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El drama, un oro, un récord... y la gloria

Después de años de sequía, la marchista azteca le devolvió a nuestro país un poco del protagonismo que tenía en este deporte.

La imagen fue dramática. Uno, dos, el último paso y de pronto el mundo se apagó. Para María Guadalupe González, alias medalla de oro y récord panamericano, la carga que sentía sobre sus hombros se cayó de un solo golpe.

Habían sido 12 años de espera. A Guadalupe le bastaron 20 kilómetros y 1:29.24 horas para recordarle a México que sus atletas saben caminar y lo saben hacer bien.

Un momento de gloria que se gestó desde el kilómetro 15, cuando con sus pasos no sólo se volvía inalcanzable para sus contrincantes, sino también se convertía de a poco en la campeona del continente.

Pero algo no estaba muy bien. Uno, dos , contaba para sí misma mientras el aire comenzaba a faltar. Uno, dos , se repetía Guadalupe, mientras hacía un esfuerzo por jalar el húmedo aire. Ay Dios mío, ayúdame a terminar, ya pasé lo más difícil , rezaba mientras a lo lejos, exactamente a 1 kilómetro, estaba la meta.

Sólo 1,000 metros que se transformaron en una eternidad. Y las piernas, y los brazos, ésos que le ha costado tanto trabajo controlar para hacer un braceo de caminata y no uno de corredor, ya no respondían. Uno, dos... casi llego... Uno, dos... parece una eternidad , se lamentaba.

Y entonces ahí, por fin, el listón y las manos al cielo, confirmaban que Guadalupe era la campeona. Apenas dio un paso más y como una tabla cayó desmayada.

Dicen, aquellos que se acercaron tras el desmayo, que luego de viajar en los brazos de un par de voluntarios, en medio del sudor y la deshidratación la marchista mexicana, abrió los desorbitados ojos, grandes, casi del mismo tamaño de su hazaña: ¿Rompí el récord panamericano? Y sonrío.

El momento era épico para la andarín, que a sus 26 años es casi una novata. Hace tres años, ni siquiera pasaba por su mente la marcha. Es más, creo que la odiaba , asegura la originaria de la ciudad de México.

Eran finales del 2012 y María Guadalupe había concluido con éxito su carrera en informática, estaba a punto de buscar un trabajo. Pero algo le llamaba del deporte. Había practicado boxeo, aunque según sus palabras, su golpe no era tan fuerte en su peso, trataba de conectarlos y salirme para que no me fueran a pegar, después empiezo a correr y luego vino una lesión en donde los médicos me dijeron que ya no podía a hacer deporte .

La sentencia parecía irrevocable. Pero un día, alguien le propuso que probara en la marcha. No me gusta, no me gusta eso de estar meneando la cadera .

Seis meses tardaron en convencerla de que sería buena y luego, a ella le bastaron otros seis para mostrar que trascendería. En el 2014, su primera competencia en 20 kilómetros rompió el récord nacional en la Copa del Mundo en Taicang, China (1:28.48 horas). Este año, ganó el circuito de marcha que se llevó a cabo en Chihuahua, convirtiéndose así en la primera mexicana en ganar ese evento (1:32.42).

Apenas unos meses después se impuso en la Copa Panamericana en Arica, Chile (1:29.21). Y en la cuarta competencia internacional de su carrera, se coronó en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015.

Y así despertó María. Pero no era, ni en lo más remoto, un sueño. Lamento haberlos preocupado de más a todos, a mi familia, a mi profe , se disculpaba mientras sentía en su cuello el peso del oro de su medalla que logró pulverizando el récord que había conseguido la guatemalteca Jamy Franco en Guadalajara 2011 (1:38.28 horas).

Recuerda, con un tono de picardía el angustioso momento. Me siento mejor , admite y confiesa, que durante ese tiempo que estuvo inconsciente no fue mucho, fueron unos 15 minutos , entonces, sólo entonces soñó. Sí, soñé... bueno, en realidad sueño con estar en Juegos Olímpicos. Sí que lo sueño , confiesa aún nerviosa la mexicana que nunca habría soñado antes convertirse en lo que ahora es: una exitosa andarín.

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