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Opinión

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God in a box

Seguramente, querido lector, habrás leído o visto noticias recientemente sobre una nueva inteligencia artificial denominada ChatGPT la cual no sólo está revolucionando al mundo y abriendo nuevas puertas a la adquisición de conocimiento en la web sino que, como cualquier desarrollo tecnológico ha puesto sobre la mesa cualquier cantidad de cuestionamientos éticos y jurídicos sobre su utilización.

En su libro “Homo Deus” Yuval Harari propone que el uso de la tecnología llevará al ser humano a descifrar espacios reservados sólo para la divinidad. Más allá del profundo inmanentismo que se observa en el autor, la empresa OpenAI.com ha puesto en marcha y a disposición de la humanidad un desarrollo que sobrepasa los límites de lo imaginable en materia de transformación de la información en conocimiento. A ello le llamamos ChatGPT.

Para que el lector lo entienda con claridad, estábamos muy acostumbrados a que plataformas como Google, Yahoo o Bing nos ofrezcan una búsqueda a partir de una previa indexación de contenidos. En ese sentido si buscabas aproximarte a algún contenido, lo escribías en el buscador y él te podía arrojar miles de resultados para que, con la lectura de todos ellos, pudieras aproximarte al contenido buscado. ChatGpt no sólo detecta en donde está la información sino que la sintetiza produciendo un contenido nuevo a partir de la información localizada. En otras palabras, le ahorra el ejercicio de síntesis.

Pero si es tan maravilloso, ¿qué riesgos se observan desde el derecho y la ética? Inmediatamente que explotó su difusión a nivel mundial surgieron serias dudas sobre su utilización. Pronto diversas universidades en el mundo han impedido la utilización de la herramienta a su comunidad académica (alumnos y profesores) por serios temores a plagio. ChatGPT tiene la capacidad de escribir varias cuartillas de contenido original que podrían hacerse pasar por un documento de un alumno o de un profesor como propio para acreditar una materia o bien para presentar un documento de investigación científica. De igual manera las dudas sobre la originalidad empiezan a ser materia de conflicto jurídico. Hoy ya hay presentada una demanda en California (Butterick vs. Microsoft, OpenAI y Github) sobre la originalidad y plagio que seguramente será pionera en resolver el conflicto jurídico. Claramente observamos que si alguien copia y pega el texto está utilizando la idea de otro (aún y cuando sea una inteligencia artificial proveniente de ChatGPT) y por lo tanto tendría que al menos citar su fuente por la más mínima honestidad.

La utilización de esta herramienta como toda la tecnología tiene aspectos maravillosos y una probable mala utilización. Lo cierto es que es una especie de concreción de lo que Aaron Swartz en 2008 proclamo en su famoso Manifiesto de la guerrilla por el acceso abierto donde convocaba a que la información tenía que ser asequible para todos y de acceso para todo público y hoy ChatGPT nos da una muestra de sus posibilidades reales. El futuro de esta tecnología, dicen algunos, tiene posibilidades infinitas, un cerebro sobrehumano capaz de descifrar cualquier pregunta que le podamos hacer desde nuestra limitada capacidad humana, no es gratuito que los internautas lo hayan denominado “God in a box”.

¿Será el fin de alguna parte de la investigación científica? ¿Será capaz la Inteligencia artificial de responder a las preguntas más profundas que el ser humano se ha planteado a lo largo de su historia? ¿Estamos en la antesala de una nueva forma de relacionarnos con el conocimiento? Esas respuestas las vamos a ir desentrañando en los siguientes años. Lo cierto es que en nuestro país deberíamos urgir cada vez más una política digital que nos relacione con esta tecnología vigilante y protectora de los derechos que puedan ser vulnerados de lo contrario la expresión Dios en una caja en realidad se tendría que re frasear a “El diablo en la caja”.

**El autor es Doctor en Derecho. Actualmente es director de la Escuela de Gobierno y Economía de la Universidad Panamericana, fue director de la Licenciatura en Gobierno de la Panamericana. Es integrantes del Sistema Nacional de investigadores de México. Preside la Asociación Coorperación Iberoamericana de Transparencia y Acceso a la Información. Autor, coautor y coordinador de 15 libros en materia de libertades informativas.

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