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Arte e Ideas

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Siguiendo a Sophie Calle

Su obra más famosa involucró a Calle como espía de la vida de varios perfectos extraños a los que ella siguió con absoluta paciencia durante meses.

Es cosa de paciencia, eso de seguir a la gente. Los detectives de las películas lo saben y también lo sabe Sophie Calle, artista francesa, una mujer que se ha hecho famosa por eso, porque cultivó el arte de seguir gente.

Su obra más famosa involucró a Calle como espía de la vida de varios perfectos extraños a los que ella siguió con absoluta paciencia durante meses. Cada detalle, cada parada en el café, en un puesto de revista, cada cigarro se convertían en parte de la historia que a partir de fotos y documentos Calle les construía. Después llevó el juego al otro extremo: contrató a un detective privado para que la siguiera. Fue un ejercicio de extrañamiento total: verse como se ve desde afuera, descubrir patrones hasta entonces desconocida de esa gran extranjera: ella misma.

Paciencia, mucha paciencia la de Sophie Calle. Otra de sus obras fue prestarle su persona al escritor Paul Auster para que la hiciera personaje literario. En su novela Leviatán, Auster describe así a María Turner, la alterego de Calle: una mujer alta, dueña de sí misma... Estaba lejos de ser bella pero su intensidad me atraía... Me gustaba la forma en que se movía en su ropa .

María Turner no es la protagonista de Leviatán pero, aunque es un personaje secundario, su presencia cae sobre la historia como un influjo mágico.

Esta reseñista aprovechó que Calle vino a México a presentar su obra Cuídese mucho, en el Museo Tamayo, para comprobar, con mucha paciencia y durante casi una hora de observación, lo exacta que fue la caracterización que hizo Auster de Sophie Calle.

Quién sabe, a lo mejor es uno de esos casos en los que no hay que ver para creer sino creer para ver, pero a mí también me gustó cómo se mueve Calle, con sus piernas fuertes que el vestido corto dejaba desnudas, piernas sólidas, no especialmente largas pero sí son las piernas de una mujer dueña de sí misma.

Cuídese mucho es la instalación que la francesa presentó en el 2007 en el pabellón de su país en la Bienal de Venecia. En su momento causó sensación. Es una obra de arte confesional.

Rupturas amorosas aparte

Calle ha hecho de su intimidad material de trabajo. En este caso, lo que abre al público es el cortón que le dio un novio mediante un e-mail. De todas las formas horribles de terminal una relación, un e-mail debe estar entre las peores y más socorridas.

El mail, que es con lo que abre la instalación (la obra ocupa toda una sala; se ve como un pequeña exposición), está escrito en un lenguaje complicado, claramente obra de una mente literaria y atormentada. Parece obra de un filósofo posestructuralista. Quizá menos enredado pero igual de intenso, porque carga una verdad insondable que en realidad se reduce a una sola cosa: ya no quiero andar con usted.

También eso es extraño: en la carta el novio le habla de usted a Sophie Calle, una manera de imponer distancia. El título de la instalación, Cuídese mucho, es la frase con que cierra la carta.

De un modo muy femenino, Calle le enseñó ese mail a algunas amigas para que le dieran su opinión. Después su mente artística comenzó a trabajar y se le ocurrió el proyecto: darle el mail a 107 mujeres de diversas profesiones (actrices, compositoras, psicólogas y hasta una lora parlanchina) para que le dieran su interpretación.

Hay fotos, videos, textos. Todos son muy curiosos porque ninguno se parece; cada interpretación tira a su propio monte. La criminóloga, por ejemplo, le dice que el texto es obra de un manipulador, un narcisista sin escrúpulos, alguien a quien hay que evitar a toda costa. La psicóloga carcelaria le dice lo contrario: que debe guardar esa carta como señal de que alguien la considera valiosa, como alimento de la autoestima.

Una policía reflexiona: todos nos enamoramos bajo nuestro propio riesgo, y una niña de 9 años lee un texto complicado y triste. La madre de Calle también participa y tranquilamente le dice a su hija: a ver, no dramaticemos.

Hay otras interpretaciones más abstractas, matemáticas, lingüísticas. Calle usa todas estas perspectivas para alejarse del hecho de que su relación terminó. No obstante, dice que el valor terapéutico del arte es secundario. A mí lo que me importa es crear obras buenas para colgar en la pared . Rupturas amorosas aparte, lo que importa es contar una historia que podría ser la de cualquiera. La mirada coral y multipunto lo demuestran.

Con paciencia seguí a Sophie Calle un rato más. Su vestido de color azul y estampado me recuerda un video de Goldfrapp. Podría haberme acercado a charlar con ella, habla buen español y estaba de buen humor. Pero entonces yo no habría mostrado la misma paciencia que Calle y este texto no se llamaría Siguiendo a Sophie Calle , que es un pequeño homenaje a la artista que reseño.

Cuídese mucho

Museo Tamayo. Paseo de la Reforma y Gandhi,

Bosque de Chapultepec

Martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas.

Entrada: $19

concepcion.moreno@eleconomista.mx

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