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Opinión

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La recesión global que se aproxima

Es la pregunta que ronda en prácticamente todos los pronósticos con respecto a lo que va a suceder en 2023. Petr Coy, el articulista económico de The New York Times, cita al veterano economista Arturo Estrella, de la Reserva Federal en Nueva York, quien afirma que un signo casi inequívoco de una próxima recesión, es que el rendimiento de los bonos de la tesorería norteamericana es mayor para los que se emiten a un plazo de tres meses, con respecto al rendimiento de los de 10 años. Eso sucede desde el mes de octubre, por lo que, de acuerdo con su modelo, se puede predecir con 95% la posibilidad de recesión.

Las causas son evidentes y no van a desaparecer pronto. La invasión de Rusia a Ucrania fue la causa de la mayor crisis global de materias primas desde los años 70’s. Pero también el suceso generó una crisis energética, por los problemas logísticos de la guerra y las sanciones que se impusieron. Se incrementaron los precios de los energéticos, pero también obligaron a acelerar las inversiones en energías limpias en Estados Unidos y Europa. Eso tendrá beneficios ambientales claros en el mediano plazo, pero en el corto mayores costos. Todo eso ha generado una inflación global que llegó a los dos dígitos y un peligroso cóctel con efectos recesivos en todo el mundo, pero principalmente en Europa.

Los factores para pronosticar la recesión de 2023 se fortalecen cuando aparece China en la ecuación. El motor económico del mundo está pagando los errores de las políticas de cero covid, más su crisis del sector inmobiliario y un nuevo liderazgo más centralizador y menos asertivo. Lo que suceda en el próximo año en la economía, va a depender de las tensiones globales, las de Rusia, pero también las de China, de la velocidad de la transición energética y de los precios del crudo y del gas, así como de la política de los  bancos centrales.

Mohamed El-Erian, el célebre analista de los mercados financieros, ha señalado que las consideraciones basadas en los incrementos de las tasas no es suficiente, ya que no solamente estamos ante una nueva recesión, sino ante un cambio de los fundamentos de la economía. A diferencia de otras crisis, el problema ahora no es la insuficiencia de la demanda, sino de la oferta, y el problema es que eso se va a mantener por un tiempo.

El mercado laboral está cambiando porque una parte de las y los trabajadores calificados no volvieron, o no en las mismas condiciones, a sus trabajos, después de la crisis del covid y porque cada vez es más complicado empatar la demanda con la oferta laboral. Por cierto, una de las acciones que Mohamed propone para ofrecer al mercado mejor capital humano es ofrecer opciones para el cuidado infantil, ya el talento de muchas mujeres se desperdicia por la falta de las mismas. También se requiere entrenar y re-entrenar personal en áreas tecnológicas, dónde se presenta la demanda de mano de obra. Todo eso representa costos y restricciones la oferta en el corto plazo.

A lo anterior se suma la decisión de las empresas de reducir su dependencia de China, eso tiene que ver con razones de seguridad nacional, pero también de generar resiliencia, ya que no quieren depender de factores como a los que se enfrentaron con la decisión de las autoridades de ese país de prácticamente cerrar la actividad económica por la pandemia.

La naturaleza de la globalización está cambiando, asegura El-Erian. Los ajustes derivados de los problemas con las cadenas de valor rotas por la pandemia ya se dieron, pero apenas están ocurriendo los relacionados con el nearshoring y el friendshoring, lo que va a generar mayores costos y retrasos de producción. La propia transición energética, necesaria por el cambio climático, pero acelerada por el belicismo ruso, es también inflacionaria, implica operar con mayores costos y nuevos procesos en el corto plazo. Todo esto implica que en realidad el proceso inflacionario no será transitorio.

De hecho, en su opinión ese fue el problema, ya que primero la Reserva Federal consideró el posible tema inflacionario como temporal y por tanto no actuó, luego cuando el crecimiento de los precios ya era evidente, tampoco lo hizo y después tuvo qué reaccionar con tal fuerza que inevitablemente provocará una inminente recesión. Las cosas no se ven bien para 2023, la inflación no cederá fácilmente y la recesión llegará. No será un nuevo año nuevo tan próspero, por el panorama que se vislumbra.

Twitter: @vidallerenas

Licenciado en Economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), cuenta con una Maestría en Política y Gestión Pública por la Universidad de Essex, Reino Unido y un Doctorado en Administración y Gerencia Pública por la Universidad de York

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