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Opinión

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Es la política digital

Jennifer Pahlka, es la fundadora de la organización Code, que tiene la misión de promover el uso de las nuevas tecnologías en los servicios públicos y, anteriormente, fue la jefa de la oficina digital del Presidente Obama y asesora del Gobernador de California Gavin Newsom. Recientemente publicó su libro Recoding America, Why Government Is Failing in the Digital Age and How We Can Do Better, del cual conversa con Ezra Klein en uno de los podcast de New York Times.

Pahlka argumenta que las soluciones digitales son la alternativa para mejorar de manera radical, rápida y a bajo costo la provisión de servicios públicos. El gobierno tiene que lograr, como hacen los que proveen servicios digitales, que los ciudadanos accedan fácilmente a los servicios públicos y que puedan hacer uso de ellos de manera sencilla, desde pagar impuestos hasta recibir atención médica. Eso requiere entender lo que los usuarios de los servicios necesitan y construir capacidad tecnológica en las agencias encargadas de proporcionarlos. No es una tarea sencilla, pero puede ser una revolución con enormes ganancias en tiempos, costos y rendición de cuentas.

Pahlka duda de que el gobierno digital sea una oferta electoral atractiva, a eso atribuye las dificultades de su avance en los Estados Unidos, aunque sus efectos pueden ser positivos para las políticas que se generen de los distintos extremos del espectro político. Me parece que eso ha cambiado. Lo digital es ya parte de la vida de prácticamente de todas las personas y una buena parte de la población realiza todo tipo de actividades en sus dispositivos móviles, por lo que ofrecer los servicios del gobierno por esa vía debe ser, también, una demanda para mejores gobiernos.

La verdad es que México, dado el tamaño de su economía, va lento en la penetración de servicios digitales, públicos y privados. Un estudio de la consultoría Bank & Finance muestra que uno de los principales factores que explican la baja productividad laboral del país son precisamente los reducidos niveles de acceso a tecnología y a servicios digitales. Además, existen grandes disparidades en nuestro país, que impiden la productividad y que se relacionan con la calidad de vida de las personas; por ejemplo, mientras que en Oaxaca solamente el 29% de las viviendas tienen acceso a internet, en Baja California este porcentaje es del 70 por ciento.

En la actual temporada, de tiempos electorales adelantados, se recurre poco a la propuesta. De hecho, salvo Marcelo Ebrard, nadie aprovecha la ocasión para hablar temas de política pública. Sin embargo, sí sería bueno que las soluciones tecnológicas formaran parte de la oferta de gobierno. El uso de tecnologías para la provisión de servicios públicos podría traer consigo profundos beneficios en múltiples sectores. Lo digital puede, por ejemplo, permitir la portabilidad y ampliar el alcance geográfico de los servicios médicos, por medio del expediente digital y de la telemedicina; también pueden ampliar la inclusión financiera, por medio de la oferta de la banca digital; multiplicar el alcance de la oferta educativa, por medio de servicios remotos; facilitar el transporte multimodal, con aplicaciones de información y pago digital; hacer posible la interacción en línea de los ciudadanos con los cuerpos de seguridad, para mejorar la capacidad de reacción policiaca; o lograr que los programas sociales se depositaran en cuentas digitales que ofrecieran distintos servicios a los beneficiarios, entre otras muchas cosas.

Eso requiere el desarrollo de soluciones, lo que implica cambiar procesos y establecer mejores sistemas, pero ya contamos con la tecnología necesaria para lograrlo. En cuanto a la conectividad, el país se tardó en alcanzar buenos niveles, debido a los monopolios, pero actualmente el servicio es razonable y existe una ruta para alcanzar comunidades alejadas, por medio de proveedores públicos y esquemas público-privados. Ofrecer servicios digitales en una escuela o en un hospital público no es ya una utopía, aunque mucho queda por hacer y el principal reto es reducir brechas de cobertura entre regiones y entre sectores públicos y privados.

La propuesta debería ser el de consolidar una autoridad digital capaz de generar el cambio y concretar soluciones digitales en las principales áreas de los gobiernos, no solamente de información y acceso a la información. La tecnología puede mejorar de manera sustancial la calidad y el alcance de nuestros gobiernos y de los servicios públicos que ofrecen. El bono tecnológico es enorme y por tanto el potencial mejora. En todo el mundo se están desarrollando buenas prácticas que se pueden replicar con relativa facilidad; esa es la manera de alcanzar un mejor gobierno, independientemente incluso del tipo de políticas que se diseñen.

Twitter: @vidallerenas

Licenciado en Economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), cuenta con una Maestría en Política y Gestión Pública por la Universidad de Essex, Reino Unido y un Doctorado en Administración y Gerencia Pública por la Universidad de York

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