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“Recurrimos al mito para recuperar la esencia humana”: Laura Restrepo
En su nueva novela, la Premio Alfaguara de Novela 2004 ficciona las experiencias de sus viajes humanitarios a Yemen y el norte de África, al mismo tiempo que hurga en la mitología milenaria de Medio Oriente y presenta la historia de una región del mundo donde el tiempo parece colapsado.
Hay rincones de este mundo donde el tiempo parece aglomerarse. La ciudad de Saná, capital de Yemen, al sur de la península arábiga, es uno de los sitios donde se traslapan las capas milenarias. Al menos hasta la primera década del presente siglo, Saná permanecía prácticamente igual a como lucía en el medievo musulmán.
En esta región del mundo que el desierto envuelve y algunas veces sofoca, la escritora colombiana Laura Restrepo ubicó su novela Canción de antiguos amantes (Alfaguara, 2022), un áspero trenzado de experiencias personales envueltas en la suave pañoleta de la ficción, un canto lírico sobre un éxodo que, pese a su olvido, es quizás mucho más numeroso que el de los relatos bíblicos.
Hace unos 13 años, Restrepo fue invitada por la organización internacional Médicos sin Fronteras a visitar Yemen, Etiopía y la frontera de Somalia para acercarse a las misiones que se llevaban a cabo en la región. De estos viajes, la escritora presentó en su momento varios reportajes para el diario El País.
Años más tarde, comenzó a gestar una novela que no sólo abreva de su trabajo periodístico sino que, motivada por el traslape de tiempos en la región yemení, quizás uno de los puntos geográficos con más historia y mitos acumulados, decidió agregar a ese trenzado el mito de la reina de Saba, soberana de un pueblo de riquezas, perdido entre los siglos, pero que ha sido mencionado por el Antiguo Testamento y el Corán, cuya leyenda es tan fuerte y tan presente que sigue siendo motivo de una identidad tan esencial en una región de desplazados.
Donde se tocan mito y realidad
“El libro es una ficción, pero al mismo tiempo es la caja de resonancia de muchos viajes”, confirma en entrevista la escritora y periodista colombiana, también ganadora del Premio Alfaguara de Novela 2004 por Delirio y del Premio Sor Juana Inés de la Cruz 1997 por su novela Dulce compañía.
“Recorrimos una tierra inmersa en una crisis humanitaria tremenda, de hambruna, de sequía, de bombardeo por parte de las potencias y de guerra interna, pero también una tierra riquísima en materia de mitos. Allí no solamente está el mito de la Reina de Saba, también es tierra de las ‘Mil y una noches’ y de una manera de narrar muy deliciosa y enriquecida. Por eso quise que todo eso quedara en la novela, esa mezcla de tiempos”.
Restrepo cuenta que la primera sensación que tuvo durante sus viajes por Yemen es que el pasado histórico y mítico pesan tanto que resulta imposible describir de manera lineal un sitio que en el mismo instante es el génesis y el final de las eras.
“Yo quería que en la novela sucediera lo mismo. Para darte un ejemplo concreto: vas en la camioneta de Médicos sin Fronteras y te muestran a mano izquierda el campamento de ACNUR, con 200 mil refugiados, y a mano derecha te señalan los restos del Arca de Noé, todo en cuestión de media hora”, comparte.
La esencia de lo humano
Son varias las experiencias personales y de acompañantes que Laura Restrepo vertió sobre el libro. En una de ellas, Bos Mutas, un escritor contemporáneo, se topa con Zahra Baida, una partera somalí quien le acompaña mientras se topan con las inmensas caravanas de mujeres migrantes, con sus niños y sus viejos, procedentes de Etiopía, Kenia, Somalia. Las describe, aunque hambrientas y descalzas, tan altivas y erguidas, y tan sensuales en su orgullo, porque se dicen descendientes de la reina de Saba. Se saben herederas de una cultura milenaria que ha soportado todos los oprobios y están obstinadas con llegar a occidente, a un lugar donde puedan estudiar, a sabiendas de que muchas de ellas habrán de ser engullidas por el desierto.
“En estos tiempos de tremenda confusión por todas las crisis de toda índole, no solamente la ecológica sino la económica y de la guerra, me da la impresión de que se está recurriendo mucho al mito para recuperar la esencia de lo humano. Veo a escritores contemporáneos, como Emmanuel Carrére, que hacen esa indagación sistemática de la mitología. Y yo quise ser parte de esto”, explica.
Subjetividad honesta
Finalmente, como periodista, Laura Restrepo opina que tanto en el periodismo como en la ficción “no se puede hablar de objetividad, porque nada es objetivo, todo es percepción, pero se puede hablar de una subjetividad honesta. Creo que ambas maneras de contar se pueden hacer amorosamente y no con la pared de la frialdad”.
Comparte que hace más de una década, cuando el diario ibérico publicó los reportajes de sus viajes y los de otros colegas, se tituló a la serie de entregas como “Testigos del horror”. “Y la verdad me sorprendió mucho ese título, porque yo como colombiana, ¿qué testigo voy a ser? Nosotros, también en México, hemos vivido en carne propia vidas muy duras, conocemos las enormes dificultades, la hambruna y la violencia. Nosotros no somos testigos del horror, nosotros hacemos parte”.
Canción de antiguos amantes
- Laura Restrepo
- Alfaguara
- 2022
- 329 páginas
Extracto de Canción de antiguos amantes
¿Saben que muchas morirán por el camino y que tendrán que dejar enterradas a las más enfermas, a las ancianas? Zahra Bayda dice que sí, lo saben. Lo saben y lo asumen (…) huyen de las cuatro caras de la muerte: la guerra, el odio, las serpientes de la locura y las furiosas perras del hambre. Son esbeltas y altivas, y hasta podría decirse que nos miran por encima del hombro. Aunque no tienen zapatos, hay un aire imperial en su forma de andar (…) Dicen que van a Arabia Saudita y que de Arabia Saudita pasarán a Europa, porque quieren estudiar”.