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Destacan potencial de BC en industria fílmica
El estudio de la Secture advierte que el sector tiene retos, entre ellos, la mala imagen y poco apoyo gubernamental.
Tijuana, BC. La industria fílmica de Baja California cuenta con potencial para ser un destino de producciones de diversa índole, gracias a sus ventajas competitivas que la han llevado a sumar 164 proyectos del 2011 a la fecha, con una derrama económica por arriba de 25 millones de dólares.
De acuerdo con el estudio Impacto económico CINE BC 2013 , publicado por la Secretaría de Turismo de Baja California (Secture), en conjunto con la Universidad de las Californias (UDC), este sector impacta en 75 diferentes profesiones y oficios.
El turista que llega a la entidad por este concepto genera un gasto de entre 5,000 y 7,000 pesos por fin de semana, ya que además de pernoctar, acude a otras actividades y destinos dentro del estado, tales como Puerto Nuevo, en Rosarito, y la Ruta del Vino, en Ensenada.
Datos de la Secture arrojan que en Baja California, durante el 2012, se registraron 2,600 empleos directos y 24,988 cuartos noche, así como un valor publicitario de 1 millón 420,000 dólares.
En ese mismo año se llevaron a cabo un total de 84 producciones fílmicas, entre cortometrajes, largometrajes, videos musicales, programas de televisión y documentales, los cuales dejaron una derrama de 23 millones 594,000 dólares, estimando cerrar el 2013 con una cifra similar o superior.
DESVENTAJAS Y SUGERENCIAS
La Secture y la UDC identificaron también factores que inhiben esta industria, como lo son la falta de equipo y suministros, la mala imagen derivada de la inseguridad, la ausencia de incentivos, una desorganización de la industria y la limitada voluntad oficial (gobierno).
Además de que hay carencias en cuanto a la promoción de lo que ofrece el estado, falta una política pública de apoyo a la industria.
No basta con promocionar locaciones, hay que promocionar lo que podemos ofrecer de infraestructura, servicios y talento. Hay que promocionar ahorro versus incentivos .
Por lo que el documento sugiere acciones, como descentralizar el Imcine (Instituto Mexicano de Cinematografía), una mayor regulación de la distribución y la piratería, repartir fondos y apoyos federales por estados y contar con un programa operativo de desarrollo de la industria fílmica.
Asimismo, crear incentivos para el desarrollo de producciones y talento local, una revisión y actualización de la Ley de Cine de Baja California y reactivar el Consejo Consultivo de Filmaciones, con un enfoque empresarial.
Baja California sí cuenta con los elementos suficientes para asegurar que tenemos una industria emergente de producción cinematográfica. En nuestro estado tenemos la mayoría de los elementos, entidades, recursos y profesionistas necesarios, pero están desorganizados .
LAS BONDADES
El estudio destaca una serie de ventajas competitivas que tiene Baja California para ser destino de producciones fílmicas, tales como su ubicación geográfica, personal técnico especializado, bilingüe y con experiencia; infraestructura hotelera suficiente; proveedores y servicios necesarios; innumerables locaciones y el estudio cinematográfico más importante de México, ubicado en las costas de Rosarito.
La producción fílmica de un largometraje común es un proceso industrial muy comparable con el de una mediana y grande empresa, ya que se consume de 27 categorías de insumos diferentes y se da empleo a 75 oficios diferentes, y cada oficio puede tener uno o varios empleados , detalla el documento.
Un ejemplo del impacto que puede tener un proyecto fílmico es la serie de televisión Tremors, producida en Baja California entre el 2002 y el 2003, la cual tenía como presupuesto promedio por capítulo 1 millón 510,474 dólares; de esa cantidad presupuestada, se gastaba en Baja California 435,090 dólares, es decir, 28% de la bolsa total.
En total se produjeron 13 capítulos, que arrojaron una derrama económica aproximada de 5 millones 656,170 dólares. Y es que la industria fílmica tiene un efecto multiplicador, precisa el estudio, pues un gasto inicial en una industria crea flujos de gastos que aumentan de manera exponencial.
scervantes@eleconomista.com.mx