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Apoyo del Papa a las uniones civiles gay, un candado moral contra la homofobia eclesial

Los comentarios del pontífice no pueden traducirse en matrimonios pero alientan al respeto y reconocimiento social de las personas LGBT+, coinciden.

El papa Francisco flexibilizó su postura sobre los derechos de las personas LGBT+ con comentarios de que las parejas del mismo sexo deben estar protegidas por las leyes de unión civil y tienen derecho a formar una familia.

En su opinión más clara desde su elección en 2013, el pontífice dijo en el documental Francesco, estrenado el miércoles, que las parejas homosexuales necesitan derechos legales.

“La gente homosexual tiene derecho a estar en una familia. Son hijos de Dios y tienen derecho a una familia. Nadie debería ser expulsado o sentirse miserable por ello”, dijo.

Las opiniones del Papa han evolucionado públicamente desde que era arzobispo de Buenos Aires -y un crítico del matrimonio entre personas del mismo sexo en Argentina antes de su legalización en 2010- a preguntar “¿quién soy yo para juzgar?” a una persona gay que busca a Dios en 2013.

La expresión del papa Francisco cobra relevancia debido a que él como pontífice encabeza el magisterio de la Iglesia, es decir aquello que la Iglesia católica enseña a sus fieles de manera oficial, y aunque eso no signifique que la iglesia admita a los homosexuales al sacramento del matrimonio, el hecho de que el Papa condene la “expulsión” y les reconozca el derecho a ser parte de una familia, da aliento a millones de fieles que históricamente se han sentido rechazados, anatemizados y juzgados por curas y obispos católicos.

La última vez que la Iglesia fijó postura sobre las uniones civiles entre personas homosexuales fue en un documento de 2003 de la Congregación para la Doctrina de Fe, firmado por el cardenal Joseph Ratzinger, futuro Papa Benedicto XVI, que declara que el respeto de la iglesia por las personas homosexuales “no puede conducir de ninguna manera a la aprobación del comportamiento homosexual o al reconocimiento legal de las uniones homosexuales”.

El jesuita James Martin, editor de la revista América, en Nueva York, y un referente en Estados Unidos en relación al diálogo eclesial con la comunidad LGBT+ elogió los comentarios del Papa como “un gran paso adelante en el apoyo de la iglesia a las personas LGBT”.

“El hecho de que el Papa hable positivamente sobre las uniones civiles también envía un fuerte mensaje a los lugares donde la iglesia se ha opuesto a tales leyes”, dijo Martin en un comunicado, quien además es asesor del Ministerio de Comunicaciones del Vaticano.

Reacciones, entre la expectativa y el escepticismo

La Fundación Thomson Reuters consultó a activistas, académicos y líderes religiosos sobre cómo los comentarios del Papa pueden afectar las vidas de los católicos LGBT+.

Francis Debernardo, director ejecutivo del grupo Ministerio de nuevas formas de defensa de los católicos LGBT+ de Estados Unidos, manifiesta: “Es un momento histórico en el que el líder de la Iglesia Católica Romana, considerado durante mucho tiempo como un perseguidor de las personas LGBTQ, se mueve en una dirección de apoyo para las parejas lesbianas/gays y sus familias. Es una señal de que la iglesia continúa mejorando su enfoque de los temas LGBTQ”.

Bartosz Staszewski, activista polaco LBGT+ , dijo “El Papa ha dicho que las personas LGBT+ necesitan reconocimiento legal. Es tarde, pero al menos sucedió. Creo que ayudará a nuestra lucha (...) Espero que este sea un nuevo capítulo que está comenzando”.

Marianne Duddy-Burke, directora ejecutiva de la organización sin fines de lucro Dignity USA afirma que “El potencial es enorme, pero no quiero adelantarme a las posibilidades hasta que realmente entendamos lo que está pasando (...) Si esto indica que el Vaticano va a dejar de ser un impedimento para la protección legal de las parejas del mismo sexo y nuestras familias (...) Quiero decir que eso es un punto de inflexión internacional”.

Patrick Hornbeck, profesor de teología en la Universidad de Fordham (jesuita) expresó a la cadena CBSN que no esperaba que la enseñanza de la iglesia cambiara pronto debido al respaldo de Francisco a las uniones civiles.

Consideró que el Papa, con ese comentario, ha abierto una puerta imporante para que el acompañamiento pastoral a católicos y católicas homosexuales, lesbianas o trans, enmarcados en la llamada “teología queer” sea más comprensisivo y bondadoso. “Recordemos que hay lugares en todo el mundo donde ser gay es ser expulsado de la familia (...) Creo que (las declaraciones del Papa) tendrán un efecto importante y deben celebrarse de esa manera “.

Bruce Morrill, sacerdote y profesor de la Escuela de Divinidad de Vanderbilt, centro de enseñanza teológica en Tennesse, fue mucho más lejos y advirtió: “No veo en las últimas observaciones del Papa Francisco ningún potencial de que haya cambios en la enseñanza oficial católica romana sobre el carácter ‘intrínsecamente perturbado’ de la orientación homosexual”.

“A lo largo de su papado ha hecho constantemente observaciones en su espíritu de ‘misericordia’, mientras se resiste a cualquier cambio en la doctrina de la iglesia o la política”, aseguró.

Luz Elena Aranda, secretaria general del grupo de apoyo LGBT+ Ilga World, es optimista: “Recibimos con agrado estas palabras del Papa. Sabemos que cambiará la vida de decenas de millones de personas LGBTI en todo el mundo, tanto de los propios católicos LGBTI como de los que viven en sociedades tradicionalmente católicas, al escucharle que nos reconoce a nosotros y a nuestro derecho a una familia”.

Si bien, la propuesta del Papa, sobre las uniones civiles de homosexuales, aplica solo al Derecho Civil y no al Derecho Canónico, que es más propio de la Iglesia, sí envía un mensaje directo a la jeraquía que suele tener expresiones de homofobia y significa un respaldo a la lucha por los derechos humanos de los colectivos LGBT+, pero mucho más importante aún,  al usar el verbo no “expulsar”, el Papa ordena tácitamente a sus sacerdotes respetar un derecho por el que han luchado los fieles homosexuales católicos que viven en unión libre y no aspiran a casarse por la Iglesia: el de no ser juzgados y ser admitidos en la comunión eclesial. Parece poca cosa, pero para millones de personas, eso sigue siendo importante.

(Con información de la Fundación Thomson Reuters)

francisco.deanda@eleconomista.mx

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