Buscar
Arte e Ideas

Lectura 4:00 min

Las cartas de Roberto Arizmendi

Si algo aprendí de niño y no he podido dejar de hacer, es escribir cartas. A mano, en máquina de escribir, en computadora, a través de correos electrónicos. Pero para epistolarios, los del poeta Arizmendi.

A Roberto lo conocí en la UAM en 1983. Estamos en el 2013. Durante tres décadas no ha fallado. Me manda dos cartas: por mi onomástico y cada fin de año. Por supuesto no soy el único de sus amigos y seres queridos a los que el escritor, autor de más de una treintena de libros de poesía y prosa, le dedica sus palabras más sentidas, esas que salen de la emoción más pura de quien sabe que la expresión escrita es insustituible.

Originario de Aguascalientes, experto en planeación y desarrollo del sector educativo, Roberto Arizmendi es, quizá, de los pocos que frecuentan el género epistolar. Tiempo de palabra (Universidad de Sonora, 2003) es sobresaliente ejemplo. Pero cada carta personal encierra una intimidad que no es para revelarse. Sin embargo, tras larga racha, decido romper el natural encierro de sus misivas.

Y dice así: Eduardo, avanza el tiempo, inexorable. Vemos el paso de las aves en su tránsito hacia espacios más cálidos y gratos para vivir; instintivamente buscan y se crean un mundo diferente, con mejores condiciones para vivir, procrear y empujar a sus pequeñas crías a que transiten los aires, descubran el mundo y lo transformen.

Y pareciera que los humanos nos ponemos límites propios o dejamos que los poderosos, las circunstancias, organismos, medios de comunicación o entidades diversas, determinen nuestro camino por la vida y no hacemos algo en contra de los actos de dominio y poder mediante los cuales nos quieren estandarizar como seres no pensantes. Pareciera que con frecuencia nos ponemos límites para ser libres o permitimos que otros los pongan.

La posibilidad de apropiarnos de nuestra vida está en nuestras manos. Habremos de estar dispuestos a convertir la capacidad para imaginar, decidir y crear, en actos concretos para construir el mundo que deseamos. La disyuntiva es dejar que el viento impulse las velas por un curso distinto a nuestra decisión o tomar el timón y dirigir nuestra barca al puerto de arribo que se ha soñado.

No importa la edad, siempre podremos levantarnos de madrugada a construir los sueños, hacer de la vida propia lo deseado y ayudar a construir una sociedad más parecida a lo anhelado.

El optimismo y la esperanza pueden aunarse con la decisión y el acto consecuente, para favorecer la construcción de un futuro más luminoso para todos.

Está por concluir un año y comenzar el nuevo; es ocasión propicia para disfrutar felizmente cada momento con la familia, los amigos y los cercanos, pero también para pensar en lo que nos falta aún por hacer para que la vida personal y el mundo se parezcan a nuestros sueños e ilusiones. Esa será la antesala de realización, plenitud y felicidad .

Tras la lectura, volví al joven Franz Xaver Kappus y su correspondencia con Rainer Maria Rilke.

En Cartas a un joven poeta, consigna Rilke: No hay más que un solo remedio: adéntrese en si? mismo. Escudriñe hasta descubrir el móvil que le impele a escribir. Averigüe si ese móvil extiende sus raíces en lo más hondo de su alma.

Y, procediendo a su propia confesión, inquiera y reconozca si tendría que morirse en cuanto ya no le fuere permitido escribir.

Por ser usted tan joven, estimado señor, y por hallarse tan lejos aún de todo comienzo, yo querría rogarle, como mejor sepa hacerlo, que tenga paciencia frente a todo cuanto en su corazón no este? todavía resuelto. Y procure encariñarse con las preguntas mismas, como si fuesen habitaciones cerradas o libros escritos en un idioma muy extraño. No busque de momento las respuestas que necesita. No le pueden ser dadas, porque usted no sabría vivirlas aún y se trata precisamente de vivirlo todo. Viva usted ahora sus preguntas. Tal vez, sin advertirlo siquiera, llegue así a internarse poco a poco en la respuesta anhelada y, en algún día lejano, se encuentre con que ya la esta? viviendo también. ?

Quizás lleve usted en si? la facultad de crear y de plasmar, que es un modo de vivir privilegiadamente feliz y puro. ? Edúquese a si? mismo para esto, pero acoja cuanto venga luego, con suma confianza .

Escribir para preguntarse, para no morir: que la pasen bonito.

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Noticias Recomendadas