La historia detrás del acuerdo nuclear

Tres años antes del acuerdo nuclear, el gobierno de Obama había desplegados un par de altos mandos militares a Medio Oriente por una acuerdo diferente, aunque igualmente urgente. El propósito: convencer a Israel de retrasar un ataque militar inminente contra las instalaciones nucleares de Irán.

En ese momento, las posibilidades de que dicha acción militar ocurriera eran tan altas que los funcionarios estadounidenses debatían sobre el momento exacto en que las bombas caerían. Más tarde, el jefe del Estado Mayor Conjunto de EU, logró concretar un acuerdo con líderes israelíes en agosto del 2012.

Tres años más tarde, funcionarios de la Casa Blanca están celebrando una importante victoria diplomática: un acuerdo global para restringir severamente el programa nuclear de Irán. En un cambio notable, el objetivo de congelar el programa nuclear de Irán se logra, no con aviones de guerra, pero sí con apretones de mano.

El acuerdo nuclear anunciado en la capital austriaca cierra, al menos por ahora, el capítulo más peligroso de 35 años de relaciones turbulentas con la república islámica. Al congelar efectivamente las reservas de uranio de Irán, por lo menos durante la próxima década, el acuerdo alivia tensiones en torno a una controversia que ha dado lugar a ataques cibernéticos, asesinatos y sanciones económicas, todo esto en un contexto de temor por la posibilidad de una nueva guerra en Medio Oriente.

Suponiendo que se aplique plenamente, el acuerdo también representa una importante victoria en la política exterior de la administración Obama, que desde sus primeros días, trató de transformar las relaciones de Washington con Irán, primero a través de las ofertas de compromiso diplomático, pero al ser rechazadas esas propuestas, se inició una campaña internacional sin precedentes, que paralizó la economía de Irán con sanciones económicas que presionaron a Teherán para buscar una solución negociada.