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Finanzas Personales

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Los 10 argumentos irrebatibles para disfrutar el aguinaldo

Será menos duro enfrentar el 2010 en compañía de la mascota soñada o a bordo de una finísima bicicleta.

Con la crisis financiera mundial como arma, hasta en la sopa se encuentran las recomendaciones para utilizar el aguinaldo en el pago de deudas, así como en inversiones, de preferencia de largo plazo.

Y si bien los que mantengan onerosas deudas deberían atender los consejos, los que están a salvo de los acreedores pueden ofrecer argumentos válidos para utilizar esa prestación en sanar heridas añejas.

  1. Jaime Benítez. Como te ven te tratan. Por la crisis he dejado de comprar camisas, corbatas, trajes; mi jefe ya no me invita a las comidas ni a las presentaciones. Me urge renovar mi vestuario y mi aguinaldo está que ni pintado para hacerlo.
  2. Lucía Fernández. La mayoría en la oficina entra a las juntas con su minilap, y yo con cuaderno y lápiz. Nada impedirá mi avance tecnológico, mi aguinaldo caerá del cielo para decir adiós a la tracción animal.
  3. Janet Bolaños. La lectura de libros ahora se realiza en modernos aparatos electrónicos; compraré uno, porque en mi casa ya no quepo con tanto libro.
  4. Carlos López. Le rogué a mis padres por años y años que me dejaran tener un perro, un hurón, alguna mascota, nunca lo permitieron; usaré mi aguinaldo en eliminar ese trauma, adoptaré un San Bernardo; bueno, primero cotizaré, y estoy dispuesto a reducir la pretensión a un schnauzer.
  5. Marisol García. Mi mamá jamás permitió que tripulara una motocicleta, siempre dijo que le daba miedo que un bárbaro camionero me embarrara en el pavimento. Pero ella ya no manda y me dispongo a ocupar mi aguinaldo en una potente máquina de 600 caballos de fuerza.
  6. Julieta Prado. Aunque me critiquen porque ya no soy una niña, con mi aguinaldo adquiriré un play station, aunque a lo que siempre le suspiré fue a un atari.
  7. Rebeca Cedeño. Cuando confesé que mi vocación era la mecánica, mis padres horrorizados me mandaron a un colegio de monjas. Ahora, me pagaré un curso de técnica automotriz avanzada, y me batiré las manos de grasa.
  8. Gilberto Manrique. De niño tripulé por años una bicicleta barata, que daba pena, parecía de panadero. Este fin de año nada impedirá que obtenga una de carreras, clasificada como el Ferrari del ciclismo.
  9. María Martínez. Somos cinco hermanos y mis padres nunca nos pudieron comprar tenis de marca, usábamos los más sencillos y baratos. Ahora me dispongo a emular al hijo de López Obrador y humildemente calzaré unos Louis Vouiton, cuesten lo que cuesten.
  10. Rigoberto Sánchez. En mi infancia no tuve un minidisc, tampoco un discman, caray ni siquiera un walkman, por lo que mi revancha se consumará con la compra de un iPod touch, el mejor, el más sofisticado, que para eso está por llegar mi aguinaldo.

apr

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