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Opinión

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Militarismo vs. Democracia

Por lo pronto no se votó en el Senado la enmienda constitucional para ampliar de 2024 a 2028 el periodo para que la Guardia Nacional (GN), ahora bajo el mando de la SEDENA, ejerza funciones de seguridad pública, suplantando a las policías. La iniciativa no consideró una cuidadosa evaluación del desempeño para justificar esa ampliación. De hecho, a juzgar por los crecientes niveles de violencia y muertos, poco ha servido que la seguridad pública esté en manos de la GN. Las violaciones a los derechos humanos y las arbitrariedades han continuado. La GN no ha ejercido eficacia para controlar los crímenes.

El país ya vive una creciente penetración de las Fuerzas Armadas en la vida civil. ¿Esto es militarización o militarismo? Atendiendo al diccionario de la RAE, militarización es darle carácter u organización militar a una colectividad. Pero militarismo se refiere a una política de Estado consistente en el mantenimiento de una fuerte organización militar con capacidad operativa en diversas e importantes actividades destinadas a civiles. No cabe duda que López Obrador impulsa el militarismo.

Ya envalentonado con el respaldo del Presidente, el Secretario de la Defensa transgredió peligrosamente un límite que nunca se había rebasado desde que tenemos presidencias ejercidas por civiles. En un discurso, donde además mandó un mensaje subliminal al aparecer con al menos 20 condecoraciones al pecho, atacó a quienes cuestionan al Ejército “con comentarios tendenciosos”. Señaló la lealtad de las Fuerzas Armadas a las políticas de la 4T. Ningún partido de oposición pronunció una condena enérgica a sus inadmisibles declaraciones. Su discurso marcó el banderazo del empoderamiento político de las Fuerzas Armadas. Y se van mandando mensajes como, por ejemplo, la imagen muy difundida de un militar filmando la sesión en el Senado.

Hay dos aspectos que requieren un debate público. Primero, una cuidadosa revisión, sin prisas, de qué modelo y estructura de seguridad pública le conviene a México. Cada cambio ha implicado reinventar la rueda sin tomar lo útil del modelo anterior. Transitamos así de la Policía Federal Preventiva, a la Policía Federal, luego a la Gendarmería y ahora a la GN, sin lograr una disminución en los niveles de inseguridad. Un modelo eficaz debería fortalecer a las policías estatales y municipales. El segundo tema que requiere debatirse públicamente, precisamente propiciado por las declaraciones del General Secretario, es qué papel futuro queremos como sociedad para las Fuerzas Armadas. ¿Qué tengan una participación activa en la política? ¿Qué continúen ejerciendo cada vez más actividades civiles (aduanas, aeropuertos, construcción de sucursales bancarias)? ¿Qué se sujeten a las mismas reglas de transparencia que el resto de los entes públicos? ¿Tener el día de mañana un militar como candidato presidencial? No son temas triviales que se abordarían en una auténtica democracia. Pero evidentemente al Presidente estos debates no le interesan, pues el militarismo es un aliado de los populistas autócratas. Lo que busca es acotarle el espacio democrático a presidencias futuras.

Twitter: @frubli

Economista egresado del ITAM. Cuenta con Maestría y estudios de doctorado en teoría y política monetaria, y finanzas y comercio internacionales. Columnista de El Economista. Ha sido asesor de la Junta de Gobierno del Banxico, Director de Vinculación Institucional, Director de Relaciones Externas y Coordinador de la Oficina del Gobernador, Gerente de Relaciones Externas, Gerente de Análisis Macrofinanciero, Subgerente de Análisis Macroeconómico, Subgerente de Economía Internacional y Analista.

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