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Innovación social: motor para el desarrollo educativo

En AL, la desigualdad y la falta de una educación de calidad, obstáculos persistentes.

Colaboración. Empresas, organizaciones sin fines de lucro y gobiernos tienen un papel crucial para impulsar una enseñanza de excelencia. Foto: Cortesía

La brecha digital, las desigualdades socioeconómicas y la falta de recursos representan desafíos importantes que deben abordarse para garantizar que la innovación social tenga un impacto real y duradero”.

Nancy Lara, Patricia González y Michelle Ferrari, Ceo de United Way México, vicepresidenta de AMSOC y fundadora de Great Culture to Innovate® México.

En un mundo en constante cambio, la innovación social se presenta como una herramienta fundamental para abordar los desafíos más apremiantes de la sociedad, incluyendo aquellos relacionados con la educación. En América Latina, donde la desigualdad y la falta de acceso a una educación de calidad siguen siendo obstáculos persistentes, la innovación social tiene el potencial de transformar el panorama educativo y generar oportunidades para todos.

En los últimos años, se han observado avances significativos en la implementación de la innovación social en el sector educativo de América Latina. Se han desarrollado nuevas metodologías de enseñanza, se ha integrado la tecnología de manera creativa y se ha puesto mayor énfasis en el desarrollo de habilidades socioemocionales. Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer.

La brecha digital, las desigualdades socioeconómicas y la falta de recursos representan desafíos importantes que deben abordarse para garantizar que la innovación social tenga un impacto real y duradero, coinciden Nancy Lara, CEO de United Way México; Patricia González, vicepresidenta de American Society of México (AMSOC), y Michelle Ferrari, fundadora y partner de Great Culture to Innovate® México y presidenta del Women Economic Forum Iberoamérica.

La innovación social en la educación ofrece una amplia gama de beneficios, entre los que destacan:

Acceso equitativo: permite superar barreras y brindar oportunidades educativas a poblaciones marginadas y vulnerables.

Calidad educativa: promueve enfoques innovadores que mejoran la calidad de la enseñanza y el aprendizaje.

Desarrollo de habilidades: fomenta el desarrollo de habilidades esenciales para el siglo XXI, como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la colaboración.

Inclusión y diversidad: garantiza que todos los estudiantes tengan igualdad de oportunidades para aprender y desarrollarse.

Sostenibilidad: contribuye a la construcción de sistemas educativos más resilientes y adaptables a los desafíos del futuro.

Las empresas, las organizaciones sin fines de lucro y los gobiernos tienen un papel crucial que desempeñar en el impulso de la innovación social en la educación. La colaboración entre estos sectores es esencial para desarrollar e implementar iniciativas que mejoren la calidad y accesibilidad de la educación.

Las empresas pueden aportar recursos, tecnología y experiencia, mientras que las organizaciones sin fines de lucro pueden brindar conocimiento y experiencia en el trabajo con comunidades vulnerables. Los gobiernos, por su parte, pueden crear políticas y regulaciones que fomenten la innovación y asignar recursos financieros adecuados, destacan las voceras.

A pesar de los avances y el potencial de la innovación social, existen diversos desafíos que obstaculizan su implementación en la región, como la desigualdad socioeconómica, la falta de infraestructura tecnológica y la insuficiencia de financiamiento. Superar estos desafíos requiere un esfuerzo conjunto y sostenido por parte de todos los sectores involucrados.

Un estudio realizado por 3M revela que la población en México reconoce la importancia de la innovación tecnológica para el progreso social, económico y ambiental. Además, existe una creciente preocupación por el cambio climático y la necesidad de empleos verdes.

La innovación social puede contribuir significativamente al desarrollo económico de los sectores vulnerables en México y América Latina. Al crear nuevas oportunidades educativas y fomentar el desarrollo de habilidades relevantes para el mercado laboral; la innovación social puede empoderar a las personas y fortalecer su capacidad para contribuir al crecimiento económico.

Un ejemplo exitoso de innovación social en el ámbito educativo es el programa Childtech Challenge de United Way México, que conecta a startups, empresas sociales y organizaciones sin fines de lucro para fortalecer sus soluciones innovadoras y potenciar su impacto en niños, jóvenes y familias.

viridiana.diaz@eleconomista.mx

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