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Roger Federer y las razones que lo hacen el más grande

El suizo tiene los títulos y marcas necesarias para refutar a cualquier oponente en el tiempo.

En la batalla por ser el mejor de siempre, de la historia, de todos los tiempos, Roger Federer (Basilea, Suiza, 1981) lo es por donde sea que se le mire. En la percepción, en los datos, en los títulos, en los premios económicos, en cualquier lado…

El suizo es el tenista más exitoso en la historia del tenis. El mejor desde 1877 cuando se documenta Wimbledon, la fecha del primer torneo Grand Slam de la historia. En resumidas cuentas, Federer es el más brillante en 135 años de un deporte que nació en la aristocracia.

Hoy, a sus 30 años, se le mira ya como un viejo y lo es si hablamos de que empezó a hacer vida en esto y sustentarla desde 1997 cuando la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) lo documenta en sus registros. El 22 de septiembre de 1997 el organismo lo ubicó en el puesto 803 y dos años más tarde empezó el ascenso y fue top 100.

En aquellos años Pete Sampras - mi ídolo , como suele decir Roger- era quien ejercía el puesto de jefe y en aquel entonces se debatía si era mucho mejor que Jimmy Connors o John McEnroe.

Aquí algunos motivos que defienden la candidatura de Federer como el más grande todos los tiempos: es el jugador con más Grand Slams (17), el jugador con más finales de Gran Slam (24), el que más victorias tiene en Grand Slam (244), el de más títulos del torneo Masters (6), el que más ganancias económicas tiene en todos los tiempos (72.9 millones dólares), el que más semanas seguidas ha sido el número uno del mundo (237).

Tendríamos que enumerar 88 récords o logros históricos de Roger Federer (auditados por la ATP en diferentes momentos de la historia) como argumentos del porqué es el mejor de todas las épocas.

Aquel Wimbledon del 2001

Uno nunca sabe cuándo verá al mejor de todos los tiempos. Estuvo en México en un torneo Casablanca y pasó inadvertido, fue número uno juvenil en 1998 y todo se empezó a gestar en el que bien podría ser el castillo de su imperio: All England, La Catedral.

En la ronda de dieciseisavos de la final de Wimbledon en el 2001 se dio el primer y único enfrentamiento entre Sampras y Federer. Su Majestad, como se le conoce al suizo, ganó tras más de tres horas 7-6(7), 5-7, 6-4, 6-7(2), 7-5.

Siempre en la élite

Aquel verano lo que había sido una sorpresa terminó siendo una anécdota digna de contar en un duelo de leyendas. Desde el 2002 Federer no ha salido nunca del top 10 y del 2003 a la fecha no ha dejado ni una vez el top three. Siempre competitivo, siempre humilde en las eras de Nadal y la breve estancia de Djokovic como el mejor.

Pese a que dejó de ser el número uno desde el 24 de mayo del 2010, siempre se ha llevado un título de Grand Slam. Nunca ha dejado descansar sus vitrinas, siempre activas y en todo momento en inventario de glorias.

El único resquicio donde el Expresso Federer no es el mejor, es en

el rubro de más títulos de torneos en la historia que lo encabeza quizás uno de los rivales para la distinción del mejor de todos los tiempos: Jimmy Connors, con 109, seguido por el checoslovaco Ivan Lendl (94) y John McEnroe (77), el de Basilea es cuarto con 75 coronas.

Pero se hace fuerte respecto del dominio de su era (del 2000 al 2010), cuando ganó 15 Grand Slams en ese lapso. Ningún tenista que ha dominado una década lo ha hecho con esas cifras; los que más se le acercan son Sampras con 12 títulos en los 90 y Emerson en los 60.

Su Majestad es el sobrenombre preciso para delatar su trascendencia en hierba, dura o polvo de ladrillo. El rey ejerce su mandato, uno que será recordado para la eternidad.

ivan.perez@eleconomista.mx

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