Con lluvia y sin maestros EPN da Grito

Ni la lluvia, que no dio tregua, impidió un lleno en la plaza. Palacio Nacional se cimbró cada vez que los juegos pirotécnicos estallaron en el cielo. La tradición una vez más se vivió en el Zócalo; por un momento, al unísono, se escuchó el Viva México , se honró a los héroes que dieron patria, y se olvidó -por instantes- de todo aquello que aqueja al país.

Poco antes de las 11 de la noche, con traje oscuro, corbata roja y banda presidencial en pecho, Enrique Peña hizo sonar la campana desde el palco presidencial y lanzó las tradicionales arengas.

Pasadas las 12 de la noche, Peña bajó al patio central. Frente a sus 600 invitados el Presidente se disculpó y anunció que se retiraría junto con sus secretarios para atender la contigencia sufrida por dos frentes climáticos.

Las diferencias con gobiernos del PAN no pudieron evitarse: ahora, menos invitados y un festejo más sobrio, pero menos seguridad al interior del Palacio Nacional.

Habían pasado sólo unas 48 horas y la perspectiva en la gran plancha de concreto era otra. Policías federales vigilaban a todos aquéllos que desde muy temprano se daban cita en el Zócalo capitalino. Kilómetros más lejos, por el Monumento a la Revolución, carpas multicolor montadas por maestros se avizoraban desde Reforma.

El primer Grito encabezado por el PRI, tras su regreso al poder, vivió momentos de preocupación. Las imágenes el viernes pasado de maestros corriendo por las calles del Centro Histórico ante el desalojo de la Policía Federal quedarán presentes.

Ahora, desde su nuevo espacio, en Avenida de la República, y a los pies del Monumento a la Revolución, los maestros inconformes con la reforma educativa -que ya fue promulgada por el gobierno peñista- repartían volantes entre automovilistas para invitar este 15 de septiembre, a las 11 de la noche, en este mismo lugar, a su Grito popular magisterial . Algunos ciudadanos manifestaban su rechazo. Otros, en cambio, entregaban víveres y utensilios a los integrantes del CNTE.

Las carpas que daban refugio a los maestros no eran tan vastas este domingo a mediodía como las observadas en el Zócalo capitalino días atrás. Por la zona, sólo algunos policías capitalinos daban rondines. La Policía Federal y militares se veían un par de kilómetros adelante, junto al Hemiciclo a Juárez, en plena Alameda Central.

Antes, sobre Reforma, algunos ciclistas animados daban el rondín dominical. Los locales comerciales, en su mayoría, permanecían cerrados. Sobre Reforma, también, se observaba el regreso de participantes en la cadena humana en rechazo a la reforma energética, y que también fue propuesta por el actual gobierno del PRI. No al Pacto traidor , se leía en banderines amarillos tirados sobre la acera.

Blindan el Zócalo

Para llegar al Zócalo, donde Enrique Peña, presidente constitucional, daría el Grito este 15 de septiembre, el ciudadano común debía pasar una serie de filtros. La Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF) implementó un dispositivo de 3,200 elementos, con el fin de resguardar la plancha del Zócalo.

Si la llegada era por Bellas Artes, el primero se colocaba entre Lázaro Cárdenas y Madero. Agentes de seguridad revisaban mochilas de visitantes. Calles más adelante, en Palma, se debían superar detectores de metal y una revisión corporal.

Enseguida, una plancha limpia y un palco presidencial impecable saltaban a la vista. Los alrededores de Palacio Nacional, en tanto, lucían repletos de vallas, patrullas, agentes federales, del Estado Mayor y militares. Con ponchos para la lluvia o resguardados bajo techos de comercios, los agentes custodiaban cada pared de dicho recinto presidencial.