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Opinión

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El mundo mira hacia el cielo: un globo espía nos vigila

Es un globo espía, pero el objetivo político de China podría redefinirlo como un globo sonda, una cortina de humo que distrae a su población de la reciente ola de Covid y de los rendimientos decrecientes de su economía.

Pese a lo anterior, el globo espía rediseña un entorno tipo Guerra Fría que contribuye a reforzar los recientes comentarios del director de la CIA William J. Burns y del general de la fuerza aérea estadounidense Michael Minihan: el conflicto bélico entre Estados Unidos y China está a la vuelta de la esquina.

El globo también revela reacciones histéricas y cínicas de miembros del Partido Republicano a pocas horas del discurso del Estado de la Unión que este martes leerá el presidente Joe Biden en el Capitolio. Por ejemplo, Donald Trump y Marco Rubio exigieron al Pentágono el derribo inmediato del globo chino, sin embargo, el ejército reveló que por lo menos en tres ocasiones volaron globos chinos durante el periodo que gobernó el empresario republicano. En la última década entre 20 y 30 globos chinos han volado sobre Estados Unidos.

Un globo espía puede nutrir con facilidad a teorías de la conspiración e inspirar a escritores de series de televisión. 

Max Boot recordaba ayer en su artículo del periódico The Washington Post las reacciones de China y de Estados Unidos sobre eventos de la misma naturaleza. En 1960 la Unión Soviética derribó un avión espía estadounidense U-2. Estados Unidos justificó el vuelo, con objetivo “metereológico” y que había sufrido por error una “desviación del itinerario”. Ahora, los chinos justifican el vuelo del globo sobre Estados Unidos como una “desviación” y  su objetivo meramente “metereológico”. 

Ayer, en una charla con periodistas, Mike Mullen, exjefe del Estado Mayor estadounidense aseguró que la crisis que destapó el globo chino tenía como objetivo boicotear el viaje del secretario de Estado Antony Blinken a Beijing el pasado fin de semana. “Claramente, creo que es el caso”, respondió Mullen a un periodista.Y para que no quedar ninguna duda mencionó que el vuelo del globo por territorio estadounidense “no fue un accidente, fue deliberado”.

El derribo del U-2 en la Unión Soviética, ocurrido el 1 de mayo de 1969, provocó la cancelación de una cumbre que se llevaría a cabo en París el 15 de mayo entre los presidentes Dwight D. Eisenhower y Nikita Khrushchev.

Es claro que el envío de un globo espía a los cielos de Montana, donde se ubica parte del arsenal nuclear estadounidense, no es ni error ni casualidad. Tiene como objetivo escalar la confrontación política entre las dos principales potencias militares y, lo peor, puede destruir intenciones o esfuerzos diplomáticos que, sinceramente, no se observan en estos momentos.

Por una parte, China desmanteló la estructura democrática en Hong Kong y voltea hacia Taiwán como su próxima misión, y Estados Unidos muestra su molestia enviando a Taipéi a la entonces presidenta del Congreso, Nancy Pelosi (y muy pronto lo hará el actual líder Kevin McCarthy). 

El matrimonio que promovió Kissinger entre Estados Unidos y China se está disolviendo. La primera fase es la comercial, la que viven ambos países, luego vendrá la política. Esperemos que en esa fase concluya el malestar. Para la CIA y el Pentágono, vendrá una tercera fase: la bélica.

Ojalá que la diplomacia se imponga, y que todo termine en una historia para una futura serie de televisión: el globo sonda.

Fue profesor investigador en el departamento de Estudios Internacionales del ITAM, publicó el libro Referéndum Twitter y fue editor y colaborador en diversos periódicos como 24 Horas, El Universal, Milenio. Ha publicado en revistas como Foreign Affairs, Le Monde Diplomatique, Life&Style, Chilango y Revuelta. Actualmente es editor y columnista en El Economista.

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