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Arte e Ideas

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Ciencia e industria son fundamentales para el cuidado del agua

El problema del agua en la CDMX requiere gobernanza e instituciones sólidas.

Este 19 y 20 de julio México fue anfitrión de la cuarta Cumbre de Fondos de Agua, se trata de organizaciones que diseñan e impulsan mecanismos financieros y de gobernanza, articulando actores públicos, privados y de la sociedad civil con el fin de contribuir a la seguridad hídrica a través de soluciones basadas en la naturaleza y el manejo sustentable de la cuenca.

Con el lema “No hay agua que perder”, dentro de su propuesta de valor, la alianza promueve un enfoque sistémico sobre la seguridad hídrica y ha creado herramientas de apoyo con dos de los actores más relevantes: ciencia e industria.

“Cuando hablamos de seguridad hídrica y soluciones basadas en la naturaleza, la ciencia nos ha demostrado muchísimo lo que se tiene que hacer”, dijo Andrea Erickson-Quiroz, directora de seguridad del agua para The Nature Conservancy (TNC) a El Economista.

La ciencia está muy clara en las técnicas, sitios y tiempos para actuar. También mide cuánto cuesta y el beneficio. “Por ejemplo, para restaurar un humedal, debemos medir el impacto de aguas contaminadas y después buscar el tratamiento, la ciencia pone a cada cosa en su sitio”.

La especialista aseguró que sabemos muchas cosas, pero aún hay mucho que ignoramos; sin embargo, las acciones son ahora, esa es la encrucijada, “tenemos prácticas que ya son muy claras y que podemos utilizar con mucha confianza”, por otro lado, al hablar de acuíferos “faltan datos”, por ello aseguró que la inversión en ciencia para seguir entendiendo los fenómenos y poder tomar mejores decisiones es fundamental.

“Las decisiones basadas en ciencia son las más certeras, por ello dentro de los Fondos de Agua el procedimiento es llegar al punto donde el plan de conservación es realizado en un análisis científico de costo-beneficio”.

Estos datos también permiten a las empresas basadas en agua darse cuenta de hasta qué punto las soluciones basadas en la naturaleza o en una postura verde tienen un retorno de inversión claro y pueden ser incluidas en sus actividades normales de operaciones e inversión.

Que TNC esté presente en este foro no es casualidad, aseguró la especialista, “sí estamos dedicados a la conservación de la naturaleza y biodiversidad, eso es lo que buscamos, pero si no lo vemos dentro de un balance, que es el servicio para la naturaleza y la gente, no se vuelve autosustentable, no funciona, por eso trabajar con diversos actores y combinar esfuerzos es importante”.

“Sabemos que 80% de las ecorregiones de agua dulce de alto valor está dentro de las mismas cuencas donde las comunidades sacan agua, entonces, cualquier acción que podamos hacer para que la sociedad invierta en sus fuentes de agua va a beneficiar a las especies y a los sistemas de alta importancia de agua dulce”.

No hay agua más cara que la que no se tiene

Marco Antonio Mascarúa Galindo vicepresidente de Asuntos Corporativos Heineken México, con 129 años en el mercado, aseguró que la perspectiva desde el punto de vista de la empresa ha cambiado.

La cerveza sólo tiene cuatro ingredientes, cebada, lúpulo, levadura y agua, este último ingrediente es 95% de la materia prima, “sin el agua, prácticamente no hay negocio, que además se traduce en fuentes de empleo y desarrollo de la industria, somos parte de este sistema y como parte de él, nos toca actuar”.

“Apenas hace 10 años el tema del agua no estaba en la agenda, aun cuando trabajábamos y siempre estábamos buscando ser eficientes, el tema estaba fuera, pero eso se ha modificado”.

“Hace 10 años creíamos que era técnicamente imposible llegar abajo de 3 litros de agua por litro de cerveza producida, hoy todas las plantas están por debajo de esos 3 litros. Esto significa que sí hay un lado optimista de poder construir por México y un mundo con seguridad hídrica”, asegura.

“Si bien es cierto que Heineken hoy tiene una estrategia muy clara en el tema del agua, si nos quedamos en que ‘estamos haciendo lo mío y no me importan los demás actores’, no estamos garantizando que los siguientes 129 años va a haber agua”. concluyó.

nelly.toche@eleconomista.mx

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