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Emisión global de bonos verdes se acerca a 500,000 millones de dólares en 2021

El repunte logrado en este año se explica por la preferencia que están teniendo los inversionistas ante los nuevos mandatos de privilegiar las inversiones sostenibles.

A un mes de concluir este 2021, la emisión mundial de bonos verdes se ha disparado a la cantidad de 428,200 millones de dólares, según datos de Climate Bond Initiative (CBI), con lo que ha superado por mucho lo visto en el 2019 y en el 2020.

La cifra registrada de enero a noviembre de este año es ya superior en un 54% si se compara con el récord reportado en todo el 2019, un año previo a la pandemia. Al contrastarse con lo observado en el 2020, el año más difícil por la contingencia sanitaria, la cantidad es 69% superior.

El repunte logrado en este año se explica por la preferencia que están teniendo los inversionistas ante los nuevos mandatos de privilegiar las inversiones sostenibles, aún cuando ha resurgido la tensión en los mercados financieros globales por la alta inflación y la nueva cepa de coronavirus que está orillando a nuevos confinamientos, así como preocupaciones por la recuperación económica global.

“Con países de todo el mundo intensificando sus esfuerzos para reducir las emisiones de carbono y el apetito de los inversionistas, el mercado de bonos verdes está en auge y continúa aumentando año a año”, indicó un análisis del World Economic Forum (WEF).

Un reflejo de este “apetito” por las inversiones verdes es la recepción que tuvo el primer bono verde NextGenerationEU emitido por la Comisión Europea en octubre pasado, el cual alcanzó una recaudación total de 12,000 millones de euros. La demanda de los inversionistas fue de más de 11 veces respecto al monto obtenido, con lo que las posturas de los inversionistas superaron los 135,000 millones de euros.

Igualmente, la oferta de bonos verdes lanzado en noviembre pasado por el gobierno de Hong Kong, por el equivalente a 3,000 millones de dólares (ya que fue colocados en dólares y en euros), registró una sobresuscripción para el tramo denominado en dólares de 2,900 millones y para las dos ofertas en euros, alcanzó más de 2,200 millones de euros.

El CBI mantiene su objetivo de llegar a emisiones verdes por un monto de 500,000 millones de dólares para finales de 2021, apoyándose por las expectativas de próximas colocaciones soberanas, como ya lo han hecho los gobiernos de España y Reino Unido, así como Alemania que llevó a cabo su cuarta oferta.

Lavado verde preocupa

Ante el fuerte crecimiento que año con año se registra en el mercado de bonos verdes en el mundo, el “greenwashing” o lavado verde (afirmaciones falsas o engañosas para hacer creer que una empresa, proyecto o producto, es verde o beneficia al ambiente cuando no es así del todo) es un fuerte desafío mundial para el mercado de bonos verdes y otras inversiones sostenibles, expuso la WEF en un informe.

De hecho, destacó que para prevenir este tipo de prácticas engañosas y para darle mayor seguridad a las inversiones, los reguladores y la propia industria ya están trabajando arduamente para abordar este problema.

La agencia calificadora S&P Global Rating indica que la falta de una estandarización en este mercado y a la divulgación de información después de que una emisión han generado temores entre los inversionistas de que las afirmaciones de “bonos verdes” hechas por los emisores puedan ser exageradas o poco fiables.

Incluso, refiere una encuesta realizada por Quilter Investors en mayo de 2021, en la cual se encontró que cuando se trata de inversiones temáticas (verdes, sociales o sustentables), el llamado lavado verde es la mayor preocupación para aproximadamente el 44% de los inversionistas entrevistados.

Según la encuesta, los inversionistas que buscan actuar de manera más responsable y maximizar su impacto ambiental se han vuelto "cada vez más sensibles" a los efectos de las empresas que potencialmente consideran que exageran sus “credenciales ecológicas” con el objetivo de capitalizar la creciente demanda de productos financieros con un impacto ambiental y social positivo.

Ante ello, sugiere que las regulaciones y los principios podrían ayudar a mitigar los riesgos de lavado ambientales, pero “el camino hacia la armonización es largo y tortuoso”.

judith.santiago@eleconomista.mx

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