la Revolución Mexicana y la crítica del positivismo que sostuvieron los intelectuales mexicanos no existió ninguna relación de causa efecto. Pero no fue así, la pugna entre los hombres cercanos a Díaz y la aparición de grupos de jóvenes críticos de esta filosofía oficial del Porfiriato favoreció un cambio radical.

Hacia la mitad del siglo XIX, Comte era el filósofo más influyente en México, quien sostenía que la objetividad de la ciencia tenía que aplicarse a la política. Orden y progreso deben estar basados en la ciencia según plantea en el Curso de filosofía positiva (1830-1842).

Guillermo Hurtado, en la compilación Asedios a los centenarios (1910-1921), publicado por el FCE, data el nacimiento público del positivismo en México el 16 de septiembre de 1867, fecha en que Gabino Barreda pronuncia la oración cívica ante el Presidente Juárez. Barreda propone que Libertad, orden y progreso deben guiar a la sociedad mexicana.

Pero existe otra vertiente positivista (que aparece alrededor de 1878), la spenceriana, defendida por Justo Sierra y los científicos. Esta centena de intelectuales, haciéndose eco de Spencer, consideraban que México no necesitaba de revolución sino de una evolución. Es más, afirmaban que México todavía no estaba maduro para la Constitución de 1857. Por tanto, la dictadura era un mal necesario .

El catalizador del choque entre las corrientes positivistas va a ser la aparición de dos grupos de jóvenes que gozaron del progreso del Porfiriato y a quienes no tocó la anarquía posterior a la Independencia. Son los reunidos en la revista Savia Moderna (principios de 1906-julio de ese año) y en el Ateneo de la Juventud, creado en octubre de 1909. Alrededor de Savia Moderna se van a aglutinar Pedro Enríquez Ureña, Antonio Caso, Alfonso Reyes, entre otros.

El desmantelamiento del positivismo tiene una anécdota que cuenta Enríquez Ureña: ocurrió una noche en que tres intelectuales se enfrascaron en una discusión. Recuerda Ureña que él y Antonio Caso (positivistas) fueron convencidos por Rubén Valenti (partidario de Bergson y James) de que el positivismo ya era irrecuperable. Se admiraba de que en Europa el positivismo fuera una filosofía superada, y que en México siguiera siendo la base de la educación.

Y en el campo educativo fue donde estalló el conflicto: en enero de 1908 Francisco Vázquez Gómez (médico de Díaz) publicó un folleto intitulado La enseñanza secundaria en el Distrito Federal , en el que propuso se establecieran escuelas libres que respetaran las creencias religiosas. La educación libre había sido la bandera de un grupo importante de intelectuales (Prieto, Altamirano, Riva Palacio) y el carácter dogmático y ateísta del positivismo en la Escuela Nacional Preparatoria también había sido criticado.

En esta revuelta intelectual, Antonio Caso tuvo que intervenir: convocó a una jornada de desagravio para marzo de 1908 que incluía una velada. A ésta asistieron Justo Sierra, José Yves Limantour y Porfirio Díaz. Ahí, Sierra lee su histórico Panegírico de Barreda . Luego de alabar al pilar del positivismo mexicano, Justo Sierra pasa a la crítica: el ideal de Barreda es ilusorio… La bandera de la ciencia no es una enseña de paz.

Afirma Hurtado que Las consecuencia políticas del discurso de Sierra son de una enorme importancia , entre otras, que la paz porfiriana no iba a ser, ni podía ser eterna . Este discurso forma parte de un periodo de máxima agitación: 22 de marzo de 1908, Rodolfo Reyes y Diódoro Batalla criticaron a Porfirio Díaz y a los científicos; publican (marzo de 1908) la entrevista Díaz-Creelman; formación del Ateneo de la Juventud (1909); elecciones presidenciales (1910); formación de la Universidad Nacional; festejos por el Centenario de la Independencia.

Los miembros del Ateneo llegaron a conclusiones parecidas a las de Sierra en su Panegírico: rechazaban el determinismo positivista, pero no sólo objetaron las ideas comtianas de Barreda, sino las spencerianas de Sierra.

El Ateneo organizó en 1910 conferencias para celebrar el Centenario de la Independencia. Tocó a José Vasconcelos dictar la última, titulada Gabino Barreda y las ideas contemporáneas . Vasconcelos critica a Barreda pero además rechaza el evolucionismo que defendían Sierra y los científicos, y que justificaba la dictadura de Díaz. No hay que olvidar que Vasconcelos había participado activamente en el movimiento maderista y dirige el periódico El Antirreeleccionista. Además concibe la frase: Sufragio efectivo, no reelección que sintetiza en una línea genial el ideal de la Revolución Mexicana de 1910.

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