No todas las minas son iguales ni las sociedades tampoco

He querido sumarme a la reflexión acerca del gran suceso de rescate de los mineros chilenos, dada la importancia que ello puede tener para quienes se dedican a esta actividad. Tras varias semanas de un importante esfuerzo y no pocas inversiones en recursos tecnológicos y humanos, están nuevamente en la superficie y próximos a la reintegración con su familia.

A lo largo de esta última etapa, en la que innumerables medios de comunicación dieron seguimiento a las tareas de rescate, pudimos ser testigos del buen ánimo que tenían tanto ellos como los que los esperaban afuera, incluyendo al Presidente de dicho país, quien estuvo de tiempo completo para recibir a cada uno.

¿Qué habrá pensado cada minero al ver que su Presidente lo aguardaba a su salida para darle un fuerte abrazo? Es cierto que no es suficiente, pero me parece que dejó verles que son importantes y que su patria está interesada en su bienestar y en el de su gremio. Ésa es una de las más fundamentales tareas del gobierno.

Cosa distinta a la experiencia mexicana en Pasta de Conchos, en la que después de varios meses la empresa ni siquiera está dispuesta a invertir para la recuperación de los cuerpos, argumentando riesgos de salud para los rescatistas. Y la autoridad lo avaló, más aún, aprovechó la situación para entrar en conflicto con la dirigencia sindical. Hoy dicho conflicto persiste, los mineros no lograron rescatarse y sus familiares siguen manifestando su inconformidad ante la respuesta de la empresa, el famoso Grupo México.

Estos casos son ejemplares de la manera de pensar y proceder institucionalmente en las dos sociedades, quizá por ello las diferencias tan grandes que hay en materia económica y social entre nuestros países.

Chile es el modelo de las economías latinoamericanas, país que tras la terrible dictadura que padeció ha sabido sanarse y encontró el camino para el crecimiento económico. Hoy es una economía diversificada, con un importante potencial exportador y con un importante capital humano.

Hoy, tras el rescate de los mineros chilenos, algunos responsables rápidamente se apresuran a censurar las declaraciones que puedan hacerse comparando uno y otro caso, argumentando diferencias técnicas en ambos casos. Lo cierto es que en un caso la alegría llegó a varias familias; en otro, no hay aún posibilidad ni de su sepultura. Mucho nos falta por aprender, también de la minería.

*Pablo Pérez Akaki es profesor de tiempo completo en FES Acatlán, UNAM.

ppablo@apolo.acatlan.unam.mx