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La visita de Marco Rubio al Torito
La primera cita de Marco Rubio con su hoy esposa Janette Dousdebes ocurrió en el restaurante mexicano El Torito de Miami en 1991.
Su empatía por México nació en Las Vegas, cuidad a la que se mudaron sus padres hace varias décadas buscando mejores sueldos. Su padre era barman y trabajó en varios hoteles.
Los primeros amigos con los que convivió en la ciudad de la luz eterna eran mexicanos.
Rubio se convertirá en pocas semanas en el funcionario mejor informado del mundo. A sus manos llegarán despachos diplomáticos desde todos los países donde su país tiene embajadas; también encontrará sobre su escritorio reportes de agencias de inteligencia.
Por el momento es discreto al hablar sobre política exterior, sin embargo, Marco Rubio tiene una memoria líquida cuando habla sobre Cuba. Su interés por contemporizar la historia de la isla tiene un basamento: sus padres.
Perdieron el país y no podían volver mientras Castro estuviera en el poder, me comenta durante una charla hace algunas semanas en Washington.
Rubio es enemigo de las dictaduras latinoamericanas y fue crítico con López Obrador debido a que el mexicano tuvo acercamientos con los dictadores, particularmente con Díaz-Canel, pero también con Maduro.
El movimiento de López Obrador se inclina por autócratas que cancelan libertades. ¿Cómo es posible que abrazara a Evo Morales, violador de la Constitución que él mismo redactó? ¿Cómo es posible que México haya abusado de la figura de refugio para abrirles la puerta a delincuentes vinculados con Rafael Correa?
Pero regresemos a Jaleo, el restaurante español en Washington.
Rubio no olvida su origen humilde de una familia que arribó a Miami tres años antes de la llegada de Fidel Castro al poder.
Marco Rubio siempre ha tenido dos pasiones: la política y los Delfines de Miami. El futbol americano representa para Rubio una raíz muy profunda con Estados Unidos.
La única diferencia que Rubio sostuvo con su abuelo pertenecía al ámbito deportivo: la pasión por el beisbol del abuelo no la tiene Marco.
Reconoce que no tuvo las suficientes aptitudes para convertirse en jugador de los Delfines. Una hermana y su hoy esposa fueron porristas de los Delfines.
Llega el momento de las definiciones. El Gobierno de Claudia Sheinbaum deberá de decidir si continúa con la política de AMLO y su acercamiento con regímenes dictatoriales o da un giro radical.
El bufón de Noroña, el cínico de Monreal o la que sostiene vínculos con el régimen de Maduro, la señora Yeidckol Polevnsky, no abonan a una relación fluida con Washington.
Por el momento, sería bueno que De la Fuente revelara la estrategia de política exterior. No la conozco.