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Adiós a la gran embajadora de la cocina mexicana
La chef y escritora Patricia Quintana deja huella indeleble.
Chef de renombre, investigadora gastronómica, escritora, profesora, empresaria y una de las más importantes promotoras de la gastronomía tradicional mexicana, Patricia Quintana, falleció la noche del pasado lunes a los 72 años por causas naturales, dejando una huella indeleble en el arte culinario del país y del extranjero.
Educada por grandes del arte gastronómico mundial como los franceses creadores de la nouvelle cuisine Paul Bocuse, Alain Chapel y Michel Guérard, Quintana demostró su talento nato para la cultura gastronómica internacional, pero se decantó definitivamente por aportar sus conocimientos de vanguardia al enriquecimiento de los sabores nacionales a través de la investigación incansable de los vastos sabores de las distintas regiones del país.
Su obra y sus premios
Dedicó 50 años de su vida a este cometido y logró escribir casi una treintena de libros de gastronomía, dentro de los que destacan La cocina es un juego, El gran libro de los antojitos mexicanos, El festín de Mictlán, Polvo de jade: esencia del tiempo y Mulli: El libro de los moles, muchos de los cuales han sido traducidos a idiomas como inglés y alemán. También fue colaboradora de diversas emisiones de televisión y de medios impresos.
Lo mismo fue merecedora de distinciones como el premio Laurel de Oro, por parte de la Asociación México España; la Cuchara de Plata que otorga la revista Food Arts, y fue nombrada Embajadora Culinaria de México para el mundo por la Secretaría de Turismo. Su trabajo mereció publicaciones en las secciones especializadas de medios como The New York Times, Condé Nast Traveler y Connoisseur.
En el 2001 inició su exitosa aventura como empresaria con la apertura en Polanco del restaurante Izote de gastronomía prehispánica, cuya carta fue rica en oferta gracias a sus tantos años de experiencia de campo. Finalmente, decidió cerrar su negocio en el 2013 para diversificarse con la creación del proyecto de servicio personalizado de banquetes Izote va a tu casa. También emprendió con la prestigiada marca de aderezos y salsas artesanales Gavilla, la cual permanece en el mercado.
Pese a su éxito innegable dentro del mundo de la gastronomía, Patricia Quintana supo mantener los pies en la tierra. Estaba convencida de que en la en la industria culinaria nunca se termina de aprender.
En una entrevista para la página de Gavilla, publicada a manera de homenaje después de que se difundiera la noticia sobre su fallecimiento, la reconocida chef declaró que su curiosidad por la cocina comenzó con el ejemplo de dedicación a la cocina de sus abuelas y su madre, a partir de quienes generó un vínculo afectivo con las herramientas de cocina tradicional como el rodillo, el metate o la olla para los frijoles. Reconoció, además, que tuvo que invertir 10 años de investigación para sentirse lista para publicar su primer libro, La cocina es un juego (1975), mismo que se mantuvo como best seller en los Estados Unidos por 22 años.
“Cuando viajas es que realmente te das cuenta de tanta riqueza que a lo mejor las personas oriundas del lugar no saben que tienen en sus manos. En cada lugar y en cada espacio recojo un granito más para entender las cosas. Hay que entender el entorno para poder entender lo que se come aquí”, refirió en el material audiovisual.
Siempre vestida con trajes típicos mexicanos, Quintana se mantuvo activa hasta sus últimos días. Fue pionera en la fusión de la culinaria tradicional y contemporánea y, con ello, dejó a su paso una lista cuantiosa de jóvenes chefs que han colocado a la gastronomía nacional en las todas las listas de prestigio a nivel internacional entre ellos, Enrique Olvera, Gastón Acurio o Jorge Vallejo.