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AMLO es el último líder de masas del Nacionalismo Revolucionario: Fernando Dworak
Su discurso es el del viejo PRI, el de los lugares comunes, el de los grandes discursos, el del nacionalismo a ultranza, destaca el consultor político.
El presidente Andrés Manuel López Obrador es un gran comunicador, convincente y que representa mucho para mucha gente, pero, al mismo tiempo, ejerce el poder de manera autoritaria, personalista y voluntariosa, aseveró el analista Fernando Dworak.
En entrevista, aseguró que el presidente López Obrador no es asertivo, tiene una idea cursi de la realidad y desprecia las instituciones: representa la tropicalización de los liderazgos populistas que hay a escala mundial.
A lo largo de 30 años, expuso, Andrés Manuel López Obrador construyó un personaje, el cual es la personificación del líder político que el nacionalismo revolucionario nos enseñó a esperar.
“En los viejos años del PRI, se nos decía que ese partido gobernaba y tenía acceso a casi todos los cargos públicos y que lo único que nos hacía falta era esperar a alguien que iba a llegar a ser un Presidente bueno, noble, desinteresado y honesto por naturaleza y que nos iba a sacar de la situación en la que estábamos”, aseguró Dworak.
El consultor político describió a López Obrador como el último líder de masas del Nacionalismo Revolucionario.
Su discurso, añadió, “es el del viejo PRI, el de las creencias, el de los lugares comunes, el de los grandes discursos, el de la doctrina Estrada, el del nacionalismo a ultranza. Su propia historia personal y su visión no es más que la historia del PRI”.
También destacó que sus propias creencias e imágenes son las de los viejos priistas: la imagen de una persona austera, que vive sencillamente, pero no sabemos cómo vive y cuánto gana.
Dworak expuso que, si bien López Obrador no es como otros líderes populistas que actualmente ejercen el poder, como Nicolás Maduro, en Venezuela, es del tipo de liderazgos populistas que vienen con una receta discursiva que desprecian a los expertos de las políticas públicas que forman parte de la llamada tecnocracia que no supieron comunicar sus acciones.
Para el analista, López Obrador ha sido un líder que destacó en el escenario político nacional por tener un lenguaje fácil de entender, justo cuando estaban en el poder élites que hablaban en términos que nadie les entendía.
Sin embargo, ese lenguaje coloquial del presidente López Obrador está acompañado de desprecio y desconfianza hacia las instituciones de la democracia representativa.
“A un año de haber asumido la presidencia de la República, su fortaleza sigue siendo el ser un gran comunicador. Todavía le funciona bastante bien su discurso. Es tan convincente y representa mucho para tanta gente. Mueve tantas pasiones que todavía sigue siendo fuerte. Esa es su gran fortaleza: es una persona que tiene un mensaje claro para un segmento significativo de la población”, dijo Dworak.
Es un político autoritario
Por otra parte, expuso que entre sus debilidades destaca que es un gobernante autoritario, personalista, que pudo haber venido, tal vez, del sexenio de Adolfo Ruiz Cortines.
Sin embargo, “ese estilo funcionaba para un país aislado; para un país que no estaba conectado al mundo; para un país completamente distinto al que tenemos ahorita. Hemos visto que el voluntarismo no funciona”.
En su opinión, la debilidad de López Obrador es no saber que está haciendo las cosas para un país que no existe.
“En realidad no es asertivo. Por ejemplo, para solucionar el problema de la inseguridad se requiere el fortalecimiento de las instituciones; es un problema para el cual se requieren años para comenzar a ver resultados y él quiere combatirlo supuestamente combatiendo las causas que según él son la pobreza y la corrupción”.
Para Fernando Dworak, lo grave es que el presidente tiene una idea cursi de la realidad. Por ejemplo, cuando dice que la gente pobre no es corrupta, pero la corrompen personas que son corruptas por naturaleza. Tiene una imagen que no va más allá de una monografía. Es una visión muy simplista.
Además de ello, “López Obrador está pensando en dejar un legado personal, orientado hacia su figura y en la supervivencia de una maquinaria pública a través de patrimonialismo, pero eso no sirve para cumplir a un Estado. Yo creo que está pensando demasiado en qué quiere ser el en futuro y no en qué podría ser el país en el futuro”, agregó el analista político.