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Opinión

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Obama después de la elección

El Presidente reelecto de EU debe retomar la idea de intercambiar con el Partido Republicano reducciones ?de gasto público por más ingresos del gobierno.

Barack Obama está de nuevo en los libros de récords, es el primer afroamericano electo Presidente de Estados Unidos, es el primer Presidente reelecto con la tasa de desempleo en 7.9%, desde Franklin Roosevelt en 1936, y es el segundo Presidente demócrata que gobernará dos periodos desde entonces; Bill Clinton es el otro.

A pesar de que para 60% de los electores el crecimiento lento de la economía es el principal problema de ese país, Romney, como antes McCain en el 2008, fracasó porque la crisis se atribuye a la administración de George W. Bush y por asociarse a la extrema derecha de ese partido. Obama repitió la estrategia del 2008, agrupó a jóvenes, mujeres, homosexuales, latinos y afroamericanos, y en general todos aquellos que apoyan una agenda social liberal. Ganó donde siempre ganan los demócratas, en las costas y en el llamado Rust Belt. Los republicanos ganaron en los otros estados.

La nueva correlación de fuerzas políticas en el Congreso es similar a la actual, ninguna de las partes puede reclamar haber recibido un mandato, ya que el voto popular se dividió por la mitad. Los republicanos siguen controlando la Cámara de Representantes y aunque avanzaron en el Senado, la mayoría demócrata no es suficiente (2/3) para superar el filibuster o veto de la minoría republicana.

Las agendas de Obama y de los republicanos siguen bloqueadas en el Congreso. Es urgente un acuerdo político. Existe un precedente relevante. En 1986, en circunstancias parecidas, el Presidente Ronald Reagan y el líder demócrata de la Cámara de Representantes, Tip O’Neill, lograron la aprobación de una importante reforma fiscal.

Como se ha comentado aquí en otras ocasiones, una ley vigente en Estados Unidos requiere que los partidos políticos en el Congreso alcancen un acuerdo que restablezca la solvencia fiscal de ese país en el mediano plazo. Si esto no ocurre antes del 31 de diciembre y no se aprueba una ley que agregue tiempo a las negociaciones, el 1 de enero aumentan automáticamente y drásticamente las tasas de impuestos sobre la renta de casi todos los contribuyentes, al mismo tiempo que se ejecutan significativos recortes del gasto público.

La Oficina de Presupuesto del Congreso indicó que los aumentos de impuestos serían de 720,000 millones de dólares, aproximadamente 4% del Producto Interno Bruto. Choque que pondrá a la economía de nuevo en recesión.

La estrategia de Obama para evitar al fiscal cliff es reactivar la llamada gran negociación orientada a consolidar las finanzas públicas mediante el aumento de los ingresos y la reducción del gasto público.

La idea es intercambiar con el partido republicano reducciones de gasto público por incrementos de ingresos del sector público.

En negociaciones anteriores, Obama ofreció a los republicanos reducir 2.5 dólares de gasto público por cada dólar adicional de ingreso que aprueben. Este acuerdo lo negoció Obama con el líder republicano en la Cámara de Representantes, John Boehner, en el verano del 2011, y estuvo a punto de aprobarse. Pero la estrategia era llevar el gobierno al fracaso y conquistar la Presidencia este año.

El incremento del ingreso tendrá que venir de una reforma fiscal que no eleve las tasas de impuesto, pero sí la base reduciendo las exenciones. Obama debe tomarle la palabra.

rfeliz@eleconomista.com.mx

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