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La Cultura de la Paz, Violencia y Odio Escolar
Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la Paz
Benito Juárez
Atacar a otras personas o grupos por las diferencias entre unos y otros es algo que se está incrementando de manera peligrosa en el tejido social y uno de sus principales y constantes promotores es el presidente, quien azuza sin recato alguno a sus adeptos con nocivos efectos inmediatos en la sociedad. Sólo en el acto masivo organizado por el gobierno, so pretexto de conmemorar la “expropiación petrolera”, se vio como la masa amorfa, ignorante y cobarde prendió fuego a una imagen de la Ministra Presidente de la Suprema Corte, muestra de la intolerancia a la división de poderes del mandatario y de sus seguidores.
Expresiones de odio y crueldad como la violencia de género, la homofobia, el racismo, el ataque al diferente, la descalificación y la polarización se presentan de manera cotidiana desde Palacio Nacional y en todos los ámbitos de interacción social, que cada día afectan a más personas.
La comunidad y la familia se encuentraninmersas en ese abrumador ambiente que afecta al país y contamina a las comunidades escolares en las que la elevada incidencia de actos violentos se ha tornado alarmante, principalmente en las secundarias.
Una de las formas de esa ola destructora es el acoso escolar que se ha desbordado en diversos lugares del país. Se trata de un tipo de violencia continuada hacia un niño o joven, fuente de diversos problemas en el terreno escolar.
Una alarmante muestra de la descomposición del tejido social puede verse en las riñas que se presentan en entornos escolares en las que, además de que ocurren con mayor frecuencia entre alumnas, en vez de que se haga algo por detenerlas cuando se presentan; alumnos, alumnas y hasta madres de familia alientan a las combatientes como si se tratara de un espectáculo de lucha libre o de boxeo.También hay quienes graban y comparten esos grotescos combates en las redes sociales. Un aliado del acosador es el silencio de los otros. Se trata de un reflejo de lo que acontece en las demás esferas sociales.
En días pasados una de esas riñas culminó con la muerte de una joven estudiante. La reacción de la Secretaría de Educación Pública se limitó a publicar un mensaje en Twitter en el que lamentóla muerte de la alumna y señaló que esa dependencia “rechaza la violencia y subraya la importancia de fortalecer los valores e integración de las familias”. En los hechos la SEP es omisa en la atención de ese y otros retos.
En las escuelas es donde debe corregirse y prevenirse esa grave situación a partir de una educación en respeto. Si se educa a los alumnos desde niños a eliminar cualquier estereotipo posible y el odio hacia lo distinto, es posible que entre todos seamos capaces de restaurar o construir un mejor tejido social.
Encontrar soluciones para acabar con la violencia en las aulas debe ser parte de un esfuerzo conjunto de los tres niveles de gobierno, profesores, padres de familia y los propios alumnos.
La escuela no sólo es el lugar en el que se imparten conocimientos, es también un microcosmos de la sociedad en el que convergen factores de poder de alumnos, padres de familia, maestros, directivos, sindicatos de maestros y autoridades gubernamentales. Se trata de instituciones en las que se fundentensiones propias e importadas de otros ámbitos como la familia y la comunidad.
A pesar de que urgen el diseño e implantación de una política pública de gran calado que establezca programas de facilitación del diálogo, de mediación escolar, de medidas de contención a cargo de las autoridades escolares y de estímulo a una autorregulación armónica entre la población estudiantil, el gobierno va en sentido contrario. En efecto, las autoridades educativas han optado por la eliminación de programas como el que se denominó escuelas de tiempo completo, que canceló el apoyo en alimentación y educación de casi cuatro millones de niños y adolescentes,programa que fue una estrategia educativa encaminada a generar ambientes educativos propicios para mejorar las condiciones de aprendizaje y el desarrollo de competencias de los alumnos de las escuelas de educación pública de nivel básico, y también ha enfilado sus baterías al diseño e imposición de un nuevo marco curricularque, de prosperar, habrá de traducirse en un precario modelo educativo en perjuicio de la formación que necesitanlos niños y jóvenes del país.
Contrario a lo que ha determinado la UNESCO, en el sentido de que los cuatro pilares sobre los que debe sustentarse la educación del siglo XXIque son: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a vivir juntos, existiendo el consenso de que la tarea prioritaria es aprender a vivir juntos, y para esto son necesarias las prácticas del diálogo, del respeto y de la mediación, el gobierno pretende transformar la escuela en arena de confrontación, sin tener en cuenta que ya se encuentra inmersa en una atmósfera de polarización y violencia que afecta al país.
Ahora se ha propuesto tomar a los estudiantes como rehenes del partido oficialista y a la escuela como semillero de militantes sin oficio ni beneficio, lo que -sin duda- afectará el aprendizaje y la paz, pervirtiendo los objetivos que debe perseguir la educación.
Se ignora que ser diferente es lo que nos aporta a cada uno nuestra personalidad y valores propios que merecen respeto.
La construcción de una cultura de la paz y de la concordia sólo será posible si se adopta la práctica de diálogos democráticos en la escuela, ya que es en ese espacio donde se aprende a vivir en democracia como modo de vida y se producen las condiciones para el acceso a la concepción política de democracias reales y de respeto.
Urge prevenir el acoso escolar y evitar que la violencia contamine más espacios que debieran estar a salvo de ese flagelo.
Apostemos por generar una verdadera avenencia en la sociedad a partir de la escuela e involucrarla en la cultura de la paz y propiciemos -desde las aulas- un contagio positivo de respeto que permita restaurar nuestro tejido social y se evite la destrucción del país.
Donde hay diálogo, respeto y mediación no hay violencia.
*El autor es abogado y mediador profesional
Twitter: @Phmergoldd