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Opinión

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Que los tentáculos no toquen al Banxico

Lo que menos puede permitirse el Banco de México es que caiga sobre su Junta de Gobierno la sospecha de que los tentáculos venenosos de la Cuarta Transformación cayeron sobre de ellos para dirigir el destino monetario a conveniencia del poder.

Ya a estas alturas del sexenio basta con ver lo que ha sucedido con la Suprema Corte de Justicia de la Nación para entender que sí es posible que el estilo autoritario de gobernar pueda cargarse a cualquier institución constitucionalmente autónoma.

La ventaja que tiene Banxico sobre otras instituciones es que Andrés Manuel López Obrador no le entiende muy bien al papel que tiene la política monetaria en el equilibrio entre el combate a la inflación y los niveles de crecimiento a través del instrumento de las tasas de interés.

Pero si alguien medio le explica y él medio le entiende, podría ejercer algún tipo de presión para que desde el banco central se tratara de influir en dinamizar el consumo en una economía que claramente se desacelera.

La única garantía de que políticamente le conviene al régimen que la Junta de Gobierno se ande con pies de plomo en la toma de decisiones que pudieran acelerar el relajamiento monetario es que, por ahora, inevitablemente están ligadas esas decisiones a la paridad del peso frente al dólar.

Ya no hay dudas en el mercado de que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) se tomará más tiempo antes de iniciar su proceso de relajación monetaria.

Los mal pensados dirán que están más tranquilos porque tienen elecciones hasta noviembre y tienen tiempo para mandar señales alentadoras a los mercados.

Pero si en México se deciden a iniciar de forma más acelerada una baja en el costo del dinero sin considerar el ritmo que siga la Fed, seguro podría darse alguna depreciación del peso frente al dólar.

Y si bien en términos financieros habría margen para una corrección sin grandes presiones inflacionarias, en términos político-electorales, llegar con un dólar más caro a las elecciones puede ser mala noticia para López Obrador quién se casó absurdamente con ese precio financiero.

Algunos participantes del mercado tienen la sospecha de que ya habría sonado el teléfono rojo de la gobernadora del Banco de México, Victoria Rodríguez Ceja, para tener del otro lado de la línea al Presidente sugiriendo darle un empujón a la economía bajando las tasas.

¡Claro que sería impensable y hasta un insulto! Pero ya le hemos visto muchas arbitrariedades a este Presidente.

El tono del más reciente comunicado de decisión de política monetaria, algunas palabras titubeantes de las pocas que se le escuchan a la gobernadora Rodríguez y la urgencia del régimen de hacer lo que sea para no perder el poder, definitivamente parecen sospechosos.

Tenemos dos paradas para leer mejor esos mensajes y ver si, contra viento y marea autoritaria, el Banco de México defiende sus posturas autónomas.

La primera es este jueves con la publicación de las minutas de la pasada reunión de política monetaria. Ya sabemos que entre el “uno dijo”, “el otro consideró”, hay transparencia en los autores.

Y la segunda aduana es el 21 de marzo, en pleno natalicio de Juárez, cuando den a conocer su siguiente decisión de política monetaria.

ecampos@eleconomista.mx

Su trayectoria profesional ha estado dedicada a diferentes medios. Actualmente es columnista del diario El Economista y conductor de noticieros en Televisa. Es titular del espacio noticioso de las 14 horas en Foro TV.

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