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Opinión

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Despolitización de la venta de Banamex

Quedaron frustrados los intentos de politizar la venta de Banamex, planteada por Citigroup. Y un resultado es que ya será imposible la mexicanización de ese banco.

Desde que empezó, la politización del proceso de venta de Banamex me pareció algo muy negativo y desfavorable. Una muy importante noticia del lunes pasado, apareció en la edición de El Economista. El funcionario de mayor jerarquía en el banco global que es Citigroup, Jane Frazer, confirmó la decisión de realizar la venta de su filial mexicana Banamex mediante una Oferta Pública Inicial, de naturaleza bursátil.

La despolitización del proceso de venta, se concretó mediante cuatro pasos. Primero, como consecuencia de la decisión de descartar una venta directa a algún postor. Segundo, con base en el acuerdo de realizar una colocación pública de las acciones de Banamex. Tercero, con apoyo en la muy buena medida de posponer la colocación hasta el año 2025. Y cuarta, aunque de menor importancia, con fundamento en la noción de que la venta de Banamex era tan solo una etapa en una estrategia que es global del consorcio Citigroup.

El inicio de la politización de ese proceso se dio por un enojo muy profundo que el presidente López Obrador traía atravesado: que en la compra de Banamex durante la administración del presidente Fox no se pagaron impuestos. Se pudo haber dicho lo que fuese sobre ese hecho, pero no que haya sido ilegal.

Simplemente, los participantes en la operación encontraron una fisura en la ley que aprovecharon. Pero el presidente seguía muy enojado y presionó para que en la compra que hiciera de Banamex el Grupo Larrea sí se pagaran impuestos. Pero ese pago tributario sólo procedía si en la venta se registraba una ganancia de capital, lo cual no era el caso. Y más adelante, la idea peregrina de que el Gobierno, en sociedad con unos inversionistas medio fantasmas, se quedara con el banco a cambio de saliva. Realmente, una perspectiva muy preocupante.

Desde un principio, considere indeseable que un grupo industrial y minero fuera el propietario del segundo banco más importante del país. Más adelante, fue motivo de mayor alarma que el Gobierno pretendiese quedarse con Banamex para hacerlo trabajar de la mano con esa fábrica de cartera vencida que es el Banco del Bienestar.

En términos históricos, el intento evocaba la estatización bancaria que en su momento perpetró José López Portillo (1982). En resumen, quedaron frustrados los intentos de politizar la venta de Banamex planteada por Citigroup, y un resultado es que ya será imposible la mexicanización de dicho banco.

bdonatello@eleconomista.com.mx

Columnista

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