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Arte e Ideas

Lectura 3:00 min

Hugo, libro indispensable

Por fin se publicó en México La invención de Hugo Cabret. Si este título no le dice nada, espere una semana cuando la cartelera cinematográfica promueva la película Hugo dirigida por Martin Scorsese; entonces sí le sonará, pero puede que para entonces sea tarde. Es de suponer que, como en los países donde ya se estrenó, será un éxito de taquilla.

Por fin se publicó en México La invención de Hugo Cabret. Si este título no le dice nada, espere una semana cuando la cartelera cinematográfica promueva la película Hugo dirigida por Martin Scorsese; entonces sí le sonará, pero puede que para entonces sea tarde. Es de suponer que, como en los países donde ya se estrenó, será un éxito de taquilla.

Por eso, antes de que ocurra, no pierda la oportunidad de acercarse a una librería para tomar en sus manos este libro. ¿Por qué? Porque esta novela, narrada con palabras e imágenes, no sólo propone una lectura diferente y está muy bien lograda, también porque la historia es entretenida e interesante, las ilustraciones son impecables y el diseño editorial no deja nada a la deriva.

Propuesta novedosa

Para empezar, llaman la atención las primeras páginas en negro con tipografía blanca; después, siguiendo las instrucciones del profesor H. Alcofrisbas en la Breve introducción, el lector se trasladará por medio de un zoom conseguido con las ilustraciones al interior de una estación de trenes en el París de 1931. Apenas allí, después de 45 páginas, comenzarán las palabras.

Sí, apenas en la página 46 usted empezará a leer. Aun así, ya se habrá enterado de que el niño que se escabulle por las rejillas de ventilación de la estación es Hugo, quien espía al viejo de la juguetería y que vive en el interior de la estación. También que es aprendiz de su tío (el relojero que da mantenimiento a las máquinas de la estación) y que para comer, debe robar de los establecimientos cercanos.

Pero la historia de Hugo Cabret no sólo tiene que ver que relojeros que dan cuerda a los cronómetros, también con los practicantes del oficio que se convertían en magos al traspasar sus conocimientos a la fabricación de autómatas capaces de producir música, realizar juegos de prestidigitación y hasta dibujar o escribir sonetos.

Y de estas transformaciones, precisamente, es de donde proviene el otro personaje del libro: el cine. Porque La invención de Hugo Cabret, entre otras cosas, es un homenaje a Georges Méliès, aquel viejo mago que realizó las primeras películas fantásticas, aquel que filmó la luna con un cohete clavado en el ojo, ¿le suena conocido?

No se trata de un libro ilustrado ni un álbum, aunque tiene muchas ilustraciones (284 páginas con ellas); no es tampoco una novela gráfica ni un cómic, es, más bien, la propuesta genuina de Brian Selznick para narrar la historia de un huérfano, de un autómata y de cómo los relojeros se transformaron en ilusionistas y éstos en cineastas.

No es de extrañar, entonces, que un gran director de cine como Martin Scorsese se haya sentido atraído para llevar esta historia a la pantalla grande.

Si le ha picado el bichito de la curiosidad puede visitar el sitio del libro, que es otra maravilla: http://lainvenciondehugocabret.grupo-sm.com/index.html

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