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Capital Humano

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¿Qué impacto financiero tendrá la reforma para contratación de adultos mayores?

Incluir cuotas de contratación de personas mayores de 60 años en la LFT no tendrá el mismo impacto para todas las empresas y sólo algunas verán un mínimo incremento en la prima de riesgos de trabajo que pagan al IMSS. Pero quienes ofrezcan seguros de gastos médicos privados sí tendrán que hacer ajustes.

Antes de irse al periodo de receso legislativo, el Senado le dejó a la Cámara de Diputados un importante pendiente: una reforma que obliga a las empresas a contratar a personas de más de 60 años. El trabajo es un derecho humano y constitucional y de ahí debe partir el análisis, pero los factores económicos influyen —y a veces, más— en la toma de decisiones.

El nerviosismo de las empresas ante casi cualquier reforma legal tiene que ver con cuánto les puede costar. En el caso de esta propuesta, no necesariamente gastarían más en las primas de riesgo de trabajo que se enteran al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), pero probablemente sí aumentaría lo que les pagan a aseguradoras privadas.

En marzo, el pleno del Senado aprobó una reforma a los artículos 132 y 133 de la Ley Federal del Trabajo (LFT) para que las empresas con al menos 20 personas conformen al menos el 5% de su plantilla con trabajadoras y trabajadores mayores de 60 años de edad. La minuta pasó a la Cámara de Diputados, donde seguirá el trámite legislativo.

En México, más de 18 millones personas tienen más de 60 años, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). De ellas, más de 6 millones participan en el mercado laboral, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).

Sin embargo, casi 5 millones de los adultos mayores con un empleo laboran en la informalidad y apenas un poco más de 1 millón tiene las prestaciones y la seguridad de un empleo en la economía formal. Según la ENOE, a principios de año, más de 34,000 personas de la tercera edad habían perdido su trabajo.

La pirámide poblacional de México está cambiando, cada vez hay menos nacimientos mientras la esperanza de vida aumenta. Diversas organizaciones nacionales e internacionales han advertido que es momento de generar alternativas de empleo y cuidados para las personas que envejecen, es decir, para todas.

El impacto económico de la reforma

La prima de riesgos de trabajo es una cuota que pagan las compañías al IMSS según el peligro que represente cada actividad. Sirve como una previsión para que, en caso de un accidente laboral, el organismo tenga una bolsa económica para otorgar atención médica, hospitalaria o una pensión a la persona trabajadora.

Aquellas empresas que vayan a emplear a personas de más de 60 años, de ser aprobada esta reforma o no, deben saber que “el impacto en el gasto de la cuota al IMSS no será grande” y en algunos casos será nula, señala en entrevista Israel Flores consultor de WTW, una organización multinacional dedicada al análisis de riesgo, corretaje y seguros.

No obstante, dependerá de la industria, aclara. “Este perfil de empleados no serán contratados para actividades físicas, dudo mucho que las empresas vayan a correr riesgo de trabajo con ellos”.

Por ejemplo, “la industria cañera o alcoholera no los colocaría en la zafra, sino en las oficinas y ese tipo de empleos no les incrementarían las primas del Seguro Social”, explica. De este tipo de trabajadores y trabajadoras lo que “interesa mucho como empresa es su capital intelectual y experiencia”.

Sin embargo, las compañías que otorgan seguros de vida y de gastos médicos sí podrían ver un incremento en los pagos. “Estas primas de cobertura sí aumentan” porque las empresas privadas toman en cuenta muchas más características como la edad o el historial clínico de las personas. “No es lo mismo darle un seguro a una persona de 30 a 40 años que a una persona de más de 60 años”, refiere Israel Flores.

A partir de la tercera parte de nuestra vida, los costos de las primas de riesgos en el mercado privado suben sustancialmente. El monto “dependerá de la aseguradora, si la persona tiene una enfermedad preexistente”, lo cual es más común en esa esta etapa, y otros factores.

Por lo tanto, si esta propuesta legislativa se concreta, “es conveniente que las empresas revisen la mejor forma de brindarles cobertura a colaboradores de este perfil, pues a mediano plazo el impacto generaría una revisión de la estrategia de compensación”.

Otros puntos a tomar en cuenta

Los ajustes en las primas de riesgo de trabajo no son los únicos cambios que deben contemplar las empresas para recibir a personal de más de 60 años o aquéllas que ya tienen a personal de ese rango de edad.

Nuevamente, el impacto “dependerá mucho de la industria”, dice Israel Flores. Mientras en el sector educativo, por ejemplo, es común el personal docente de más de 60 años de edad, en la industria de la tecnología no es así, señala el asesor. O, mientras que en empresas de gran tamaño será también algo habitual, en las empresas emergentes de innovación (startup) prefieren a cuadros más jóvenes.

“La integración de estos perfiles debe verse como una oportunidad y aprovechar o tomar ventaja de la experiencia que tienen estas personas. Algunas tendrán que hacer adecuaciones en sus instalaciones, otras habrán de generar puestos no tienen”.

Si una organización no cuenta con trabajadoras y trabajadoras de más de 60 años, también deberá rediseñar “las métricas de desempeño de todo el personal y en especial de los adultos mayores. Asimismo se debería revisar la filosofía en torno de la estrategia de jubilación y la propuesta de valor para los trabajadores de edad avanzada”.

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