Tiene el G-20 alguna utilidad para México

¿Qué utilidad tiene el G-20? Esta cuestión no es fácil de resolver.  México no toma en serio reuniones cumbre como la del G-20 que acaba de concluir el domingo en Nueva Delhi. La razón aparente es porque el G-20 sigue produciendo resultados intangibles y declaraciones políticas vacías.

Al mismo tiempo, México se beneficiaría enormemente si tomara en serio la parte puramente financiera y económica de cumbres como el G-20. Porque hoy es la economía número 15 del planeta, pero tiene aún alrededor de 40 por ciento de la población viviendo en la pobreza. Nuestro país sigue estando hoy acosado por enormes disparidades sociales. 

Como parte del bloque del G-20, México ha estado comprometido en fomentar estrechas consultas internacionales sobre cooperación financiera, técnica y ambiental. Sin embargo, el G-20 cada vez se aleja más de los compromisos que tienen que ser cumplidos y sigue emitiendo más decisiones y pronunciamientos políticos que son oportunos solo para el momento.

Así, la pregunta que seriamente nos debemos hacer es ¿si vale la pena seguir participando en cumbres que no llenan las necesidades originales que formaron a estos grupos?  O, si vale la pena seguir asistiendo como comparsa, participando porque se vería feo no asistir.

El G-20 surgió después de que los ministros de finanzas de los países más ricos vieron la necesidad de reunirse y coordinarse para evitar la racha de devaluaciones de países en desarrollo que ocurrieron en los años 90. Después de varias de esas reuniones, a partir de 1999, los ministros se dieron cuenta que era necesario llevar a sus jefes de estado para que en las cumbres se tomarán decisiones sólidas y a tiempo y así evitar nuevas crisis. La primera cumbre del G-20 con la presencia de los mandatarios ocurrió en noviembre del 2008, en Washington DC.

La coordinación económica mundial, que buscaba el G-20, ya estaba ocurriendo desde 1975 en las reuniones anuales de jefes de estado del G-7; el grupo de las siete economías más avanzadas del planeta.  Ese grupo también cambió. Hoy ya no está formado por las 7 mayores economías sino por los 7 países capitalistas que más se identifican entre sí por su interés común, de que en el mundo dominen los países con economías libres y no, los que dependan de regímenes autoritarios y comunistas como China.

México, Brasil y Argentina son los únicos tres países latinoamericanos del G-20 y hoy en el grupo están “supuestamente” representados los países, que “supuestamente” dominan económicamente. Pero China, que quiere un papel de liderazgo cada vez mayor en el mundo, hace todo lo que puede para cambiar a este planeta de ser bipolar a multipolar, y hábilmente usa estas reuniones para evitar que las economías occidentales sigan solas partiendo y repartiendo el pastel.

La reunión del fin de semana pasado en Nueva Delhi no hizo más que confirmar este hecho.  La cumbre de la India, otra vez, produjo muchas declaraciones ambiciosas pero los resultados para occidente fueron decepcionantes. Por eso la condena a Rusia por la invasión a Ucrania salió como un par de tibios renglones sin importancia en la declaración final.

Hoy los críticos que dicen que estas reuniones necesitan actualización parecen ser los que tienen razón.

Cuando comenzó el G20, había más consenso sobre cómo mantener unido al mundo. El libre comercio estaba en auge; la rivalidad entre grandes potencias parecía sólo un recuerdo; y los optimistas de todo el mundo esperaban que el G-20 condujera a una base de poder más amplia para instituciones envejecidas como las Naciones Unidas y el Fondo Monetario Internacional.

Hoy China tiene una visión distinta y por su propio interés formó a grupos como BRICS que hoy con 11 países miembros existe para hacerle contrapeso a occidente.

El nuevo BRICS organizado por los chinos incluye a países como Argentina que increíblemente sigue formando parte del G-20 y cuyo PIB (Producto Interno Bruto) no le justifica estar en el grupo de economías más desarrolladas, pero que políticamente se beneficia de aliarse con los chinos

¿Se da usted cuenta?

Nosotros estamos a punto de decidir si seguimos por el mismo rumbo económico, doméstico e internacional que hemos tenido los pasados cinco años, o si vamos en dirección opuesta.

Tenemos que ser conscientes de que México es la economía número 15 del planeta, pero también tenemos que entender que llegamos ahí de la forma más difícil… éramos la número 14 antes. Por eso, si alguien necesita de coordinación mundial es México.

Para decirlo en corto; Ya no podemos seguir descendiendo de los rankings mundiales.

Y después, para acabarla, si usted alinea a este planeta, no a las economías más grandes y ricas, sino a las más 25 más estables, China se emplaza en la número 12, mientras que Estados Unidos se sube hasta el número 17… y México… ni siquiera aparece en la lista.

Hay un punto más que es muy importante observar esta semana; la cumbre del G-20 se llevó a cabo en la India y por eso hay que mencionar que México y la India se encuentran en niveles de desarrollo económico y tecnológico comparables. 

Los dos países han mantenido relaciones amistosas y cordiales entendiéndose mutuamente y desarrollando y haciendo crecer su comercio bilateral. 

Si la India tiene un lugar de liderazgo mundial es porque se lo ha buscado y se lo ha ganado y por eso este año Brasil hizo lo mismo. Por eso la pregunta queda… ¿Si el próximo gobierno mexicano nos llevará también como el de la India y el de Brasil a buscar lugares de prominencia internacional?

La realidad mis amigos, es que México es un país importante con capacidad para buscar sitios de liderazgo mundial. Los mexicanos merecemos más que solo quedarnos pasivamente preguntando… Si cumbres como la del G-20 nos sirven de algo.