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Mercado se debate por destino de bonos argentinos
La duda para los inversionistas pasa por si asumir las abultadas pérdidas que se registran o mantener la posición.
La sorpresa que generó el resultado de las elecciones PASO fue un sacudón para todos los inversionistas en Argentina y a nivel internacional. Los bonos derraparon más de 30% y, tras el rebote actual, se ubican cerca de 20% debajo de los máximos vistos antes de los comicios. Las pérdidas son abultadas y la duda pasa por si asumirlas o mantener la posición.
El Bonar 20 se despidió del mercado la semana previa a las elecciones, operando por encima de 90 dólares y el lunes llegó a operar en 56 dólares, implicando una baja superior a 37% en dólares. Tras el último rebote se mantiene 20% en dólares debajo de tales máximos. La baja vista en el Bonar 24 fue cercana a 45% en las últimas ruedas y tras el rebote se mantiene 30% debajo de los valores del viernes pasado. Dado que la gran parte de los inversionistas minoristas argentinos tienen el Bonar 20 y/o el Bonar 2024 para cuidar sus ahorros, tras semejante caída, la pregunta de todos los inversores es qué hacer con tales posiciones.
Alejandro Terán, operador de Portfolio Investment, sostuvo que la clave a la hora de definir si permanecer o no en los bonos argentinos tras semejante caída radica en el momento en que el inversor inició su posición en la renta fija local.
“Si el inversionista compró bonos que ya pagaron amortizaciones de capital e intereses y en la suma de dichos flujos más el valor actual del bono hace que esté en equilibrio su posición, quizá lo más conveniente sea estar atento a los desarrollos del mercado y vender los bonos para salir en equilibrio de la inversión. Lo que hay que evitar igualmente es no vender en pleno pánico, ya que se podría tomar malas decisiones”, afirmó Terán.
Por otro lado, señaló que, si eventualmente el inversionista llegase a vender su posición, lo más conveniente es buscar alternativas conservadoras.
“En el caso que se decida salir de la posición, creo que el inversionista debería posicionarse en dólares cortos, mayoritariamente en Letes que venzan en el 2019 o bien cauciones en dólares. Otra alternativa puede ser suscribir fondos comunes de inversión latinoamericanos y así evitar invertir en activos con riesgo argentino”, sostuvo.
Por otro lado, para aquellos que aún no se encuentran en situación de equilibrio en la inversión de los bonos, para Terán lo más conveniente es mantener la posición.
“Todavía estamos cerca de los mínimos y quien está invertido debería esperar un poco más y estar atento a desarrollos políticos de aquí en adelante. Para adelante hay mucha volatilidad, el que ya está en la inversión debería buscar un punto de salida más adelante y más arriba, teniendo en cuenta que va a cobrar renta y amortizaciones de capital e intereses segun el bono”.
Tres opciones
Para Agustín Arreguy, head de research de Dracma, lo más conveniente a esta altura es no hacer nada y esperar a ver cómo se equilibra el tipo de cambio, así como también la dinámica de los bonos en las próximas semanas y el desenlace político de las elecciones. Aun así, para el especialista actualmente existen tres alternativas que los inversores pueden llevar a cabo tras semejante caída.
“La primera es buscar el momento en donde se estabilicen los precios, absorber la perdida y arrancar desde cero con otra inversión. Hoy, esa pérdida ronda 30% en dólares, en esos dos bonos. Si bien es duro, podría ser peor en el caso de una reestructuración o quita. A estos precios quizá esperaría”, comentó Arreguy.
Por otro lado, el especialista entiende que una segunda alternativa es quedarte el bono y esperar a que éste efectivamente sea pagado.
“Es un camino riesgoso donde queda un largo estrés por vivir. Es lo más difícil de llevar, ya que se va a tener en cartera un activo por mucho tiempo sin saber si efectivamente se va a pagar o no. Es decir, existe una consecuencia no financiera que la gente está dispuesta a vivir o no”, sostuvo Arreguy. Quedarse con el bono hasta la fecha que debe ser pagado es un camino riesgoso, donde queda mucho estrés por vivir.
A nivel operativo, el analista de Dracma entiende que existe una tercera opción en la que se pueden cambiar los bonos cortos por otros que tengan paridades más bajas. “Creo que una alternativa podría ser ir a bonos Par. Es decir, se sale de bonos con paridades de 69% a otros con paridades de 44 por ciento. Lo que haces es aumentar la cantidad de nominales y pasas hacia adelante la fecha de liquidación. En una eventual reestructuración, estarías en títulos que vencen en el 2038 y si tuvieras que reestructurar, serían en nominales más altos que los Bonares”, agregó.
No todos los bonos dentro de la curva soberana argentina ofrecen la misma cobertura ante un proceso de reestructuración. Los más largos son los que mejores paridades muestran.
Escenario de reestructuración de deuda
Mercado deja de valuar bonos argentinos de manera convencional
La destrucción de valor de la renta fija y activos argentinos luego de las elecciones PASO fue impresionante. Los bonos perdieron más de 35% de su valor en un día y aún se mantienen 20 a 25% en dólares debajo de los niveles del viernes. La discusión que se abre ahora es si deben ser mirados por su TIR o por su paridad, en función de la expectativa de recupero en un escenario de reestructuración de deuda.
En circunstancias de estrés financiero como las actuales, los bonos dejan de ser analizados con base en lo que rinden y pasan a ser analizados con base en lo que pueden otorgar de recupero ante un escenario de reestructuración de la deuda. Las paridades de los bonos pasaron a operar en niveles de 48 a 50%, lo que implica que podrían otorgar un recupero de al menos la mitad tras el proceso de reestructuración.
Ingresar en un proceso de reestructuración de deuda no suele ser un trabajo sencillo, ya que juegan varios factores como la reducción en la tasa de interés de la deuda, el alargamiento de los plazos y/o una reducción en el capital. Mientras, los bonos operan día a día con base en cuánto podrá el inversionista recuperar del total de su inversión una vez que se haya finalizado la reestructuración.
Nicolas Max, director de Asset Management de Criteria, explica que cuando el mercado le asigna a la deuda una alta probabilidad de reestructuración (como en el caso actual), los bonos dejan de ser valuados por su rendimiento al vencimiento y comienzan a hacerlo por la paridad (precio sobre valor técnico) del bono como una estimación del valor de recupero posreestructuración.
“En momentos como el actual, el precio del bono deja de significar el valor presente del flujo futuro que ese mismo activo promete y que pasa a ser un “boleto de entrada a la reestructuración por venir”.