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Política

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Tres años de pandemia y el sistema de salud mexicano sigue precario e inoperante

En septiembre de 2019, el presidente López Obrador informó que había 1.8 médicos en contacto con paciente por cada 1,000 habitantes; para septiembre de 2022 reportó que la cifra se incrementó apenas a 1.9. En el mismo lapso, el número de enfermeras por cada 1,000 habitantes pasó de 2.5 a 2.6, el número de camas por cada 1,000 habitantes se quedó exactamente igual, en 0.7, mientras que el de unidades de consulta externa por cada 100,000 habitantes pasó de 17.3 a  15.5, es decir hubo un retroceso de 1.8.

vacuna contra covid 19se aplico la segunda dosis de vacunas  en ciudad universitaria-ELR

vacuna contra covid 19se aplico la segunda dosis de vacunas en ciudad universitaria-ELREL ECONOMISTA

La pandemia de la Covid-19 desnudó al sector salud mexicano y lo expuso como es: un sistema precario e inoperante… y tres años después la situación es prácticamente la misma.

La estela de muertes que ocasionó el coronavirus identificado a finales de 2019 (y del cual el 28 de febrero de 2020 se reportó el primer caso en México) dejó ver que el sistema de Salud estaba en condiciones críticas: hospitales en situación precaria; pocas y mal abastecidas unidades de terapia intensiva; pocos especialistas en medicina crítica (tanto médicos como personal de enfermería); no teníamos un buen sistema nacional de diagnóstico molecular y una muy alta proporción del sistema primario de atención en manos de consultorios anexos a farmacias, describe el experto en infectología Alejandro Macías Hernández.

El también excomisionado del gobierno federal para la emergencia epidemiológica por la pandemia de influenza AH1N1 ocurrida en 2009, expone que algunas de las experiencias de la pandemia de la influenza AH1N1 de 2009 fueron útiles, pero, “la verdad, podíamos haberlo hecho mucho mejor, conociendo lo que habíamos pasado”.

“Lo grave es que hoy pareciera que no hemos aprendido (no de la pandemia de hace 14 años) sino de la pandemia actual, porque, ya sea que ésta se reactivara o hubiera una nueva, deberíamos tener un mejor plan de preparación, con mejores mecanismos de respuesta, aprovechando lo aprendido de esta pandemia, pero la verdad es que no la estamos teniendo”.

Ofrece como muestra de ello varios botones: no tenemos un buen número de camas de terapia intensiva. Lo que tenemos son más camas con ventilador, pero eso significa nada si estan atendidas por personal que no cuenta con la capacidad necesaria para atender a un paciente de terapia intensiva, pues las posibilidades de que sobreviva un paciente que llegue hasta ahí son muy pocas.

Además, no tenemos un buen sistema primario de atención, lo cual deriva en que la gente, incluso siendo derechohabiente de instituciones como el IMSS y el ISSSTE, no vayan a consulta a la clínica que le corresponde, sino que opta por atenderse en consultorios de los habilitados a un lado de farmacias, donde generalmente se ha sobremedicado a los pacientes.

Además, no tenemos sistema nacional de diagnóstico. Y eso es solo parte de una larga lista de deficiencias que demuestran que México no ha aprendido de la experiencia, menciona.

Por otra parte, indica que, México, desde sexenios anteriores al actual, fue abandonando la producción de vacunas y, por lo tanto, la soberanía en la materia.

Las cifras acusan malas decisiones

De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, hasta el 21 de febrero pasado en México se habían confirmado siete millones 430,815 casos de Covid-19 y 332,850 defunciones.

Datos del https://ourworldindata.org indican que México es el quinto país donde más muertes se han registrado. Sólo lo superan Estados Unidos, Brasil, India y Rusia, sólo que mientras México tiene 129 millones de habitantes, con lo cual se ubica como el décimo más poblado del mundo, Estados Unidos es el cuarto más poblado con 337 millones, Brasil es el sexto con 217 millones, India es el segundo con 1,289 millones y Rusia el noveno con 142 millones, según cifras de statista.com. Japón que tiene 124 millones de habitantes, registra 72,000 muertos, mientras que México, con 129 millones de habitantes, tiene 5 veces más que eso.

Eso sin contar que hay una cifra negra que corresponden a personas que seguramente murieron por Covid-19, pero como no se hicieron la prueba para cerciorarse de que tenían la enfermedad, no están incluidas en los registros de muertes por la pandemia.

Para darse una idea de la dimensión real, habría que tomar en cuenta las cifras de exceso de mortalidad por todas las causas que se define como el número de defunciones observadas menos el número de defunciones esperadas.

Según el Inegi, se estima que de 2020 a 2022 hubo un exceso de mortalidad de 650,602 personas, de las cuales 316,745 ocurrieron en 2020, otras  317,620 en 2021 y 16,237 en 2026.

Por otra parte, en septiembre de 2019, en su primer informe de gobierno, el presidente López Obrador informó que en el sector público de México había 1.8 médicos en contacto con paciente por cada 1,000 habitantes. Para el cuarto informe, presentado en septiembre de 2022, la cifra se incrementó apenas a 1.9.

Algo parecido sucede con otros indicadores. El número de enfermeras por cada 1,000 habitantes pasó de 2.5 a 2.6; el número de camas censables por cada 1,000 habitantes se quedó exactamente igual, en 0.7, mientras que el de unidades de consulta externa por cada 100,000 habitantes, pasó de 17.3 a 15.5, es decir hubo un retroceso de 1.8.

La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2021 del Inegi dice que el número de personas ocupadas como médicos por cada 1,000 habitantes en el país es de 2.4, valor superior al promedio de dos médicos por cada 1,000 habitantes de los países de América Latina y el Caribe, pero inferior al valor promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que es de 3.5 médicos por cada 1,000 habitantes

De acuerdo con el secretario de Salud Jorge Alcocer Varela, México, tiene un déficit de 33,831 médicos generales y 154,786 médicos especialistas, para cumplir con las recomendaciones internacionales.

Reacción accidentada

El saldo que ha dejado la pandemia hasta ahora, no solo se debe a la situación del sector Salud, sino a las decisiones de política pública que se tomaron, plantea el analista en esa materia Xavier Tello.

En su opinión, de entrada las decisiones para contenerla se realizaron de manera lenta y en reacción a las medidas de prevención que ya implementaban padres de familia y patrones.

Las autoridades se tomaron su tiempo; se esperaron hasta el último momento. La autoridad entró en un periodo de negación del problema, lo cual trajo  como consecuencia que, como país, no nos preparamos.

“No podemos decir que tuvimos una respuesta adecuada, cuando estuvimos a la zaga en cada una de las decisiones”.

Luego, si bien se designó a un vocero de la pandemia, en la persona del subsecretario Hugo López-Gatell, a éste lo convirtieron en el zar de la pandemia y tomó todas las decisiones, lo cual fue incorrecto, pues esa es una tarea del Consejo de Salubridad General, instancia que quedó relegada.

A partir de ahí, se tomaron decisiones en función de lo que convenía al gobierno, como no usar cubrebocas, simplemente porque el presidente, Andrés Manuel López Obrador, no quería usarlo.

Recalca que cuando ocurrió la segunda ola, en México se registró una enorme cantidad de muertes de pacientes en sus casas porque se les indicó que no acudieran a las unidades médicas.

Por otra parte, recalca el analista, con el argumento del respeto a la libertad de las personas, no se reforzaron las medidas de confinamiento y el resultado fue que se descuidó la sana distancia, necesaria para contener la enfermedad.

Además, el gobierno se negó a hacer pruebas. Se privilegió el llamado método centinela para la detección de casos, en lugar de hacer pruebas masivas.

Para cuando hubo vacunas, México fue de los primeros países en tener acceso a ellas, pero fue no gracias a la gestión del equipo de la Secretaría de salud, sino de la Secretaría de Relaciones Exteriores porque lo que se estaban buscando eran ahorros.

El problema entonces fue que arrancamos con la necedad de involucrar en la estrategia de vacunación a las llamadas Brigadas Correcaminos integradas por los llamados Siervos de la Nación, lo cual no fue eficiente.

Ante esa situación, autoridades locales como de los gobiernos de la Ciudad de México y Jalisco, comenzaron a implementar macrocentros de vacunación mucho mejor organizados, que a la larga demostraron ser altamente eficientes.

Al preguntarle a los expertos si a tres años de iniciada la pandemia México cuenta con un mejor sector salud, Xavier Tello lamentó que eso no es así y destacó que en eso influyó el hecho de que la pandemia llegó justamente unos días después que el gobierno federal había tomado la decisión de eliminar el Seguro Popular y reemplazarlo por el Insabi, lo cual fracasó.

En tanto, Alejandro Macías Hernández responde: “No creo que hayamos mejorado, al menos hasta ahora. Sí creo que podamos mejorar pero hasta ahora no se ve por dónde. No se ve un camino hacia un mejor sistema de salud todavía”.

Esa, situación, recalca el especialista, plantea una disyuntiva: o mejoramos eso o estaremos en un grave peligro, no solo en términos de la salud de la población, sino para el ataque de una futura pandemia.

diego.badillo@eleconomista.mx

Periodista mexicano, originario de Amealco, Hidalgo. Editor del suplemento Los Políticos de El Economista. Estudié Sociología Política en la Universidad Autónoma Metropolitana. En tres ocasiones he ganado el Premio Nacional de Periodismo La Pluma de Plata que entrega el gobierno federal. También fui reconocido con el Premio Canadá a Voces que otorga la Comisión Canadiense de Turismo, así como otros que otorgan los gobiernos de Estados Unidos y Perú.

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