Paola Espinosa todavía siente miedo

Es una sensación que recorre todo el cuerpo. Un cosquilleo indescriptible. Tiritan las piernas. Respiración que, de tan acelerada, revoluciona el corazón a toda su potencia. Tengo miedo , piensa.

Diez metros abajo, diminuta la fosa, pletórica de azulada agua. Desde la plataforma, el olor a cloro pica la nariz. Tengo miedo , repite. Alista el vuelo hacia la alberca a la que deberá entrar de manera casi perfecta, espigada, como una aguja.

Pero tiene miedo. Lo confiesa la mejor clavadista del mundo en 2009, la reina de los Juegos Panamericanos de 2007, la medallista de bronce en Beijing 2008 que debuta hoy, en la plataforma femenil de los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011.

Lo confiesa Paola Espinosa le tengo miedo a la plataforma. Aunque no me lo creas. Yo no me subo a los 10 metros sino es para tirarme un clavado. Es un miedo que hasta la fecha sigo teniendo, algo que se siente por todos lados. Obviamente lo he aprendido a controlar en todos estos años, pero lo siento , asegura.

Irónico. Porque a diario, la diminuta mexicana, que asemeja el cuerpo de las eternas rivales chinas, se avienta desde la plataforma una y otra y otra vez. Quizá ese es el secreto, me he enfrentado a mi miedo salto a salto, he aprendido a dominarlo , admite.

Hoy lo ha vencido y es la mejor en su disciplina, pero hoy reconoce que se la ha ido la vida en ello.

A Espinosa le duele recordar. Que cuando a los 11 años se separó de su familia, papás y hermana incluidos, no se dio cuenta de lo que significaba el abandono. Que ahí empezó la persecución de sus sueños, que no se ha soltado de ninguno y al contrario, ha hecho de ellos una realidad.

Cuando miro atrás me siento feliz porque he cumplido todo lo que me he propuesto, porque todo lo que pensé, lo que soñé en algún momento, de mi vida ya lo hice.

Y ahora lo que quiero es verme a mí misma, sí como deportista porque todavía tengo sueños personales. Quiero ser campeona olímpica, eso es lo que he deseado siempre y por eso sigo disfrutando cada vez que me tiro de los 10 metros .

Pero primero lo primero. Y así ha empezado su camino la sudcaliforniana. Hace cuatro años, en Río de Janeiro, Espinosa destacó de toda la delegación mexicana gracias a sus cuatro medallas, tres de oro y una de plata.

Hoy, reconoce que la vida le ha transformado. Tras su éxito deportivo en Brasil, en los Juegos Olímpicos de Beijing se quedó con el bronce junto a Tatiana Ortiz en la plataforma sincronizada y en 2009 se convirtió en la campeona mundial en plataforma individual.

Yo creo que hubo una transformación de confianza. Los Juegos Panamericanos me ayudaron a tener confianza para creérmela y saber que puedo hacer lo que yo quiera si me lo propongo.

Yo solita me lo demostré, porque el esfuerzo y el trabajo de mi entrenadora me demostraron que con trabajo se puede hacer cualquier cosa, que se puede cumplir el sueño que quieras .

Paola no sólo ha perfeccionado su mentalidad, su técnica, sino también su físico, más no así su rutina. Doscientos clavados diarios que le han alcanzado, en sus 1.55 metros de estatura y 47 kilogramos, para subir cientos de veces al podio, quizá una vez más en Guadalajara. Pero esa es una presión en la que la clavadista prefiere no pensar.

Sé que para los Panamericanos hay muchas esperanzas sobre mí. Lo entiendo, pero lo único que quiero decir es que no tengo la obligación de ganar, sino que quiero ganar. Lo cierto es que el nivel en el mundo es cada vez mejor y las niñas cada vez están más fuertes , admite.

Estando arriba de los 10 metros es bien distinta la competencia, todo puede pasar. Yo quiero ganar y ojalá la vida me dé la oportunidad de que así sea porque mi trabajo mi esfuerzo y mi trabajo físico y mental me han dado para eso ojalá y sea como yo espero , explica.

Vuelve Paola a mirar la plataforma y tiembla. Tengo miedo , dice de nuevo y se aleja por la escalera, rumbo al reto de no sucumbir.