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Arte e Ideas

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Crean espacio escultórico en El Economista, junto a Goeritz

Sebastian, Rodrigo de la Sierra y Flor Minor exhiben las piezas “El migrante”, “Horizonte” y “Océanos interiores” en la plazoleta situada junto al diario, en Jardines del Pedregal, presidida por la escultura de “El animal del Pedregal”, del célebre Mathias Goeritz.

FERNANDO VILLA DEL ANGEL

Tuvimos la libertad de que cada quien definiera pone su obra, pero con gran respeto por las otras obras, cuidando de no exceder las dimensiones (...) y cada quien planteó un tema”. 

Sebastian, escultor.

Tres obras de Sebastian, Rodrigo de la Sierra y Flor Minor, acompañan ahora en un renovado espacio escultórico a “El animal del Pedregal”, de Mathias Goeritz, convertido en símbolo y referente del fraccionamiento Jardines del Pedregal, el complejo urbano concebido y diseñado por el arquitecto Luis Barragán, al sur de la Ciudad de México.

Este miércoles, los tres artistas creadores de las piezas acompañaron un recorrido con medios de comunicación por la plazoleta adosada al diario El Economista, por Avenida de las Fuentes, donde desde 1951 “El animal”, una serpiente simbólica de las culturas mesoamericanas ha permanecido como centinela y mudo testigo de las transformaciones urbanas y sociales de la capital mexicana.

“El migrante”, “Horizonte”, y “Océanos interiores”, son tres piezas escultóricas que responden al particular estilo de sus respectivos autores –Sebastian, De la Sierra y Minor–, ya sea desde la propuesta abstracta o figurativa, el bronce clásico o el modelado en resina, pero que las hermana la representación del ser humano de nuestro tiempo y sus encrucijadas.

El artista chihuahuense Enrique Carbajal (Camargo, 1947), o Sebastian, como mejor le conocemos, Premio Nacional de Ciencias y Artes 2015 en Bellas Artes, cuyas inconfundibles esculturas monumentales coloridas descuellan en espacios públicos de distintas urbes del país, , contribuye en este corredor dedicado a compartir el arte con el transeúnte, con una pieza denominada “El migrante”, “una figura esbelta, sin rostro, cuya cabeza gira en varias direcciones”,  que se distancia de la paleta característica del autor donde dominan el rojo, el amarillo y el azul, y se planta en negro mate, a semejanza del magma volcánico que rodea su entorno, pero que también, por su capacidad de pasar inadvertido, evoca el anonimato y la universalidad de la condición migrante, que hoy se ha convertido en un tema central de nuestro tiempo.

Rodrigo de la Sierra, arquitecto y escultor nacido en la Ciudad de México (1971), creador del personaje Timoteo (Timo) expone la pieza “Horizonte”, en la que se representa una barca a punto de ser hundida por varios Timos agrupados en la popa, pero uno de ellos sobresale en la proa, en señal de “esperanza”, dice el autor, “como símbolo de que siempre habrá una posibilidad de ver hacia adelante”.

Ahora, “Horizonte” acompaña a la pieza “Timo El vigilante”, que desde el 2019 permanece custodiando el acceso principal al edificio de El Economista.

Por su parte, Flor Minor, propone una escultura en bronce de un hombre desnudo que denomina “Océanos interiores”, que representa para la autora “un momento y espacio de solaz, el hombre en medio de un mundo saturado de información, que necesita recuperar su interior”. La obra fue concebida como “un momento de contemplación”, añade Minor.

Los tres artistas compartieron lo que significa para sus respectivas trayectorias exponer junto a un escultor de la talla de Goeritz, sin duda uno de los grandes referentes del patrimonio arquitectónico de México, inventor de lo que llamó “arquitectura emocional” y destacaron la importancia de recuperar espacios públicos en la ciudad para acercar el arte a la gente.

Desfilarán talentos nuevos

Sebastian, especialista de la escultura monumental abstracta, destacó que “es difícil que en la ciudad se encuentren espacios tan generosos como éste para promover el arte público”, y celebró la renovación de la plazoleta y la iniciativa de convertirla en un proyecto vivo donde puede expresarse la escultura; detalló que el espacio mantendrá su vocación, teniendo a la escultura de Goeritz como pieza central, pero también en diálogo permanente con otros artistas, talentos nuevos, con propuestas contemporáneas.

“El reto de una escultura en el espacio público es atrapar al espectador”, dice De la Sierra, quien elogia la pieza “El migrante”, de Sebastian, y expresa que “es un honor compartir este espacio con el maestro Goeritz, como pretexto y homenaje, porque “no olvidemos que su origen es alemán, más mexicano que alemán pero, finalmente, Goeritz fue un migrante”.

Finalmente, Flor Minor expresa que “este proyecto nace del corazón, de la semilla que sembró en su momento Mathias Goeritz, con una propuesta de diversa de lenguajes y que resalta la importancia de poder compartir el arte con la gente”.

La galería escultórica de El Economista, abierta al público transeúnte, será permanente pero las piezas que convivan con la obra original del maestro Goeritz se renovarán, al menos, cada año. “Por lo pronto tendremos estas tres maravillosas esculturas todo el 2023”, señala el vicepresidente del diario, Andrés Chao Ebergenyi, quien ha sido destacado impulsor de la iniciativa.

francisco.deanda@eleconomista.mx

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Editor de Arte, Ideas y Gente en El Economista. Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestro en Filosofía Social, por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). Especialista en temas de arqueología, antropología, patrimonio cultural, religiones y responsabilidad social. Colaboró anteriormente en Público-Milenio, Radio Universidad de Guadalajara y Radio Metrópoli, en Guadalajara.

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