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Opinión

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Los exilios de Lázaro

Si hubiera contado con la venia presidencial, Lázaro Cárdenas Batel se habría mudado a Washington D.C. hace dos años, por lo menos. Fuera del Palacio Nacional, el político michoacano ahora deberá despachar en Caracas, donde la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños tiene su cuartel general.

La presidencia pro témpore de ese organismo en el que 33 países del hemisferio tienen representación recae, desde hace tres meses, en el primer de San Vicente y las Granadinas. En Buenos Aires, hace tres meses, los presidentes Alberto Fernández, de Argentina, y Luiz Inacio Da Silva, de Brasil, encabezaron el bloque de dignatarios que acordó relanzar a la Celac —versión actual de lo que alguna vez fue el Grupo Contadora y la instancia convocante de la CALC—, después de 12 años de funcionamiento.

Y ese propósito —distinto al del Grupo de Río—pasa necesariamente por la instauración de un secretariado permanente. El excoordinador de asesores del presidente Andrés Manuel López Obrador ha quedado a cargo de esa tarea. ¿Y el relevo generacional?

El nieto del General, de 59 años, ha pasado casi dos décadas fuera de México. Su tercera salida podría asumirse como un exilio, más que una salida negociada. Apenas hace tres meses había planeado —por tercera vez— salir del equipo presidencial, justo en la víspera de la presentación del Mexicolectivo, una iniciativa plural que busca construir una alternativa ante las elecciones del 2024.

Las intrigas palaciegas confundieron la participación de Cuauhtémoc Cárdenas en ese grupo, con la promoción de una candidatura presidencial opositora y entonces se aceleró el proceso de separación de los dos líderes de la izquierda mexicana más influyentes.

Cárdenas Batel tuvo su primer cargo de elección popular en 1997. Su padre ganó la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal y el joven antropólogo —quien había regresado de La Habana, donde vivió casi una década— llegó a San Lázaro. En el 2000 fue a la casona de Xicoténcatl, aunque pasó un año y medio en ese escaño, mismo que dejó para conquistar la gubernatura de Michoacán.

La derrota del frente izquierdista en el 2006 ralentizó su rampante carrera en el servicio público. En el 2008, cuando concluyó su sexenio, un amplio sector del PRD —incluido el bloque afín a López Obrador— le propuso hacerse cargo de la directiva partidista, pero declinó para mudarse a Washington D.C. tras de aceptar la invitación para incorporarse como senior scholar del Woodrow Wilson Center.

Fue un decenio sabático. Regresó a la CDMX y recibió el ofrecimiento de una candidatura, para el Senado de la República, que rechazó con vehemencia. Su incorporación al equipo de AMLO, como asesor, desde entonces estuvo condicionada.

Su desempeño como coordinador de asesores estaba supeditado a la agenda, que diariamente abre a las 11:00 horas, tras de la junta de seguridad, la mañanera y el desayuno presidencial. Una de las críticas que se escuchaban con frecuencia versaba justamente sobre el tiempo que pasaba en Palacio Nacional.

Igual pasó con César Yáñez Centeno-Cabrera, quien en el primer tramo del sexenio ocupó la coordinación de Política y Gobierno, pero tuvo acceso limitado a su jefe. A finales del 2020 –en parte por las restricciones sanitarias, pero sobre todo por una remodelación de la residencia oficial y la icónica sede del poder Ejecutivo que dotó de mayores espacios al mando castrense—recibieron la instrucción de re colocar a sus colaboradores en el edificio de Avenida Constituyentes y coordinar su ingreso al despacho presidencial con la Ayudantía.

Yañez Centeno se incorporó, en septiembre del 2021, al equipo de Adán Augusto López Hernández. Entonces, el exgobernador de Michoacán estuvo en la terna de probables sustitutos de Marta Bárcena, embajadora de México en Estados Unidos, posición a la que finalmente fue enviado Esteban Moctezuma Barragán.

Cárdenas Batel había sugerido su mudanza a Washington D.C. al canciller Marcelo Ebrard Casaubón, quien propuso su designación como representante de México ante la OEA. El Grupo Puebla emprendería la defensa de Evo Morales y buscaría consolidar los gobiernos “progresistas”, aunque los triunfos de la derecha en Centroamérica.

“Lázaro es un operador eficiente y aguantó vara en Palacio, donde se separó de las grillas de Jesús y Alejandro”, reconocen funcionarios de la Cuarta Transformación, quienes no descartan la opción de proyectarlo por la candidatura a jefe de gobierno de la Ciudad de México. ¿Por Morena?

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Periodista y columnista de El Economista, autor de Doña Perpetua: el poder y la opulencia de Elba Esther Gordillo. Elba Esther Gordillo contra la SEP.

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