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Ruta las Mancañas: La puerta del noroeste

A pesar de que se trató de un fin de semana soleado, la temperatura fue ideal pues no superó los 26 grados centígrados. En esta ocasión se prepararon actividades de recreo para los participantes.

Inició diciembre y aunque quedan unos días para que termine este 2022, el entusiasmo de los fanáticos de la disciplina del off road los incita a seguir pidiendo la organización de rutas antes de que lleguen las fiestas de fin de año. De esta forma, el primer fin de semana de este mes el equipo de Bosco´s Camp convocó a los poseedores de un vehículo 4x4 para participar en la ruta denominada La puerta del noroeste.

Teniendo como punto de reunión a la parroquia de San José Iturbide, ubicada en Guanajuato, y considerada una de las construcciones religiosas más imponentes de nuestro país durante la segunda mitad del siglo XIX, 15 vehículos y sus tripulaciones conformaron la caravana en la que un gran número de retos los esperaba.

Enciendan motores

Como en cada fecha del Circuito Nacional off Road, el primer paso fue celebrar la charla técnica para explicar los puntos más importantes de la travesía, señalar la reglas a seguir como el hecho de mantener siempre una distancia segura entre vehículos o el desobedecer las indicaciones de los líderes.

Esta no fue una ruta fácil, ya que puso en aprietos a varios pilotos. Con sus vehículos listos, la caravana transitó por caminos con un alto grado de dificultad. Para superarlos fue necesario aprovechar las ventajas tecnológicas de cada uno de los vehículos como los sistemas de tracción 4x4 con caja reductora o las desconexión de las barras de torsión.

Desde el inicio, se contempló que fuera una ruta con pendientes ascendentes de más de 45° de inclinación y con suelo erosionado en desnivel, lo que obligó a los pilotos a conectar el bloqueo de diferencial para no quedar sin tracción.

Este tipo de pruebas requieren de la mayor concentración porque es esencial mantener una velocidad constante sin acelerar de forma brusca para no perder tracción pero a la vez sin dejar de dar gas ya que el perder la inercia implicaría tener que retroceder y tener que intentarlo una vez más. Sin embargo, en una pendiente con tal grado de inclinación y haciéndolo en reversa, es muy peligroso.

Gracias al equipamiento de serie de cada auto así como los que también estaban modificados por sus dueños para mejorar sus capacidades, las pruebas a superar fueron aumentando su grado de dificultad. Pero la más desafiante de todas fue la llamada “Espinazo del Diablo”, que puso a prueba no solo las capacidades de las unidades sino el buen estado mecánico de cada una de ellas.

Cada uno fue sometido a una dura prueba de flexión en la que había que sortear una profundidad de metro y medio.

Este reto somete a la suspensión a un nivel muy alto de estrés pero también pone a prueba la rigidez estructural de cada auto.

De igual forma, enfrentaron zanjas profundas y a una bajada que superó los 45 grados de inclinación.

Al anochecer, la organización Bosco’s Camp dio el parte de novedades donde no hubo averías de consideración y mucho menos vehículos que hubiesen quedado varados. En un ambiente de camaradería, los participantes intercambiaron experiencias e impresiones de cada una de las pruebas a las que se enfrentaron.

Como ocurre en toda fecha, se presentaron situaciones complicadas que requirieron que el staff de Bosco´s Camp asistiera a los autos atrapados para que completaran cada una de las pruebas.

El premio al “Espíritu BFGoodrich” se lo llevó el equipo “Black” comandado por José Velten, quien tuvo un gran desempeño físico-mecánico.

Para esta travesía se unieron varios Jeep Wrangler Sahara y Rubicon, además de la edición especial Sunrider de color azul eléctrico con techo FipTop, sin olvidar la implacable Ford Bronco Badlands.

marcos.martinez@eleconomista.mx

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