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40 años de "Combat Rock" de The Clash
Combat Rock es el álbum más divisorio en la discografía de The Clash. Es el último álbum con la alineación clásica de Joe Strummer en la voz, Mick Jones en guitarra, Paul Simonon en el bajo y Topper Headon en la batería. Es el disco que contiene dos de sus más grandes éxitos: “Rock the Casbah” y “Should I Stay or Should I Go”. Es su momento más pop y a la vez tiene algunas de las canciones menos accesibles como “Ghetto Defendant”, con su atmósfera recitativa cortesía del poeta beat Allen Ginsberg, y las apocalípticas melodías de “Straight to Hell” y “Sean Flynn”. Combat Rock es una fantasía cinematográfica idealizada por Joe Strummer con canciones que quieren ser un servicio público para la comunidad y guitarras para predicar a las masas.
Cuando The Clash lanzó Combat Rock, el cuarto álbum de estudio de su carrera, el 14 de mayo de 1982, la banda parecía estar en su punto más alto, pero por dentro todo comenzaba a implosionar. El cuarteto de Shepherd’s Bush había alcanzado un lugar privilegiado. Para 1982, el movimiento del punk se había diluido en una serie de subculturas dispersadas por todo el Reino Unido y The Clash era uno de los sobrevivientes de la primera camada de bandas que nacieron en Inglaterra hacia mediados de la década de 1970. A diferencia de algunos de sus contemporáneos, como los Sex Pistols, The Clash adoptó una postura en la que en su música reflejaba los malestares del mundo y la Inglaterra de aquella época y buscaba ser un elemento de cambio para los jóvenes. Sus integrantes habían dejado la ropa intervenida como una obra de Jackson Pollock a un look que mezclaba la estética guerrillera con el mohawk de Travis Bickle.
1982 fue el año donde The Clash giró por Japón, Australia, Nueva Zelandia, Hong Kong y Vietnam, donde la fotógrafa Pennie Smith capturó a la banda sobre una vía del tren que posteriormente sería la portada del álbum. Aquel año The Clash ofreció sus más grandes presentaciones en lugares como el Madison Square Garden y en el icónico Shea Stadium, en Nueva York, donde tocaron ante 50,000 personas como el acto abridor para The Who. Fue el mismo lugar donde en 1965 se presentó The Beatles en la cima de la Beatlemanía. Aparecieron en el icónico programa de televisión de la NBC Saturday Night Live y tuvieron una pequeña aparición en la película de Martin Scorsese The King of Comedy con Robert DeNiro.
La relación entre Joe Strummer y Mick Jones se encontraba en uno de sus puntos más bajos. Ambos buscaban obtener un mayor control sobre la dirección musical y la experimentación sonora sobre la que deberían seguir.
El baterista Topper Headon, quien se encontraba sumergido en las adicciones, fue despedido poco antes de comenzar la gira para promocionar el álbum y reemplazado por el baterista original, Terry Chimes. Días antes al lanzamiento del disco, Strummer escapó a Francia sin avisar al resto de su contingente. The Clash se había alejado de los pequeños clubes de punk para dar paso a los grandes foros y la actitud comunitaria se había disipado hacia un régimen dictatorial.
Originalmente titulado Rat Patrol from Fort Bragg, y concebido como un álbum doble, la banda tuvo que reclutar al productor e ingeniero Glyn Johns para editar ideas que habían grabado en Nueva York a finales de 1981. Así como lo había hecho previamente con The Beatles en las sesiones de Get Back, con The Rolling Stones en Exile on Main St., o el Who’s Next de The Who, Glyn Johns recortó las piezas sobrantes y éstas quedaron guardadas en las bóvedas. Aunque ya habían sido incluidas en el el box set Sound System, estas grabaciones serán editadas como se planearon originalmente para celebrar las cuatro décadas del lanzamiento de Combat Rock.
Pese a las preconcepciones con que el punk quería derribar al statu quo musical, la generación de los setenta creció adorando la música de sus antecesores y era estudiosa de los grupos de los sesenta.
Combat Rock no es el excesivo Sandinista!, un disco triple que explora géneros de todo el mundo sin temor alguno. No tiene el poder de London Calling ni la explosividad de su álbum debut de 1977. El álbum les ganó el reconocimiento comercial y obtuvieron uno de sus primeros éxitos con “Rock the Casbah” que llegó al número 7 de las listas en Estados Unidos. Fue el baterista Topper Headon quien grabó casi en su totalidad la pista de acompañamiento de “Rock the Casbah” a la cual sólo se le agregaron unas guitarras de Mick Jones y las letras de Strummer sobre el rey y sus hombres del boogie que bailan raggas.
Al año siguiente Mick Jones dejaría la banda y aunque en 1986 Strummer y Simonon editaron un disco más, Cut the Crap, la historia oficial de The Clash termina en Combat Rock. En los años noventa “Should I Stay or Should I Go” se convertiría en un éxito en los años noventa como parte de una exitosa campaña publicitaria de Levi’s.
Cuarenta años después de su lanzamiento Combat Rock sintetiza algunas de las contradicciones en las que se convirtió The Clash. Al igual que sus contemporáneos, los miembros de The Clash buscaban convertirse en estrellas de rock y reproducir las fantasías de sus antecesores. No por nada desde un principio buscaron firmar con una disquera transnacional y terminaron tocando en estadios masivos, “convirtiendo la rebelión en negocio” como cantaban en “(White Man) In Hammersmith Palais”.
The Clash también inspiró a varias generaciones a empezar sus propias bandas de rock y nos enseñó que la furia nos da el poder para transformar nuestros mundos y comunidades a través del arte, la cultura y la música. Combat Rock sigue siendo un servicio público para la comunidad con guitarras.