Red ProCienciaMx presenta propuesta para la futura política de ciencia y tecnología

En este momento en el que las aspirantes a la Presidencia de México comienzan a conformar sus equipos de trabajo, la Red ProCienciaMx, creada en 2019 y conformada principalmente por académicos, presentó una propuesta para sentar las bases de una política científica de estado a largo plazo. El documento se denomina Estrategia de política de CTI hacia el bienestar social y el desarrollo sustentable de México: 2024-2036 y buscará darlo a conocer a las precandidatas presidenciales Xóchitl Gálvez Ruiz, de la coalición Fuerza y Corazón por México, y Claudia Sheimbaun Pardo, de la alianza Morena-PT- Verde.

“Frente a las elecciones de 2024 es momento  no sólo de ser críticos frente a las cosas que han pasado, es el momento de ser propositivos, mirar hacia adelante, hacia el país que queremos y el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) que buscamos, para contribuir a un México mejor. La Red ProCiencia quiere contribuir al debate público y este es el momento”, dijo Gabriela Dutrénit, académica de la UAM.

A raíz de los cambios en la política científica de este sexenio se pusieron a trabajar sobre temas que, de acuerdo con su criterio, cumplan con lo establecido en la ley, que es: Promover, fomentar y regular las capacidades para el desarrollo de actividades en CTI.

Aseguran que no es casualidad el periodo 2024-2036, pues se busca un trabajo a largo plazo y transexenal. “Necesitamos pensar en diseños que correspondan a una política de Estado, por eso la propuesta es para al menos dos sexenios”, explica Dutrénit. También parten de la idea de que en general, siempre ha habido poco financiamiento para el sector, pero en los últimos años hubo un choque, al pasar de un proceso de acumulación lento, pero gradual, a un cambio de estrategia que canceló instrumentos, un cambio en la Ley que todavía está en manos de la Suprema Corte de Justicia y una reducción considerable de presupuesto.

Con el mandato en la fracción quinta del Artículo 3° de la Constitución Mexicana, relativo al derecho de los mexicanos de gozar de los beneficios del conocimiento científico y el desarrollo tecnológico, el Estado es quien debe garantizar el apoyo, por eso, aseguran que hay una urgencia, para que los poderes federales recuperen la función constitucional en relación a la CTI, pues “falta cambiar la dinámica reciente y continuar el proceso de acumulación de capacidades tecnológicas y de innovación científica acelerando el proceso”.

¿Cuál es la base de esta propuesta?

Primero, aseguran, existe la necesidad de discutir una nueva Ley General de Ciencia, Tecnología e Innovación, con un conjunto de seis estrategias similares a las del PECiTi (Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación). Estas son:

1. Reformar el sistema de CTI para garantizar la libertad académica, la participación democrática y la autonomía.

2. Asignar un financiamiento suficiente, sostenido y progresivo para las actividades de CTI.

3. Expandir y fortalecer las comunidades científicas y tecnológicas.

4. Fomentar la innovación que contribuya al bienestar social y el desarrollo sustentable.

5. Promover la comunicación pública de las ciencias.

6. Fortalecer la colaboración internacional en materia de CTI

Luego, para cada estrategia se definieron objetivos, líneas de acción y principales instrumentos. En esencia aseguran que hay un conjunto de compromisos en la discusión y debate público que hay que cumplir fundamentalmente por los programas de gobierno para reconstruir el sistema de CTI. Además de una nueva Ley apegada a la constitución, se busca un mecanismo presupuestario y un mecanismo de asignaciones multianuales, además un incremento de becas y plazas para jóvenes graduados, mayor apoyo a ciencia básica, autonomía constitucional para los Centros Públicos de Investigación y otras entidades académicas, trato igualitario a investigadores, políticas de promoción y fomento a la innovación empresarial y federalización del financiamiento.

En la estrategia también se plantean acciones como: Una Secretaría de CTI, dos agencias federales ejecutoras, un órgano de gobierno plural y representativo, un consejo de consulta a nivel federal y estados, condiciones de otorgamiento de becas y proyectos de gran alcance.

Científicos abiertos al diálogo

Otras reflexiones alrededor de este documento se hicieron escuchar, por ejemplo, David Romero, investigador del Centro de Ciencias Genómicas de la UNAM, dijo: “No queremos una política científica que solamente atiende a las necesidades que se perciben en un sexenio, es absolutamente necesario pensar en grande y a largo plazo. La política que estamos buscando, es una que resuelva una de las múltiples paradojas, expandir la comunidad científica”.

En este sentido asegura que tenemos una proporción de científicos con respecto a la población total, muy pequeña con respecto a lo que debería cualquier país desarrollado, “las cuentas más alegres incluye 45,000 científicos para un país de 120 millones de habitantes. Estamos en una proporción del orden de 10 veces inferior a lo que deberíamos tener; al menos duplicar el número respecto a lo que tenemos ahora, sería un logro”.

También hizo una autocrítica: “Lo que necesitamos son científicos que salgamos un poco más a reconocernos como ciudadanos interesados en mejorar las circunstancias, y por el lado de los políticos reconocer un poco la ignorancia, que no es una agresión, pues nadie tiene que ser experto en todo y acercarse a aquellos que conocemos del tema. Es a través de esa interacción cuando podemos generar mejores cosas. Eso es tal vez lo que ha sido desafortunado en los últimos años, ha entrado el ataque, la descalificación y la pelea todo el tiempo, esto no es productivo, el diálogo sí, hoy clamamos por eso, no buscamos enemigos”.

Agrega que en el sector ha habido apatía, pero no solo eso, también temor y hasta franco pavor ante la amenaza de represalias, “es un fenómeno particularmente notorio en centros públicos, pero no excluye a otros sectores. Todos quisiéramos que mejoraran las cosas, y también sin esforzarnos demasiado, esta etapa ha demandado mucho de todos y seguirá demandando más. Es importante que los científicos sigamos abiertos a interactuar con la sociedad, los medios, la política. No comprometernos en términos políticos pero sí en términos de lograr lo mejor para México”.

Por su parte, Brenda Valderrama, investigadora y autora del libro "360 Grados, una visión panorámica de la política científica en México 1985-2019", aseguró que la ciencia como actividad de interés público tiene que ser fomentada desde el Estado, incluidos el gobierno federal, estatal y municipal, así como los poderes Legislativo y Judicial. “Este es uno de los grandes problemas que hemos tenido, el divorcio entre los tres poderes del país, lo cual también tomó como rehén a la ciencia en México y por esta circunstancia estamos en una situación precaria, con una Ley impugnada y con visos de su inminente derogación, lo que va a llevar a un vacío legal que pudiera llevarse dos o tres años”.

Dijo que ProCiencia está previendo ese vacío por lo que justo lo que se está proponiendo es una estrategia para paliar la crisis que pudiera sufrir el sistema de ciencia con el cambio de administración.

Por último, José Luis Ollero, de la UNAM, dijo que lo más importante es generar espacios de participación y alcanzar una alta sensibilización de la importancia de generar políticas basadas en evidencia, “porque eso es lo que nos ha fallado terriblemente en los últimos años, donde se generan políticas con diversas motivaciones, pero sin una base sólida que se pueda demostrar”.

Para saber más sobre el contenido del proyecto, se puede consultar en: https://redprociencia.mx/

nelly.toche@eleconomista.mx