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Opinión

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El compromiso de China con la adaptación y transformación estructural constante

Al enfrentar shocks de oferta y el debilitamiento de la demanda agregada, las autoridades chinas enfrentan la difícil tarea de alentar el gasto de los consumidores sin inflar más la burbuja del mercado inmobiliario. Su respuesta ha sido aplicar políticas para expandir la demanda interna y, al mismo tiempo, redoblar las reformas estructurales.

   

SHANGHÁI. Con el fin de su estrategia de covid cero, el gobierno chino ha reconocido la necesidad de abordar los riesgos económicos que surgen no sólo de los shocks de oferta, sino también del debilitamiento de la demanda agregada. Eso obliga a hacer cambios en la política macroeconómica, que antes estaba más centrada en la oferta.

En tanto, tras examinar los riesgos financieros y costos ambientales del reciente auge del sector inmobiliario, la dirigencia china ha redoblado su compromiso con el objetivo de transformación estructural a largo plazo. Por eso las autoridades buscan aumentar el flujo de recursos hacia sectores más productivos, por ejemplo, las tecnologías emergentes.

Es verdad que el gobierno también ha implementado un conjunto de políticas tendientes a impulsar la demanda interna. Pero no es un paquete tan intenso como el del periodo 2009-11, y esto es reflejo del dilema que enfrentan las autoridades chinas: ¿cómo alentar el gasto de hogares y empresas sin inflar todavía más la burbuja inmobiliaria?

Es obvio que el gobierno chino no permitirá que la turbulencia en el mercado inmobiliario se convierta en crisis sistémica; antes introducirá medidas de apoyo creciente que ayuden a estabilizarlo. Pero ante todo, la desaceleración en el sector es un recordatorio de que China debe crear con urgencia un mecanismo a largo plazo que garantice una mayor solidez en el mercado de la vivienda. Es probable que esto sea motivo para acelerar la transformación del mercado inmobiliario, a fin de adaptarlo a la nueva etapa de crecimiento a la que está ingresando la economía.

Un examen del último decenio nos muestra que la economía china ya ha experimentado un importante cambio estructural, como parte de la búsqueda oficial de un crecimiento con mayor calidad. Aún sin contar el daño provocado por la pandemia, el panorama económico se ha transformado. Sectores e individuos que se habían acostumbrado a la estabilidad y a las ganancias fáciles se encuentran ante un entorno cada vez más incierto y desconocido.

Durante este periodo, el gobierno chino ha estado evaluando los desafíos que enfrenta la economía e introduciendo cambios constantes en las políticas de desarrollo para promover un ajuste estructural. Las autoridades se pusieron de acuerdo en abandonar las políticas de estímulo a gran escala para frenar las burbujas de activos y en esforzarse por mantener un entorno monetario relativamente estable en el nivel macro para apuntalar la economía real.

Esto explica por qué China ha preferido un enfoque de gestión macroeconómica metacíclico, que implica actuar antes, con medidas más graduales y visión a largo plazo. Como señaló el exgobernador del Banco Popular de China, Yi Gang, en un discurso pronunciado en abril de 2023, ya antes de la pandemia la política china de tipos de interés había cambiado: el BPC adhirió a la regla de oro de la tasa de ahorro y al principio de atenuación, que exige responder con cautela a circunstancias inciertas. Evitar volatilidad o sobrerreacción en los tipos de interés es crucial para suprimir burbujas y crear condiciones para un crecimiento equilibrado.

Por supuesto, un entorno de tipo de interés real positivo no está exento de costos a corto plazo. Pero China logró eludir las grandes perturbaciones que a veces se producen cuando se acumulan burbujas de activos. Además, aunque en lo inmediato pueda haber reveses, el gobierno muestra un énfasis constante en actualizar sus políticas para promover el desarrollo económico a largo plazo. Es importante tenerlo en cuenta al analizar mucho de lo que sucede hoy en la economía china.

Felizmente, China no ha sufrido una depresión en las últimas tres décadas, lo que se debe en gran parte a que su dirigencia ha estado muy atenta a los posibles riesgos sistémicos de un crecimiento económico acelerado. El gobierno también se cuida mucho de asumir grandes riesgos para proteger intereses creados.

En su búsqueda de crecimiento económico en las últimas décadas, China ha enfrentado un sinfín de desafíos; pero el gobierno ha podido superarlos casi siempre alentando a los agentes de mercado a no dejar de hacer adaptaciones y ajustes. Por ejemplo, el ingreso de China a la Organización Mundial del Comercio en 2001 no causó desempleo a gran escala como algunos temían; en vez de eso, la preocupación por lo que se avecinaba alentó a muchos sectores de la economía china a aumentar su fortaleza y competitividad.

Visto en esta perspectiva, la insistencia del gobierno chino en combinar medidas de estímulo de la demanda interna con reformas estructurales del lado de la oferta no debería sorprender a nadie.

El autor

Exdirector de política económica de la Casa Blanca durante la Presidencia de George Bush (padre) y director gerente del fondo de inversión Tiger, recibió el Premio Allyn Young a la Docencia del Departamento de Economía de Harvard y es autor de New Ideas from Dead Economists (Plume, 2021), The Price of Prosperity (Harper, 2016) y coautor del musical Glory Ride.

Traducción: Esteban Flamini

Copyright: Project Syndicate, 2024

www.project-syndicate.org

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