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Opinión

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Nuevo accidente en el Metro

Los tres accidentes en el Metro durante la administración Sheinbaum están marcados por el estigma del agravante, sobre todo los últimos dos...

Al chocar el convoy en el que viajaban ella y su madre en la Línea 3 del Metro el sábado pasado, la joven Melissa de 16 años sufrió una grave herida que requirió de hospitalización con cirugía. Todavía peor, otra joven de 25 años, Yaretzi, murió en el percance. Pero en el accidente hubo otros 49 lesionados. ¿Por dónde andaba de gira política la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, cuando la tragedia se produjo?

La nota periodística correspondiente aquí en El Economista fue de magnífica calidad, en razón de que contiene información sólida sobre la reducción del presupuesto para mantenimiento del Metro y casi de igual importancia, sobre el subejercicio reiterado de esa partida. Dicho subejercicio fue de 19% en 2019, 18% en 2020, 36% en 2021 y en el 2022 de 2007 millones de pesos presupuestados solo se habían aplicado hasta el segundo semestre 507 millones.

Los tres accidentes en el Metro durante la administración Sheinbaum están marcados por el estigma del agravante, sobre todo los últimos dos. Agravante que únicamente puede traducirse en negligencia y culpabilidad. Juntos, esos tres accidentes suman 28 fallecimientos y 191 heridos. Pero en lo fundamental, los castigos aplicados sólo se han concretado en destituciones. Por el percance del pasado sábado se informó que había quedado destituido el subdirector de operaciones del sistema, Alberto García. Y cabe preguntar: ¿cómo estará la conciencia moral de Florencia Serranía que dirigía al Metro cuando se produjo el accidente de mayo de 2021, en el cual perecieron 26 pasajeros?

Los economistas profesionales sabemos que los recursos económicos son inflexiblemente escasos –sobre todo en un país con las profundas carencias que padece México– y que esos recursos tienen aplicaciones alternativas. En ese orden, con toda claridad y en términos bíblicos por la aplicación de los recursos escasos los podréis conocer. En la administración local de la jefa de Gobierno Sheinbaum ha habido una muy grande austeridad en todo lo concerniente a la partida presupuestal relativa a la operación del Metro. En contraste flagrante, aparece la gran largueza que se ha mostrado en los gastos en beneficio de la imagen política de la tan inflada “corcholata” Sheinbaum. Por que los lectores de ninguna manera deben llamarse a engaño: la campaña de promoción política en la que está embarcada en cuerpo y alma desde hace meses ¡está costando muchísimo dinero!

bdonatello@eleconomista.com.mx

Columnista

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