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La OPEP decide su destino en el mercado global

El próximo 27 de noviembre, se realizará la reunión de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP), donde definirán un recorte a los niveles actuales de producción, con el fin de incidir en el alza en los precios del crudo.

Sin embargo, la situación que enfrenta el cartel es sin duda un punto de inflexión histórico, ya que podría implicar una reducción en su participación en el mercado de petróleo global para dar paso a la nueva potencia representada por EU, la cual se espera sea exportador neto hacia el 2030.

Desde junio del 2014, cuando se alcanzó el precio máximo del año en la cotización del Brent, hasta la primera semana de noviembre, el precio se ha desplomado 40 por ciento. Si bien este comportamiento se ha explicado por una desaceleración en el crecimiento económico internacional (particularmente de consumidores como China y Japón), ha incidido de forma crucial una distorsión en el comportamiento de la oferta.

EU muestra niveles récord de producción de petróleo de los últimos tres años, a 8.972 millones de barriles diarios, lo cual ha permitido que el nivel de inventarios alcance el último decil de observaciones de los últimos cinco años, con 377.6 millones de barriles en octubre del 2014. Esta tendencia está encabezada por la alta rentabilidad lograda en el segmento no convencional (shale).

Esta bonanza en la producción ha permitido que las importaciones de crudo disminuyan, principalmente las provenientes de Arabia Saudita, que en agosto alcanzaron 27.7 millones de barriles, respecto del máximo observado en el 2004 de 71 millones. En tanto, el volumen actual diario importado desde México representa aproximadamente 30% de lo comprado en el 2006, cuando se alcanzaron niveles récord de producción y venta de crudo por parte de Pemex.

Ante esta nueva realidad, los países de la OPEP se rehúsan a perder su participación del mercado -la cual estiman que en el 2017 llegará a 37% desde 40% en el 2014- y, sobre todo, el poder geopolítico que les ha conferido los recursos provenientes de la venta de crudo, principalmente países que sustentan con esto la mayor parte de su gasto público, como Venezuela, Irán y Ecuador. En consistencia, en la última semana aumentaron el ritmo de producción a 53,000 bpd, para alcanzar una tasa diaria de 30,974 bp, inundando el mercado y acelerando la caída de los precios.

Adicionalmente, se tiene la reincorporación paulatina de la producción de Libia, a 787,000 bpd en septiembre desde 250,000 en agosto del 2014, así como la de Irak.

Las caídas en el precio del petróleo han presionado la rentabilidad de los productores estadounidenses, tanto de crudo como de refinados. El precio promedio de las gasolinas ha seguido el comportamiento de la cotización del Brent, el cual ha mostrado una caída superior (-40.6%) respecto del WTI (-38.7%), por lo que de acuerdo con la Agencia de Información Energética de EU, por cada dólar menos en el precio del barril de crudo Brent, el precio del galón de gasolinas en el territorio estadounidense cae aproximadamente 2.4 centavos.

Una reducción de los volúmenes de refinados, con el consecuente aumento de los precios, significaría un mayor deterioro en la competitividad de la región frente a otras, como Medio Oriente.

Un efecto similar es el observado en los volúmenes importados de gas hacia el mercado asiático por parte de EU, los cuales han perdido atractivo respecto de los ofrecidos desde Qatar, con los recientes retrocesos en el precio del petróleo. Ante una caída más pronunciada del Brent respecto del precio de referencia (Henry Hub: -4.2%), y al incorporar los costos de distribución, transportación y almacenamiento de los productores de Norteamérica, el margen de utilidad de los compradores merma de forma considerable.

En este contexto, la decisión tomada por la OPEP en noviembre cobra mayor relevancia: defender su posición en el mercado, presionando la rentabilidad de la producción estadounidense, o ceder el ritmo de producción para favorecer los precios en el corto plazo.

Las perspectivas son bajas sobre un recorte sustancial que equilibre el mercado hacia el inicio del 2015. El costo político que la región impondría a Arabia Saudita -país productor con mayor disposición al recorte- sería alto, y no existen fuertes incentivos para que uno de los principales miembros del cartel se desvíe de la estrategia dominante, aún si Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos se unieran.

Estimamos que la reducción, con base en los niveles actuales, tendría que ser en alrededor de 700,000 a 800,000 bpd, aunque si el desempeño económico sigue mermando el recorte necesario tendría que alcanzar entre 1,100 y 1,300 millones de bpd, para alcanzar precios superiores a los US90/barril de Brent.

*Julio C. Martínez es analista senior en Signum Research.

julio.martinez@signumresearch.com

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