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En maíz, México se estanca en productividad

En cuatro años los rendimientos por hectárea apenas han crecido 2.4% a 3.84 toneladas por hectárea y se mantienen 35% por debajo del promedio mundial, que es de 5.9 toneladas, de acuerdo con GCMA.

México se ha estancado durante los últimos cuatro años en la productividad relacionada con su producción de maíz, el grano que más consume, pero en el que no permite la biotecnología ni brinda apoyos suficientes, más allá de los destinados al fertilizante y los programas asistencialistas.

El rendimiento promedio mundial de maíz es 5.9 toneladas métricas por hectárea (t/h), mientras que el de México alcanzó solo 3.84 t/h en 2021, casi 35% por debajo.

De 2018 a 2021, el rendimiento promedio de México pasó de 3.75 a 3.84 t/h, un crecimiento de sólo 2.4%, de acuerdo con Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).

Muchas políticas hacia la producción de maíz en México tienen cierto grado de sinsentido: el gobierno impulsa la autosuficiencia en este grano, pero no permite el uso de la biotecnología, que aplican los grandes productores mundiales como Brasil, Estados Unidos y Argentina.

Por ejemplo, de 2006 al estimado para 2023, la producción de maíz en Brasil escaló 202%, a 126 millones de toneladas; su superficie sembrada subió 76%, a 22.7 millones de hectáreas, y su productividad pasó de 3.2 a 5.6 t/h.

La historia de éxito de Brasil en este ámbito contrasta con el lento avance en el caso de México, cuya Revolución de principios del siglo XX propició el cambio de propiedad de las tierras de los hacendados a los campesinos, sin que en términos generales se dotara de conocimientos técnicos ni tecnología a los nuevos pequeños propietarios desde entonces. El resultado más reciente: de 2006 al estimado para 2023, la producción de maíz en México creció 42%, a 27.6 millones de toneladas; su superficie sembrada se incrementó 8%, a 7.2 millones de hectáreas, y su productividad se elevó únicamente de 3.0 a 3.8 t/h.

De todos los impulsores de la productividad en el mundo, la biotecnología es ahora el más efectivo.

México requiere importar maíz porque sus necesidades estimadas por GCMA para 2022 son de 45 millones 741,000 toneladas, 44% para consumo humano y 56% para consumo no humano. El país es prácticamente autosuficiente en sus necesidades de maíz blanco (harinero), pero no en el amarillo (para uso pecuario e industrial. Y aquí viene otro cuestionamiento: México importa maíz transgénico con el que alimenta a su ganado o produce agroalimentos que consume en su mercado interno.

“El incremento de la producción no está sujeto únicamente a la entrega de fertilizantes, más bien, responde a la implementación de paquetes tecnológicos que garanticen aumentar la productividad (semillas mejoradas certificadas, financiamiento competitivo, infraestructura de riego, asistencia técnica, seguro, entre otros)”, afirma Juan Carlos Anaya, director general de GCMA.

“Somos un país libre, soberano y no por vender el maíz amarillo nos van a enfermar y vamos a hacer a un lado nuestros maíces nativos“, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador la semana pasada. “Ese maíz es básicamente forrajero”.

roberto.morales@eleconomista.mx

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