¿Es creíble la propuesta educativa de Claudia?

El pasado sábado 9 de marzo, Claudia Sheinbaum ofreció en un acto de campaña en Morelia, Michoacán apoyar la educación, construir más escuelas, y en general, según lo que declaró, apoyar a los jóvenes, “para que tengan una vida de futuro, de bienestar; no de guerra, no de muerte y ese futuro lo vamos a garantizar con educación, educación, educación y más educación”.

A bote pronto, suena muy romántico, que la candidata ofrezca invertir en educación como una política necesaria para reducir la tentación y los incentivos para que los jóvenes de México se sumen al crimen organizado. El problema es que al menos por lo que hace al gobierno del presidente López Obrador -cuyas políticas pretende continuar como parte de esa promesa ambigua de construir el segundo piso de la Cuarta Transformación- el saldo en materia educativa es negativo, en varios rubros.

Para empezar, al analizar la matrícula educativa y comparar la que se reportó para el año escolar 2022/2023, 33 millones 145 mil 240 estudiantes inscritos en todos los niveles educativos, contra la que se reportó para el año escolar 2017/2018, 36 millones 450 mil 450 estudiantes, se observa una caída en la matrícula total de poco más de 3 millones 300 mil estudiantes. Un mal dato, sin duda.

En consistencia con lo anterior, la tasa neta de matriculación muestra un desempeño negativo en lo que va de la administración del presidente López Obrador. Es un indicador que reporta el INEGI, y que en una nota explicativa de esta institución se señala que consiste en la proporción de la matrícula total de un nivel educativo determinado, respecto a la población en edad oficial de cursar el nivel, es decir, es un indicador que muestra en qué porcentaje se está atendiendo a la demanda potencial de un nivel educativo determinado. Para el caso de la educación primaria, la tasa neta de matriculación se redujo en 3 puntos porcentuales, al pasar de 98.8 en 2016, a 95.8 en 2023. El caso del nivel de secundaria es más grave, pues la tasa neta de matriculación se redujo en 5 puntos, al pasar de 87.9 a 82.9 en el mismo espacio de tiempo.

Por otra parte, también está el dato que arrojó la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2022, en cuanto al número de horas semanales dedicadas al estudio por los estudiantes mexicanos, que de 36.7 horas que en promedio dedicaban a este fin en 2018, para 2022 ya le dedicaban a esta actividad 35.6 horas en promedio, casi una hora menos que cuatro años antes.

En el mismo sentido está el hecho de que esta administración ha dedicado un menor gasto público a la educación, como proporción del PIB, que lo que se observaba al cierre de la administración del presidente Peña Nieto, cuando se ubicaba entre 3.1% y 3.2% del PIB. Para 2023, se reporta que el gasto en educación representó apenas el 2.9%.

Para coronar el pesimismo, no podemos dejar de mencionar el marcado retroceso que se reportó en los resultados de los estudiantes mexicanos en la prueba PISA apenas el año pasado, que de acuerdo con los resultados obtenidos en las distintas disciplinas, todo indica que el desempeño de los estudiantes mexicanos retrocedió a los niveles registrados una década previa.

Así que los números o los indicadores sobre el sistema educativo mexicano en lo que va de la administración del presidente López Obrador no permiten respaldar cualquier promesa u oferta que diga que va a mejorar la educación de los mexicanos, porque por lo pronto, lo que ellos consideran el primer piso de la transformación le quedó a deber mucho a México en materia educativa.

Peor aún, con este mal desempeño en materia educativa resulta aún menos creíble que esto pueda ser la solución sobre la que Claudia Sheinbaum resolvería el problema de inseguridad y de creciente presencia del crimen organizado organizado en México. Los datos del primer gobierno de la 4T la contradicen.

*El autor es economista.

@GerardoFloresR