Buscar
Arte e Ideas

Lectura 4:00 min

Cultura: la danza de los etiquetados

El destino de cientos de proyectos y de miles de millones de pesos asignados por el Congreso a actividades culturales ha sido para el Conaculta un mero trámite. La eficiencia en el gasto y sus resultados, un misterio.

En su artículo México virreinal (Reforma, viernes pasado), Juan Villoro afirma: Hay países que viven en estado de realidad y países que viven en estado de ilusión. México pertenece a la segunda categoría . Al extrapolar la sentencia, diré que hace algunos años, el Congreso y el Conaculta crearon con los recursos etiquetados el estado de ilusionismo.

Eso se desprende de la respuesta a la solicitud de información con número de folio 1114100055113 que, a través del IFAI, hizo mi colega Virginia Laguna García hace poco más de un mes. Queríamos saber el historial completo de este mecanismo desde la institución que es responsable de la entrega de los fondos. Para tal efecto, se partió del ejercicio fiscal del 2004. De las ocho peticiones, destaco:

1) Número de proyectos aprobados y monto total.

2) Número de proyectos a los que fueron entregados los recursos y monto total.

3) Número de proyectos que fueron rechazados por incumplimiento de requisitos impuestos por el Conaculta para su entrega y, si estos fondos fueron devueltos a la Hacienda Pública, cómo fue fundamentado el no ejercicio de los mismos.

4) Indicador de entrega final de comprobación del gasto, cierre de ejercicio y de los resultados e impacto que tuvieron cada uno.

5) Resumen histórico del total de recursos etiquetados aprobados desde el Congreso y total real entregado, así como número de proyectos beneficiados.

6) La valoración escrita de las autoridades del Conaculta en el cual emitan opiniones sobre la efectividad de este mecanismo de financiamiento a proyectos culturales de forma directa desde el Congreso.

La solicitud fue atendida por siete direcciones generales y dos coordinaciones nacionales. La evidente desconexión da como resultado un amasijo de 46 páginas que revela que en tantos años el Consejo no logró establecer un sistema que permita conocer de manera puntual lo que pasa en este ámbito. Y arroja algunos datos que ameritan una explicación pública, dado que involucra el proceder de cuatro legislaturas con sus comisiones de cultura (2003-2015) y a diversos funcionarios de cuatro administraciones del Conaculta: las de Bermúdez, Vela, Sáizar y Tovar.

Por ejemplo, según el área de Financiamiento de Proyectos Culturales de la Dirección General de Administración, la responsabilidad inicia para dicha dependencia en el ejercicio del 2010. De ese año al mes de octubre del 2013, los diputados aprobaron 2,387 proyectos, a los que otorgaron alrededor de 10,000 millones de pesos. En el mismo lapso, se hicieron efectivos ¡654 proyectos! que suman alrededor de 5,000 millones de pesos. ¿En dónde se encuentran las razones de este desmán?

En el reporte del Fonca se ubican los primeros etiquetados: las asignaciones a ciudades Patrimonio de la Humanidad en el 2004. Le sigue en el registro Vinculación Cultural a partir del 2006. Cabe mencionar que esta Dirección General concentró la distribución de las partidas a los estados y municipios durante varios años. Ello generó otro tipo de disputas y clientelismo, sobre todo entre los periodos de Vela y Sáizar.

A partir del 2007 y con variantes, las oficinas que consignan el manejo de etiquetados son: Desarrollo Cultural Infantil, Culturas Populares, Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural, Bibliotecas, Sistema Nacional de Fomento Musical y Publicaciones. Este pergamino relaciona proyectos, montos y beneficiarios. Pero ni una sola palabra sobre los resultados obtenidos.

Pero llegó una decisión al aprobarse los etiquetados del 2014. Los destinados a estados y municipios pasan al Ramo 33. Esto significa que la SHCP será la responsable de entregarlos. Equivocadamente, el Conaculta logró deshacerse o se cree que le han hecho el favor de quitarle de encima una tarea que en todo este tiempo despreció por ser administrativamente conflictiva. Sólo verá por los fondos a las asociaciones civiles. Sin embargo, esta danza de los etiquetados obliga a dar explicaciones.

El texto de Villoro me vino al dedillo por la representación simbólica del presupuesto para el subsector cultura. Escribe: La lengua cortesana permite sentir que habitamos una realidad distinta, un palacio donde el marqués nos dará su firma, el duque recordará que nos debe una propina, la condesa nos tratará con seductora indiferencia y todo eso nos permitirá humillar al paje con impecable educación .

eduardo.cruz@eleconomista.mx

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Noticias Recomendadas

Suscríbete