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Tres acertadas acciones

El pasado miércoles 17 de febrero, el secretario de Hacienda y el gobernador del Banco de México anunciaron de forma conjunta tres importantes medidas; una de política fiscal, otra de política monetaria y una más de política cambiaria.

El pasado miércoles 17 de febrero, el secretario de Hacienda y el gobernador del Banco de México anunciaron de forma conjunta tres importantes medidas; una de política fiscal, otra de política monetaria y una más de política cambiaria

El resultado de las mismas fue la estabilización del mercado cambiario y la reversión de la fuerte depreciación que el peso registró frente al dólar, en las primeras seis semanas del año tras el anuncio el peso ha registrado una apreciación superior a 4%, en apenas cinco días de operación. A continuación, una revisión de la naturaleza de estas acciones y sus implicaciones en los mercados financieros.

1) El ajuste al gasto público por 132,300 millones de pesos, equivalentes a 0.7% del Producto Interno Bruto (PIB), es una importante acción de política fiscal, tanto por el monto comprometido como por la señal que éste envía a los mercados financieros.

Respecto del monto comprometido, cabe destacar que los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP) son la medida más amplia del déficit gubernamental por cuanto consideran no sólo al gobierno federal, sino también a las empresas productivas del Estado, como Pemex. Al cierre del 2015, los RFSP representaron 4.1% del PIB; el presupuesto aprobado por el Congreso de la Unión para el 2016 contempló una reducción de esta variable en 0.5% del PIB, por lo que al cierre del 2016 los RFSP deberían representar 3.6% del PIB. Con el ajuste adicional de 0.7% del PIB anunciado el pasado miércoles por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, la definición más amplia del déficit gubernamental caerá a 2.9% del PIB.

Así, la magnitud del ajuste representa una fuerte señal de disciplina fiscal, que da certeza sobre la solidez de la calificación soberana de la deuda mexicana (tres escalones por encima del grado de inversión), lo que es un factor esencial para mantener el atractivo de la deuda gubernamental mexicana en los mercados internacionales de capital.

2) La elevación de la tasa de referencia del Banco de México (Banxico) de 3.25 a 3.75% encarece de manera muy importante el costo de oportunidad que los inversionistas extranjeros enfrentan en sus inversiones del mercado de dinero en pesos mexicanos. Lo anterior porque el diferencial entre las tasas de interés anual de México y EU, en el plazo de un día, pasó de 2.75 a 3.25 por ciento. En otras palabras, el diferencial de tasa de interés anual que México paga por una inversión del mercado de dinero a un día en pesos, es aproximadamente 1.8 veces mayor al rendimiento en dólares que un inversionista puede obtener en los bonos del Tesoro de los EU... pero en 10 años.

Más importante quizás que la aritmética de tasas y el esquema de incentivos financieros es la clara señal enviada por el Banxico sobre su decisión de utilizar su principal instrumento de política monetaria, para impedir que la paridad cambiaria continuara acercándose a la barrera psicológica de los 20 pesos por dólar, con un efecto pernicioso sobre la inflación.

3) La decisión de la Comisión de Cambios integrada por la SHCP y el Banxico de suspender las subastas de dólares a precio mínimo y abrir la posibilidad de intervenir discrecionalmente en condiciones excepcionales del mercado. Se trata de una decisión que interrumpe el empleo cotidiano de las reservas internacionales para dotar de liquidez al mercado cambiario, y que a lo largo del 2015 resultó ineficaz para evitar la fuerte depreciación del peso. El 30 de enero del 2015, las reservas internacionales del Banxico alcanzaron su máximo histórico de 196,000 millones de dólares; para el 12 de febrero del 2016, éstas se habían reducido a poco más de 174,000 millones, una cifra aún muy respetable, pero que representa una merma de 22,000 millones, en poco más de un año. De hecho, el monto comprometido en las subastas de dólares se estima en más de 33,000 millones de dólares en los últimos 14 meses (Yolanda Morales, El Economista, 18 de febrero del 2016); de haber continuado esta tendencia, la disminución de las reservas podría ser la fuente de ataques especulativos en contra de la divisa mexicana.

Las medidas adoptadas tendrán un costo en términos de encarecimiento del crédito y moderada disminución del crecimiento económico. Sin embargo, los costos de no interrumpir la trayectoria ascendente del tipo de cambio no hubieran sido diferentes.

*Analista independiente. Maestro en Economía por el ITAM. Premio de Investigación Financiera por el IMEF.

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