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Arte e Ideas

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Ora sí este año

No sé de dónde vendrá esa costumbre desgraciada de hacer propósitos para el año nuevo. Dudo que nuestros abuelos cavernícolas se reunieran en torno al fuego y un pernil de mamut a discutir qué harían cuando se acabara el frío.

No sé de dónde vendrá esa costumbre desgraciada de hacer propósitos para el año nuevo. Dudo que nuestros abuelos cavernícolas se reunieran en torno al fuego y un pernil de mamut a discutir qué harían cuando se acabara el frío.

El hecho es que no somos cavernícolas y que la civilización nos empuja a hacer propósitos de año nuevo. Por lo general implican consumo: voy a bajar de peso y, zaz, ahí está la caminadora. Voy a dejar de fumar, vengan los chicles de nicotina. Voy a viajar más, saldré a pasear en bicicleta, visitaré más museos, leeré más. Más, más, más.

Cada año nos soñamos más delgados, más cultos, más felices. Qué horror. ¿No podríamos sólo dejar que el año que llega pase que pase sin ruido y tengamos una feliz borrachera y los planes ya los vamos dejando para abril.

Éste es un diario financiero, así que siento la comezón de recomendarle que se ponga como meta ahorrar. Tener su tambachito de dinero no le hace mal a nadie. Sí, es difícil pero piense: si su cónyuge lo deja, por los menos tendrá su tarjeta de ahorro para mantenerlo caliente por la noche.

Año 2016, tremendo, no te pedí nada y me diste varios dolores de corazón. A tu hermano el 2017 lo ignoraré: ya no envejeceré y dejaré que sea el paso de los días el que decida mi destino. Mi vida será un Dungeons & Dragons versión treintañera.

concepcion.moreno@eleconomista.mx

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