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Arte e Ideas

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Una visita a la nueva biblioteca en Dubái, sus tesoros y exclusiones

Recorrido por un millonario oasis bibliográfico, el nuevo "faro cultural" de Medio Oriente, inaugurado en junio pasado en medio de un terreno de fácil acceso solo en automóvil o en barco, y con restricciones sobre el atuendo de las mujeres.

El suntuoso emirato de Dubái no para de inyectar recursos para obras colosales en la cultura, el entretenimiento, la moda, el comercio y el turismo. En esta, la materialización más parecida a una Ciudad Esmeralda, quedó atrás la urbe de una skyline sin nada más alrededor. La mancha urbana se está engrosando hacia territorios aún dominados por el desierto. En esos extremos terrosos se abren paso nuevas avenidas de cinco carriles y se extienden las líneas del metro. También ha quedado atrás la promesa de un paradisiaco cielo limpio en una urbe escasamente peatonal, que privilegia el uso del automóvil.

Es precisamente en el extremo de una de las dos líneas del metro de Dubái, en la estación Creek, la última en operación hasta el momento —porque se siguen ampliando al ritmo que se levantan nuevos esqueletos de rascacielos sobre territorio aún deshabitado—, donde el pasado 16 de junio se inauguró oficialmente otra ambiciosa obra de infraestructura cultural en los Emiratos Árabes Unidos, la Biblioteca Mohammed bin Rashid, bautizada así en honor al jeque de Dubái y primer ministro del país.

Mil millones de dirhams (unos 270 millones de dólares entre 2016 y 2022) fue el costo de esta obra con una superficie de 54 mil metros cuadrados y siete niveles en los que se distribuyen nueve acervos, entre ellos la biblioteca general, la de publicaciones exclusivamente emiratíes, la de adultos jóvenes, la de cartografía y la hemeroteca.

El día de la inauguración, luego de casi seis años de construcción, el jeque Mohammed bin Rashid refirió que este edificio será “el nuevo faro cultural de la región”. De inicio, se presume, es hogar de más de un millón de libros impresos y digitales en diversas lenguas, principalmente árabe e inglés, y más de seis millones de archivos de investigación que conforman el catálogo de publicaciones más grande de Medio Oriente.

Llegar a pie, una aventura extenuante

El edificio y el jardín que lo rodea son impresionantes. Es un oasis en un territorio en etapa embrionaria de desarrollo. Llegar a la biblioteca a pie —o en bicicleta, si se cuenta con una suscripción—, al menos hasta ahora, es una experiencia extenuante. La  estación del metro más próxima se ubica a unos 500 metros del complejo cultural y hay que andarlos bajo el sol en el sendero por un baldío ocupado por esqueletos de barcos que navegaban el río Khawr Dubayy que pasa junto al complejo, y con una temperatura que al mediodía, en otoño, ronda los 34° centígrados. Las fotos que por lo general se difunden del inmueble se toman desde el costado de la bahía. De ese lado, impera la pulcritud. Pero no del lado del sendero que conecta el metro con la biblioteca.

Otra historia es llegar en automóvil a este bello entorno con fuentes de agua, vegetación y sombra para cada cajón de estacionamiento. La obra se construyó, se presume, de manera que aproveche al máximo la iluminación natural y aísle el interior para mantener controlada la temperatura y así se reduzca el consumo de agua en un 50 por ciento.

La Biblioteca Mohammed bin Rashid es gratuita. Solamente hay que hacer una reservación en línea, nada compleja, para acceder a sus distintos acervos y sus exposiciones. Está equipada con la última tecnología de inteligencia artificial y realidad aumentada.

El largo de la falda sí importa

Una mujer de aproximadamente 50 años ingresa a un espacio anterior a la planta baja de la biblioteca. Desde aquí dos hombres controlan el acceso del público. La mujer porta un vestido con un largo que le llega por encima de las rodillas. Lo acompaña con unas sandalias de vestir. Es un atuendo naturalmente adecuado para el clima exterior.

Antes de ingresar exitosamente a la prometedora biblioteca, uno de los edecanes le indica el procedimiento, pero de inmediato le señala con el dedo: “perdone, pero ese vestido es demasiado corto, no puede entrar con él”. Y la mujer, desconcertada, apura a responder: “pero es lo que traigo puesto, no es siquiera demasiado corto”, y recibe como respuesta el silencio del hombre y una postura restrictiva. No le va a dejar pasar.

Con un acceso preponderantemente vehicular y restricciones para el atuendo de las mujeres, surge la pregunta: ¿para quién, entonces, está dispuesta gran parte de la infraestructura cultural que se ostenta en este emirato?

Los tesoros de la biblioteca

Con el trago amargo arriba relatado, ¿qué ganas quedan para poner en detalle la invaluable colección de joyas editoriales que se alojan a temperatura controlada en el séptimo piso de la Biblioteca Mohammed bin Rashid?

Una exposición que el visitante puede admirar lleva por nombre “Tesoros de la biblioteca” y fue integrada por donaciones de coleccionistas emiratíes. Una colección de incunables y primerísimas ediciones de obras emblemáticas de la literatura universal, la cartografía y la medicina, entre ellas, la primera edición ilustrada de la “Divina comedia”, de Dante Alighieri, impresa en Venecia en 1491; la cotizada versión Ibarra del Quijote, de 1780; la segunda edición de “Historias, comedias y tragedias”, de William Shakespeare, impresa en 1632, y el “Epytoma in almagestum Ptolemaei”, de Ptolomeo, traducida al latín por Georg von Peuerbach e impresa en Venecia en 1496.

Las anteriores solo por mencionar un puñado de decenas y decenas de obras que custodia esta biblioteca, lamentablemente restrictiva.

La Biblioteca Mohammed bin Rashid en números:

  • 270 millones de dólares fue el costo de la obra entre 2016-2022
  • 54,000 metros cuadrados de extensión integran el complejo
  • 1 millón de libros habitan la biblioteca
  • 6 millones de archivos de investigación 
  • 73,000 partituras musicales

Otras joyas que resguarda la biblioteca:

  • “Die Grundlage der allgemeinen Relativitätstheorie” (Fundamentos de la Teoría General de la Relatividad), (1916, primera edición), de Albert Einstein.
  • Capítulo 23 del manuscrito “Lotus sutra” (uno de los sutras budistas más venerados), escrito por Hoke Kyo en Kioto en 1636.
  • Primera edición de “El origen de las especies mediante la selección natural”, de Charles Darwin, impresa en 1859.
  • Un estuche para bolígrafo de oro con incrustaciones de esmeralda, rubíes y diamantes, hecho en India Central en el siglo XVI.
  • El "Caesareum Astronomicum", de Pedro Apiano, de 1540 (libro de astronomía y cosmología dedicado al emperador Carlos V).

Contrapunto

Un libro sobre la lucha feminista en Medio Oriente:

Entre los estantes de la sección Adultos Jóvenes es posible encontrar la novela gráfica autobiográfica “Persépolis”, de la historietista iraní Marjane Satrapi, sobre la constreñida vida de una joven iraní en un país gobernado por un régimen fundamentalista islámico, en medio de la Revolución Islámica del siglo XX, que la obliga a abandonar su país y adaptarse al tampoco acogedor mundo occidental. En 2007 se lanzó una adaptación fílmica de la novela que se llevó el Premio del Jurado en el Festival de Cannes y recibió la nominación al Oscar como Mejor película animada.

ricardo.quiroga@eleconomista.mx

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