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Arte e Ideas

Lectura 4:00 min

Con el tumbao de los guapos al caminar

Destacan la programación e innovaciones.

Ayer en la noche, tras la mejor edición que ha tenido en muchos años, se terminó el Festival Internacional Cervantino número 42.

Para dar la despedida en la Alhóndiga de Granaditas estuvo el gran salsero Rubén Blades, el último del magnífico cartel musical que tuvo el encuentro en el segundo año que está bajo la dirección de Jorge Volpi.

Y es que así haya sido música de cámara en el Templo de La Valencia o el salón del Consejo Universitario, orquestas en el Teatro Juárez, bandas de rock, jazz, hip-hop, fado, tango o vallenato en distintos foros (incluyendo los nuevos espacios del Transnoche y Callegenera), lo cierto es que Guanajuato se llenó de buena música de todo tipo y proveniencia.

Hubo grandes músicos de amplia trayectoria internacional, pero también esfuerzos nacientes, locales y de mucha calidad

No desmerecieron la danza ni el teatro, es sólo que estaban un poco menos representados en la programación.

La disminución más notable estuvo en el renglón de las artes visuales, a 10% de lo que ha sido en otros años. Pero en ese renglón Guanajuato tiene muy buena oferta.

Y además de la programación, este Cervantino tuvo una multitud de innovaciones que vale la pena comentar.

Para el público

Desde el año pasado se dejó de anunciar la música contemporánea como tal. Además se pidió a los músicos que intercalaran clásicos en sus programas contemporáneos y que ayudaran con comentarios al público a apreciar mejor lo que escuchaban.

Y el resultado fue que los recitales en que figuraban los compositores vivos se llenaron. Y eso que estamos programando más música contemporánea que nunca , como dijo en algún momento Volpi.

Pero las innovaciones más exitosas, sin duda, fueron las que tuvieron sentido social, que si bien iniciaron el año pasado, ahora tuvieron frutos maduros. El proyecto Ruelas y las ideas y venidas del Cervantino y de las comunidades tuvieron un éxito que trasciende lo artístico.

Y hay que destacar, aunque parezca un detalle menor, la gran subida de calidad que tuvieron los programas de mano. El Cervantino es una ventana a lo más interesante del resto del mundo, y una buena explicación que nos permita contextualizar lo que estamos presenciando es una ayuda que mucho se agradece.

¿Y los boletos?

Hubo fallas, imposible que no aparezcan en un encuentro de este tamaño. Quizá la más destacable sea que la que se evidenció cuando el presidente del Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa, cabeceó, por decir lo menos, en un concierto en el que estaba sentado en la primera fila (vea en Twitter #MeDuermoComoTovarYdeTeresa).

La queja no es que el funcionario se haya relajado con un adagio y dormido. Eso es algo que a todos los que vamos a conciertos como parte de nuestro trabajo cotidiano nos ha pasado (sí, a mí también). El problema es que haya sido en primera fila, en un lugar de honor .

Honor a quien lo merezca. A quien haya pagado más por el boleto, a los niños que no pueden ver si se sientan atrás, al que se haya ganado el boleto por participar en un concurso, al que vaya por puro entusiasmo y no por obligación... Los funcionarios, igual que los representantes de la prensa (por cierto), estamos trabajando, igual que los tramoyistas que no pueden ver la obra. Debemos tener nuestros lugares, pero discretos, de trabajo, no de honor.

@manuelino_

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