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Opinión

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Con la autonomía de Banco de México no se juega

Como ya es ampliamente sabido, el jueves de la semana pasada el presidente López Obrador adelantó a los medios, en su acostumbrada conferencia “mañanera”, la decisión de política monetaria que había adoptado la Junta de Gobierno del Banco de México el día anterior. De manera específica, el presidente se refirió a la decisión de ese cuerpo colegiado para incrementar la tasa de fondeo a un día, en 50 puntos base, para que a partir del viernes 25 de marzo se ubicara en 6.5 por ciento. Se trata de información que conforme al artículo 45 de la Ley del Banco de México debe mantenerse como confidencial por quienes asistan a las reuniones de la Junta de Gobierno.

Ese mismo día, durante su intervención en la ceremonia inaugural de la tradicional convención bancaria organizada por la Asociación de Bancos de México en Acapulco, después de la conmoción que su “desliz” provocó en el sector financiero, el propio titular del Ejecutivo ofreció una disculpa -algo bastante inusual en él- a la gobernadora y subgobernadores del Banco de México por haber revelado la decisión de incrementar la tasa de interés en 50 puntos base.

El viernes, en otra conferencia “mañanera”  reveló que había sido el secretario de Hacienda y Crédito Público, Rogelio Ramírez de la O, quien le había proporcionado la información sobre la decisión de la Junta de Gobierno del banco central. Y bueno, después de la disculpa ofrecida y la precisión sobre quién reveló de manera indebida la información confidencial pareciera que todo quedó en una mera anécdota y que todos siguen felices como siempre.

Pero no, no podemos acostumbrarnos a ser así de informales e irresponsables. Hubo una violación al marco legal que debe sancionarse, para empezar. Luego, debe hacerse una investigación puntual para que se conozcan las transacciones en el mercado de cambios de la mañana del jueves 24 de marzo, para saber si hubo algún inversionista o grupo de inversionistas que hubieran sacado provecho de la información revelada por el presidente de manera indebida.

Pero, independientemente si hubo o no alguna transacción con esas características, es inaceptable que a más de tres años de transcurrida la actual administración, el presidente de la República nos salga con el pretexto de que él pensó que la información ya había sido dada a conocer por el Banco de México. Un presidente de la República no puede ir por el país haciendo anuncios suponiendo que tal o cual cosa ya se había dado a conocer, el país no puede ser conducido a partir de suposiciones. Por eso se le dio autonomía al Banco de México, para evitar que sus decisiones estén influenciadas por presiones políticas, sobre todo de quien está al frente del Poder Ejecutivo.

A quienes se conformaron con las disculpas ofrecidas por el presidente y su pronunciamiento de que respetará la autonomía del Banco de México lamento informarles que son unos ilusos, pero no cualquier tipo de ilusos, son del tipo de que llevan tres años siendo engañados, desengañados, sorprendidos, menospreciados, etcétera, y aún así se siguen conformando con las mismas promesas de que tal o cuál acción no se repetirá. Desafortunadamente no será así, el presidente ha demostrado que una vez que comete una pifia o se enfrasca en un capricho, lo hará de nuevo.

Tratándose de la autonomía del Banco de México, esa ansia del presidente por adelantar públicamente información que el banco central no ha divulgado, un día, sobre todo de esos días de cierre de administración, cuando en la soledad del ocaso del poder se descubre que se entrega el país en peores condiciones que como se le entregó, en esos días en los que las finanzas públicas pueden estar muy presionadas, un desliz como el del jueves 24 puede ser desastroso para el peso mexicano, pues se puede provocar un nerviosismo tal en los mercados que genere episodios altamente especulativos, y con ello poner en entredicho el futuro de la economía y peor, afectar negativamente el bienestar de todos los mexicanos. No, no podemos conformarnos con una mera disculpa, porque el riesgo latente es peligroso.

*El autor es economista.

@GerardoFloresR

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