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Antes de que se? nos venga la noche
El horror está a la vuelta de la esquina: es la advertencia de Gustav Metzger en esta exposición en el Museo Jumex.
Cubren dos paredes. Son dos fotos en blanco y negro. Una retrata a los SS en plena disciplina marcial, en posición de firmes. La otra plasma a cientos de hombres, quizá miles, todos ellos rapados, formados frente a lo que pueden ser barracas de internamiento: es un campo de concentración.
Con esas dos placas cierra la exposición Debemos convertirnos en idealistas o morir, exposición del Museo Jumex que es un repaso por la obra del artista Gustav Metzger. Todo lo anterior a esas fotos es una advertencia. Más abajo me explicaré.
Sin nacionalidad
Metzger nació en Núremberg, en 1926. Judío, fue enviado a un campo de concentración a los 12 años. Pudo escapar a Inglaterra con 13 años. Desde los 40 vive sin nacionalidad, un poco por el desastre de papeleo que dejó la guerra, y un mucho por convicción propia. Metzger siempre ha sido un inconforme.
Estudió arte tradicional, sobre todo pintura, pero pronto se desencantó. El arte clásico, con su obsesión de producir objetos que permanezcan siglos, no lo satisfacía. Además, Metzger percibía en todo ello la disciplina; la permanencia eterna; la racionalización de todo el tufo del totalitarismo. Su objetivo principal, decidió el artista, sería hacer arte que evitara a toda costa la repetición del holocausto.
Para ello, su idea fue crear obras que no fueran permanentes, que desafiaran la mirada convencional y que fueran protestas en contra del consumismo, la devastación de los recursos y deshumanización. Acciones, manifiestos, performances, todo aquello que no permanece más que en la memoria del espectador, o en algunos casos, del participante.
Los objetos, lo de menos
Lo importante de la obra de creadores como Metzger no son los objetos en sí que producen, sino lo que evocan. Una de las obras más tempranas de Metzger es una caja desarmada presentada así, sin mayor intervención: la intervención ya la trae de origen la caja, creada y ensamblada en una fábrica por personas anónimas.
La principal razón por la que se conoce a Metzger es por su manifiesto del arte autodestructivo. Para explicarlo en palabras sencillas, como hace el texto de sala del Museo Jumex, es el arte que al mismo tiempo que se crea, se destruye. Una especie de arte efímero pero llevado al extremo.
Como ejemplo de arte autodestructivo, en la exposición está la pieza Kill the cars , una acción en Londres en la que se invitó a la gente a la destrucción de varios coches.
En la sala, la pieza, además de estar acompañada de una foto en gran formato de dos niños saltando sobre el toldo de un auto, se presenta con un Volkswagen sedán (un vochito, pues) listo para el deshuesadero.
Otra pieza con autos es Stockholm June: 1972 -2007 , que se presenta sólo en maqueta, y qué bueno porque sería una acción letal. Se trata de meter a cientos de coches en un espacio cerrado, todos encendidos hasta hacerlos explotar. Vaya manera de protestar contra el deterioro del medio ambiente.
Digo que Debemos convertirnos en idealistas o morir es una advertencia, porque en cada pieza Metzger nos invita a pensar afuera de la caja del capitalismo y la razón y a rebelarnos en contra del estado cotidiano de las cosas. Fue en un estadío de racionalidad y mercado en el que nació el nazismo.
Pensemos y actuemos antes de que se nos venga la noche.
Museo Jumex
?Cervantes Saavedra 303, ?colonia Granada.?
Martes a domingo
?de 11 am a 8 pm.?
Entrada: $30; ?extranjeros: $50